Capítulo 26.

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Luego de salir del bufete, Christy se dirigió a su departamento. En cambio, decidí ir a casa a esperar la noche, para volver a verlo. ¿Por qué no quería alejarme de él ni un segundo? <<¡Benditas ganas de verte, Styles!>> Pensé.

Llegué a la mansión y al aproximarme a la cocina escuché el típico tarareo de mi madre. Ella solía tararear cuando estaba concentrada decorando algún pastel, y era justo lo que se encontraba haciendo. La miré con una sonrisa, tomé una manga para decorar y comencé a ayudarla mientras conversábamos y nos divertíamos. Cuando terminamos, eran casi las seis de la tarde.

Subí a mi habitación y entré a una relajante pero no tan larga ducha de agua caliente. Al salir maquillé un poco mi rostro, se veía muy natural, y luego de un rato de vacilación, decidí usar un vestido de color azul marino con encajes que llegaba hasta un poco más arriba de mis rodillas. Terminé de arreglarme y recibí la llamada de Harry <<Justo a tiempo>> pensé.

— Hola — Sonreí.

—Hola, ojitos. ¿Dónde estás?

—En mi habitación...

—Oh... Si es así le pediré a Freddie que te traiga. ¿Christy está contigo?

—No...

—En ese caso tendrán que hacer un pequeño desvío...—hizo una pausa. —Rayos, tengo que esperar unos minutos adicionales para verte. Eso no estaba en el plan. Pero valdrá la pena.

El llamado a la puerta me sobresaltó, y al abrirla...

—Caramelo empalagoso. —Era freddie. — Me han pedido que...— le hice una señal para que esperara un minuto.

—Harry, debo irme, Freddie...

—Lo sé, ya escuché, caramelo. — rió.

Una vez dentro del auto, le indicaba a Freddie qué camino seguir para llegar al lugar donde residía mi mejor amiga, quien ya estaba esperándome impaciente. Divisé a Christy a lo lejos, mientras tecleaba algo en su celular, llevaba un vestido vinotinto muy hermoso. Subió al auto al mismo tiempo que decía "Al fin".

—¿Adónde nos llevas, Freddie? — pregunté curiosa.

— A un lugar.

— ¡Dios mío!— rodeé los ojos. — Harry te entrenó, ¿verdad? — Freddie carcajeó.

El camino era silencioso. Me dedicaba a observar todo para intentar descifrar hacia dónde nos dirigíamos. Llegamos a una calle un poco solitaria, aunque habían varios autos aparcados. Freddie aparcó el auto justo frente a una puerta de madera que tenía aspecto viejo, era el local 310 C. Al detallar un poco más, pude darme cuenta que en la puerta, en un recuadro de vidrio, estaban escritas las palabras: "Evans & Peel detective agency".

—Freddie, ¿qué hacemos aquí? — Pregunté frunciendo el ceño.

—Esto no me gusta, si es una broma... Dilo, Fred. — Habló Christy.

—Por favor, síganme. — Bajamos del auto, cerró la puerta y activó la alarma. Dio unos pasos al frente y tocó el timbre de la puerta de la agencia de detectives.

—¿Qué hacemos en una agencia de detectives? —pregunté curiosa. —¿por qué Harry estaría aquí? Si no me dices nada, me iré caminan...

—Buenas noches. — abrió la puerta un hombre encorbatado, hizo un gesto para que entráramos al local.

Al entrar, nos indicó que lo siguiéramos escaleras abajo, y así hicimos, llegando a un bonito despacho de aspecto antiguo, con paredes de color verde olivo, escritorio de madera antiguo, y estanterías con libros. El hombre como de unos cuarenta y tantos años tal vez, de cabello negro y relativamente largo, de ojos achinados y barbudo, vestía un traje de detective: camisa blanca manga larga, corbata y tirantes, tomó asiento y sujetó un lapicero y una carpeta.

Supuestos Hermanos | Harry StylesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora