Capitulo 1: Sueños en Nueva York

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Siempre creí que el destino solo era un mito..
Mi madre lloraba en el auto- Enserio que lloraba.
-Es tu decisión, enserio que es tu decisión. Pero es que a tu madre le duele tanto que te vallas y así...-
Llevaba una servilleta desde la mañana que sabrá dios cuantas veces ha llorado y se ha limpiado con ella.
-Mama. Estoy bien enserio.
-No es cierto...-Y volvió a soltar en llanto.
-Lili...- Intervino papa -Recuerda que desde que nació le enseñamos a tomar sus propias decisiones. Yo confió en ella. Después de todo es nuestra hija. -
Me echo una mirada por el retrovisor. Y asintió el ojo. Me reí bajo. Me hizo sentir menos nerviosa. Por qué siempre sé que confía en mí, y lo agradezco, enserio.
El aire que corría por la ventana del auto era fresco y cálida- como me encanta el verano- y eso es lo que más extrañare.
La parte más difícil de esto estaba a punto de empezar.
Airis aparecio con su mama en el aeropuerto- presiento que esta igual o peor que la mía- al verme alzo su mano para saludarme.
-¿podemos irnos?- y se soltó a reír- es que mi madre me ha hecho un drama, dice que no me valla que me seguirá manteniendo, aun a mi edad.-soltó una pequeña carcajada-
-mi madre también- reímos  juntas-pero es nuestro trabajo, para esto estudiamos, es hora de que seamos independientes, ¿sabes cuantos desearían que al graduarse encontraran un trabajo así?, y esto no me va a detener.
-y por eso soy tu mejor amiga! -me dio un fuerte abrazo.
Mis padres y la adorada madre  de Airis venían hacia nosotras. Siento que estaban armado un plan.
En ese momento se escuchó en la sala un anuncio, "vuelo 23 a nueva York, favor de abordar a la sala 9"
Mi mama me vio a los ojos, me sentí mal por dejarla, pero debía comenzar una vida normal, si así se le puede decir.
Dicen que las despedidas son tristes por algo, ya que el corazón tiene miedo de lo que va a experimentar.
En ese momento entendí que a mis padres no estaban preocupados porque me fuera a ser independiente... si no que no me volvieran a ver otra vez.
Cuando llegamos a New York varias horas después, estábamos agotadas.
-waoo fue buen inicio- Me dijo Airis, se le notaba que lo disfruto, con su cabello algo enredado.
-no fue tan malo...- le sonreí, solo de ver su cabello me preocupaba, lo admito.
-tenemos que pedir un taxi, para poder llegar al departamento - me dijo, voltea a todos lados, me imagino que buscando la salida.
-sigamos a la gente- le dije con entusiasmo.
Nuestro departamento se encontraba en Harlem, Aris hizo la reservación unos meses atrás, no se contuvo al contarme cada detalle, que el apartamento es hermoso, que está en el barrio más famoso de nuevo york y que cerca viven famosos conocidos, que tiene una increíble vista, la detuve antes de que contara más. Dijo que era una sorpresa.
Tomamos el metro en Times Square, solo quedaba a unos 10 o 15 minutos, ya quería llegar, estaba totalmente cansada, solo quería dormir. 
Cuando salimos de la estación del metro parecía que todo brillaba, enserio, era muy bonito, aunque un poco transitado.
-Solo tenemos que caminar una cuantas cuadras- me dijo Airis- creo que se dio cuenta de mi cansancio. Pero no quería preocuparla, nada iba a detenerme ante mi nueva vida, yo solo estaba asombrada de lo que veía.
Caminamos por las calles, me sentía con una turista, solo quería seguir viendo.
-La oficina de la editorial está a unas cuadras del departamento, mañana iremos juntas.
Asentí con la mirada, me alegraba que estuviera cerca, creí que tendríamos que tomar el metro, eso si hubiera sido un problema.
-Airis se dirigió a un edificio, tenía una buena fachada, había una puerta de cristal grande, esto ya empezaba bien, Airis saco su celular del bolsillo
-Le llamare a Luisa, ella conoce mejor.
Luisa fue una compañera de la preparatoria, que se mudó hace unos años, estudiaba diseño gráfico.
-Bajara en un minuto- me dirigió Airis- asentí con la cabeza, estaba emocionada.
Luisa salía del elevador, la reconocí ya que con una mano nos saludaba a lo alto, era castaña, casi de mí mismo color de cabello, casi de mí mismo tamaño, traía una camisa celeste, manga larga y unos jeans, algo casual.
-Hola chicas- abrazo a Aris, y luego a mí- es genial que ya estén aquí, ¿ya conocieron un poco de la ciudad?.
-muy poco...- contesto Aris-... estamos cansadas- queremos dormir un poco.
-sí, lo entiendo, pediré las llaves al casero, para que se instalen en el apartamento, vamos - nos dirigió al elevador y subimos al cuarto piso y nos dejó en el pasillo desapareciendo en un instante.
-¿estas cansada? - me dijo Airis.
-No- le respondí.
-¿Segura? - continuó.
-Si. Te dije que nada me iba a detener, solo quiero dormir un poco.
-Después de tomar tu medicina- agrego.
-si, después- bufé.
Luisa apareció, traía con ella las llaves
- Dice el casero que después vendrá a darles la bienvenida.
Caminamos hacia el departamento 22, luisa abrió la puerta, era encantador en verdad, sus paredes eran blancas, y la decoración tenía tonos celestes.
-Como ven es un encanto de departamento- dijo luisa - el mio esta alado, por si gustan siempre están invitadas- sonrió.
- gracias- respondí.
- ah, se me olvidaba, tiene un balcón con vista al parque, es una maravilla.
- sorpresa! - dijo Airis, con los brazos en dirección a mí
Era hermosa esa vista, esto era un sueño porque era perfecto, se podía ver todo el parque, con esos hermosos arboles de colores verde y cafés, era perfecto.
-Muy bien niñas, las dejo para que descanse- dijo luisa con una sonrisa-up, se me olvidaba aquí están las llaves, si necesitan algo estoy en el departamento de al lado.

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