Capítulo 6 :¿Podría amarte sin odiarme?

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Me sentía mal por la mañana, había llorado un diluvio solo por la simple idea de que me pueda enamorar. Airis quiso hacerme sentir mejor, creo que le pareció que no era buena idea molestarme, dado el caso de que talvez tuviera razón. Y creí que el iba a marcarme o un enviar un mensaje. No sé, pero en el fondo de mi pecho tenia la impaciencia- ¿por qué no lo hacía?-, en todo el día no dejaba de ver mi celular, la impaciencia en el pecho hacia que el corazón se acelerara tan fuerte que creí que no estaba enferma de la cabeza si no del corazón.

Airis solo me observaba en casa viéndome pasar el rato, pero aún así pendiente del celular. Mamá marco un par de veces para saber cómo estaba y recordarme que tenía cita a fin de semana.

Y el siguiente día llego. Posiblemente ya se había ido la esperanza. Pero seguía la duda. Estaba aburrida en la oficina, Tara me había avisado que todo iba bien, que no había ningún otro pendiente, y que la imprenta había aceptado mi manuscrito y harían todo lo posible para que en unos meses el primer lote de impresión estuviera lista.

Mi teléfono sonó en mi escritorio, Tara estaba conmigo dándome algunos recados. Y lo que había tomado con tan poca importancia, la desesperación de mi corazón del día anterior se desvaneció con un solo mensaje.

-¿quieres tomar un café conmigo?-

No quería sonar desesperada ni por lo menos descortés.

-claro..- le respondí -

-te espero en la cafetería-

No sé si estaba poniendo un pretexto para poder verlo. Estaba loca.

-Tara...- le dije algo apenada-, saldré a tomar un café, ya que no tenemos pendientes. Si se necesita algo márcame a mi celular-

-si, Sara, disfruta tu café- salió hacia su lugar.

Tome mi bolso, y me chaqueta y salí de la oficina. El edificio no estaba tan saturado como en otros días, pero casi como siempre la mayoría estaba ocupado.

Llegue lo más pronto que pude a la cafetería. No sabía dónde estaba el. la mesera que me recibió posiblemente lo sepa.

-disculpe, Adam...- le dije con una sonrisa.

-AQUÍ!!- dijo una voz alzándose desde el fondo de la sala.-

Era Adam, quién alzaba su mano, para que lo pudiera ver. Estaba sentado pegado al vidrio de venta. Camine hacia el con un paso algo discreto. Llegue a sentarme.

-me alegro que haigas venido- sus ojos me hipnotizaron al igual que esa sonrisa , que no podía olvidar-.

-hora de almorzar- le dije sonriendo como el me había dicho en el restaurante- aunque ofreciste un café.- le dije marcando el ojo.-

-lamento no haberte mensajeado ayer, solo que fue un día muy duro.- me dijo algo apenado.

-no te preocupes- le dije. No sé si sentirme mal por qué lo espere todo el día y no reclamarlo, pero no tendría ¿por qué no?.-

-quieres algo de beber- no lo mires a los ojos, no.- o espera!., Quiero que pruebes algo nuevo.- se levantó de la mesa, era muy amable.- este es una nueva bebida, tu serás la primera en probarlo, antes que yo.- puso un baso transparente de tono amarillo con una espuma encima.-

-por que yo..- se me salieron las palabras de la boca, como siempre. En mi cabeza me imaginaba dándome un golpe en la frente.-

-por que eres la primera persona que conocí cuando llegué.- una sonrisa amplia se iluminó en su rostro. Creo que me sonroje, no podía hacerme esto.-

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