∆ Capítulo 14: La ce...

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La cena ***

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La cena ***

Estoy teniendo una crisis existencial en mi habitación. ¿Qué me iba poner? Quiero estar sexy pero no muy provocativa, elegante pero no aburrida y es mucho pedir, lo sé. Pero que vah. Mientras yo busco qué ponerme, Nat aparece con una caja color azul oscuro.

 —Te pondrás esto sin chistar. —ordena apoyando la caja en la cama.

Me limito a rodar los ojos y Nat ante mi reacción enarca las cejas en modo advertencia. Observamos la caja y sin esperar la abre dandonos una vista preciosa de un vestido rojo de seda. Lo saca para verlo mejor y puedo notar que es en escote en V y tiene tirantes en la espalda.

—Es precioso.

—Si que lo es, ahora póntelo. —me lo extiende.

—¿Qué? No. —niego insegura—. ¿No crees que es demasiado?

—Pss, amiga es lo que estás buscando. — señala el vestido—. Es sexy y no tan provocativo ya que el verdadero protagonista es el escote de la espalda y junto a ello serán tus largas piernas.

—Mmm, no lo sé Nat. —contesto sin dejar de ver la tela color rojo carmesí.

—Dije que te lo pongas y sin chistar. —ordena impaciente.

—Si mamá.

Me pongo el hermoso vestido y Nat me ayuda a atarlo en la espalda. Opto por ponerme unos tacos aguja color negro. Como hace algo de frío afuera me pondré un abrigo que también es negro. Me recogí el pelo y me maquillé lo más natural, o algo así. Nat dijo que sería mejor usar rímel para resaltar mis ojos, mis labios fueron con un color rosa no muy llamativo.

Estaba lista y muy nerviosa.

El timbre suena y se me escapa un chillido viendo a Nat a través del espejo.

—Tranquila todo saldrá bien. —me calma tomándome el hombro.

Asiento y me dirijo a abrir la puerta. Estoy muy nerviosa y sinceramente necesito calmarme o me dará algo que no sé qué. Tomo el pomo de la puerta y suspiro antes de abrirla. Cuando mis ojos se encuentran con él me quedo sin habla.

Dios es... Es el mismísimo diablo en persona sólo que su rostro angelical transmite ternura.

Lleva un traje negro y una camisa negra sin abotonar el último botón que está en el cuello. Tiene una sonrisa picarona. Su barba se hace notar y tiene el cabello peinado pero con un toque desaliñado.

—Guauu. —dice al verme y no puedo evitar sonrojarme—. Te ves perfectamente hermosa.

Trago duro y le dedico  una sonrisa tímida.

—Gracias. —contesto en un susurro por los nervios—. Tú también estás... Muy bien.

¿Muy bien? Pero que idiota.

Todas quieren un Sebastian | ♡ Sebastian Stan ♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora