Capitulo 5.

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Sentía mucha curiosidad. Necesitaba saber sobre que tenía que hablar conmigo el profesor. ¿No tenía algo más importante que hacer el señor rector? ¡Dios! Ahora tenía que esperar hasta el lunes. Que sufrimiento. Mientras discutía mentalmente acerca de mi mala suerte, no me había dado cuenta lo mucho que me había alejado del salón de clases, ya casi encontraba la salida. Bien, ahora sólo necesitaba relajarme, una taza de chocolate caliente, un libro y mi cama.

—Vaya, vaya. — Alguien habló a mis espaldas... Esa voz era inconfundible para mí. Sólo podía ser: Dylan. Apresuré mis pasos. — Cariño, ¿Por qué tanta prisa? ¿No quieres divertirte un rato? — Me tomó del brazo.

—No quiero divertirme en este momento, gracias. — Juro que podría ganar el premio a la persona con voz más cortante del mundo. — Ahora, si me disculpas, quiero irme. — Me solté de su agarre bruscamente. Seguí con mi paso apresurado.

— ¿Qué hacías con el profesor Fontaine? — Preguntó, ignorando mis palabras.

— ¿Te importa? — Si las miradas mataran, en este momento estaría camino a la comisaría por asesina.

—Respóndeme. — Murmuró cerca de mi oído.

—No tengo por qué hacerlo. — Rodeé los ojos. Con un movimiento brusco, rápido y fuerte me giró y me pegó a su cuerpo, instintivamente retrocedí y choqué contra una pared, él no se alejó de mí ni un milímetro, colocó sus manos a cada lado de mi cuerpo dejándome sin escapatoria.

—Respóndeme. —Dijo firme mirándome a los ojos fijamente.

—He dicho que no te importa. — Con toda mi fuerza intenté alejarlo de mí pero no lo logré.

— ¿Sabes una cosa? — Dijo sonrientemente. — La primera vez que te vi, supe que tenías que ser para mí. — Humedeció su labio inferior con la lengua. — Mi chica.

—No soy tu chica. — Lo empujé pero no se apartó. — Déjame en paz, Dylan. — Se acercó a mi boca y sus labios presionaron contra míos.

—Uhm... Tus labios cada vez son más dulces. —Habló sobre mi boca. Coloqué mis manos en su pecho para mantener algo de distancia.

—Dylan...

— ¿Qué pasa? — Preguntó mirándome a los ojos. — No me digas que no te gustó mi beso, sé que no es verdad. — Metió una mano por debajo de mi camisa, rozando mi piel, acarició suavemente mi parte baja de la espalda. Sentí un cosquilleo en mi columna vertebral.

—Dylan, déjame vivir... En paz y tranquilidad. — Pedí. — Por favor. — Susurré. Empezó a besar y mordisquear mi cuello. —Dylan, ya basta. — Intenté  separarlonuevamente, pero una vez más fallé. Tomó mis manos y las levantó sujetándolas fuertemente con una mano por encima de mi cabeza. No me agradaba nada de esto. — Suéltame o empiezo a gritar. — Comenzó su recorrido por mi espalda con su mano subiendo cada vez más. — Déjame. — Grité.

—Shh, linda. —Me besó. — Sólo disfrútalo. — Forcejeé para soltarme de su agarré pero lo único que conseguí fue lastimarme.

— ¡Suéltame! — Grité. Dylan seguía besando y mordisqueando mi cuello. Su mano se acercaba cada vez más a ciertos lugares prohibidos. Debía tener mucha más fuerza para quitármelo de encima. — ¡Auxilio! — Levanté mi pierna y con la rodilla lo golpeé, justo donde más le dolía.

— ¡Mierda! — Gruñó al mismo tiempo que me soltó. Corrí intentando alejarme de ese lugar. — ¡No llegarás muy lejos! — Sin dejar de correr miré hacia atrás, me seguía y estaba muy cerca de alcanzarme.

— ¡Suéltame! —Chillé cuando sentí su brazo alrededor de mi cintura. Intenté soltarme de su agarre y lo logré, pero su mano sujetaba mi cabello impidiéndome correr. ¡Dios, ayúdame! — Dylan, por favor no hagas esto. — Mis ojos estaban llenos de lágrimas, y una resbaló por mi mejilla. Estaba completamente indefensa. Su brazo se aferraba a mi cintura, mientras que con mis dos manos intentaba liberar mi cabello de su agarre. — ¡Suéltame! ¡Te lo ruego! ¡Suéltame! — No era posible que nadie me escuchara... Profesor, rector, ¡estoy aquí! Era tarde... Por lo que Dylan sabía, no quedaba ni un alma en la universidad.

Supuestos Hermanos | Harry StylesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora