Capitulo 3: Destinos cruzados

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Cuando desperté, estaba en una cama, la luz del cuarto era tibia y reflejaba hacia mis ojos. Pestañeaba para que no lastimara mi vista.
Y de pronto sentí un dolor de cabeza que me aturdió.
Gire mi vista para ver si lograba saber donde estaba.
Y lo vi, por segunda vez...
Unos ojos verdes, puestos en un chico parado enfrente de la cama, observándome con la mano en el mentón.
Trate de levantarme, pero el dolor de cabeza era insoportable.
-No intentes levantarte- dijo una voz seria-
-¿Dónde estoy?-le dije.
- En mi departamento-respondió.
Cuando oí eso intenté levantarme, pero un fuerte mareo casi me vuelve de regreso a la cama. El logro alcanzarme, y me senté en ella otra vez.
-Aunque no me guste la idea, es mejor que no te levantes- dijo es un tono algo tenso.
-No quiero seguir abusando de tu amabilidad- le dije algo apenada
Y recordé.
-¿Que hora es?- le pregunté buscando mi bolsa.
Estaba al lado mío, busque mi celular, pero no estaba.
-¿buscas esto? -alce la mirada y vi en su mano mi celular.
-¿por que lo tienes tú?...- le dije algo asustada.
-tu amiga marco...- me dijo alzando la ceja.
No! Fue una bomba para mi cabeza, y la imagen de Airis preocupada.
-¿Que?, ¿Que le dijiste?- le dije preocupada levantándome de la cama intentando alcanzarlo para tomar mi celular de su mano.
-Que por accidente topaste conmigo y que te desmayaste, y te traje a mi departamento.
¿Que?! Dios, no creí que iba a ser tan directo, pero lo fue. Ahora sí Airis estaba preocupada.
Odiaba el hecho de depender de los demás, y con esto iba a ser una molestia más.
-Dioss...- dije ,llevándome las manos para tapar mi cara.
-vendrá por ti, dijo que no tardaba.
Eso era aún peor.
-No te levantes, hasta que ella venga. Tus cosas están en la mesa de la sala- dijo dándose la vuelta hacia la sala.
Me termine de acostar, preocupada por lo que iba a pasar, posiblemente una semana encerrada o peor que me lleve al hospital.
En eso oí el timbre. El sonido llegó hasta la recamara.
El salió de la habitación para dirigirse a la puerta.
Oí su voz en la otra habitación. Airis había llegado.
-¿Donde está?-oí a Airis decir,
Y de pronto entró apurada, con un rostro de preocupación que me daba miedo.
-¿Sara!?, ¿Que paso?, ¿Cómo te sientes?- me dijo, viéndome desde la puerta.
-Estoy bien Airis...- le dije con una sonrisa.
Lo peor ya había pasado.
-Tenia miedo, de que fuera algo grave, sabes que todo empeorará con el tiempo-me dijo triste- no quiero perder a mi hermana en tan poco tiempo- su voz era aún más triste.
-shh..- le dije tratado de callarla- sabes que no perderás a tu hermana tan fácil- le dije ciñéndole un ojo.
En ese momento el pequeño hombre que me levando con sus brazos a plena luz del día en la calle apareció recargado en la puerta, con una expresión algo dudosa, como que no entendiera lo que pasaba. Y así era.
-Gracias a dios que estás bien- dijo Airis con un suspiro.
- Y gracias a el, que me no me dejó en la calle. Hubiera sido peor ir al hospital y que no me den de alta luego.- le sonreí.
-¿Como te llamas?- le dije, viéndolo a los ojos, que de algún modo se me hacían tan conocidos.
-¿No sabes quién es? Me dijo Airis con una voz de sorpresa.
-¿Debería?- le dije soltando una pequeña risa.
El soltó un suspiro tosco.
-el es Adam un youtuber, creo que sale en muchos comerciales.- me dijo dudando de su respuesta.
-ouu, no sabia- no tenía la menor idea de quién era, posiblemente lo había visto en la tele como dijo, pero si era haci no lo recordaba en absoluto.
-Lamento no reconocerte, pero gracias por ayudarme- le dije, viéndolo al rostro. Pero parecía que el dudaba de mis palabras, ¿creía que mentía?.
-¿Enserio no sabías quién soy?- me dijo algo burlón.
No tome enserio sus palabras, pero cuando voltee a ver a Airis y luego a el, ella reflejaba algo de enojo.
-No se si estoy mal, o mal entendí tus palabras...- le dijo Airis casi al mismo tono que el- no tengo tiempo de pelear contigo por tonterías- volteo a verme- vamos, necesitas tomar tu medicina- creo que estaba enojada.
Tome mi bolso y mi celular, y me puse los zapatos. El aun seguía parado en la puerta.
-Ya se que lo dije veces, pero aún así gracias por todo- le dije sonriendo, y rosando mi hombro con el suyo.
No respondió a mis palabras, tenía una cara de que no sabía que pasaba, algo lo hacía dudar y yo dudaba cual fuera la razón.
Airis ya había salido de la habitación. Y me esperaba en la puerta Pasaron unos segundos de miradas y al fin decidí irme. Su hombro roso contra el mío.
Pase por la sala, con un poco de prisa.
Cuando salí del departamento Airis estaba esperando por mi.
-Por dios es un idiota...!- dijo refunfuñando.
Algo se me hacía familiar, y me di cuenta. Era el piso donde estaba nuestro departamento. Pero a él nunca lo habíamos visto, aunque llevábamos poco tiempo viviendo en el.
Airis abrió la puerta del departamento. Algo enojada.
-No puedo creer que ese idiota viva enfrente de nosotras- tiro las llaves en la mesa de la cocina. El ruido fue algo fuerte.
-Deja de repetir idiota- me reí un poco - No debes de enojarte, además alguna o otra manera me ayudo- le dije intentando contentarnos, pero creo que ya odiaba lo suficiente al vecino-
-nos insulto, nos dijo mentirosas!- ya se había enojado mas- es mejor que no lo volvamos a ver- se le Notaba que lo decia enserio.
-bueno nunca lo dijo. Olvidemos eso. - lo dije para terminar el odio contra el.
- Después de que tomes tú medicina me voy a trabajar, le dije al Sr. Parker que no podrías ir porque te sentías mal, y lo terminaste de confirmar con mi salida de emergencia.
-Airis, no me gusta depender de la amabilidad de las personas y menos de mi jefe- le dije algo frustrada- así que iré a trabajar, solo espera...- me. Levanté del sillón.
-Por supuesto que no!- con una mirada chistosa- Te quedarás en el departamento descansando.
-Airis. No puedo faltar al trabajo, eso me hace incompetente.- me frustraba más eso- Vine aquí a trabajar- le dije alzando las manos.
-Esta bien, hagamos un trato, ya que eres muy terca- me dijo, algo apurada- Por hoy descansa un poco, ve al jardín del edifico, tomate el día y mañana regresas a trabajar ¿Si?- Estaba convencida de que iba aceptar- ¿o prefieres que te lleve al hospital?, Porque recuerda que le prometí a tu mamá que si te sentías mal te iba a llevar directo al hospital sin pensarlo dos veces, y que le avisaría de inmediato, pero ni he cumplido ni una ni otra y siento que cuando se entere, me va a cortar el cuello así que no te queda más que aceptar, no voy a estar aquí de NANA, y se que detestas que te esté cuidando- me dijo, alzando una ceja.
Creo de una u otra manera no iba a poder ganar esto, y ya que había provocado una confusión en la mañana tenía que hacer que se relajara un poco o de verdad le iba a decir a mamá.
Me sentía como cuando tenía 15 años y me ponía de Rebelde con mamá. Así que me sentí mal y decidía dejar las cosas como estaban.
-Me iré a trabajar- me dijo tomando su bolso- te veo en la noche- y cerró la puerta detrás de ella.
Así que me quedé sola, y no sabía qué hacer estaba aburrida, no quería ver televisión. Y recordé, los manuscritos!.
Fui a la mesa de la sala, mi bolsa estaba ahí, pero los manuscritos no. Y recordé que no los había traído de la casa de ese joven. Aunque sabía su nombre, me era difícil pronunciarlo. Adam.
-Los manuscritos se quedaron en su departamento- me dije, a mí misma, arrugando un poco la frente.
No sabía qué hacer, me da mucha vergüenza, sentí que seguía abusando de su bondad, no quería molestarlo más. Pero Tarde o temprano tenía que ir por ellos.
Después de unas horas decidí que estaba demasiado aburrida para permanecer un segundo más en el departamento. Así que así como me dijo a Airis, decidí bajar un rato el patio del edificio. Tome uno de los libros del estante y salí del departamento.
Decidí tomar las escaleras, porque no estaba tan enferma para usar el elevador, era una pérdida de espacio. Encontré una joven en escaleras de abajo, y le pregunté qué dónde quedaba el patio trasero.
La verdad que es chistoso que lleva semanas viviendo ahí, casi un mes, y no tengo la menor idea dónde queda. Sólo salgo y entró cuando voy a trabajar, nunca voy a otro lado.
Me explico que estaba pasando la puerta de mantenimiento a la izquierda, detrás de unas ventanas grandes de cristal.
Camine un poco, talvez casi me pierdo pero cuando llegué, todo era verde, Y aunque era un poco pequeño tenía unos cuantos arboles y unas bancas en alrededor de la Fuente. Creo que valía la pena rentar el departamento, si el patio iba a ser así de bonito.
Un lugar muy bonito para leer, Había decidido leer uno de mis libros favoritos de nuevo, el viaje extraordinario de Edward Tulane, que era como un cuento. Un conejo de porcelana que debía descubrir sus sentimientos. Aunque era algo grande, era el indicado para este momento.
Ya que era algo tarde, y ya que había dado muchas vueltas en el departamento, sin saber qué hacer, posiblemente ya eran las 5 de la tarde.
Estaba concentrada leyéndolo, cuando vi unas piernas enfrente de mí, alce la vista y el, mi nuevo vecino.
-Hola..- me dijo con una voz alegre-creo que olvidaste esto en mi departamento- dirigió los manuscritos hacia mí.
-si, pensaba ir por ellos- le dije algo apenada.
-¿Porque no fuiste por ellos?- me dijo algo confundido.
- No quería seguir molestándote.
- Seguirás pidiendo perdón toda la vida por eso- me dijo con un tono algo burlón.
Tomé los libros de la mano de él.    -gracias- le dije viendo la otra vez a los ojos, por qué a los ojos?!
-Lamento haberte tratado como te trate- me dijo- creí que eras una de tantas chicas que han fingido desmayarse enfrente de mí. - me dijo llevando su mano hacia su cabello.
-Cómo podría desmayarme enfrente de alguien que no conozco- le dije, con un tono burlón.
-tienes razón Y discúlpame.
- Por eso no me creíste cuando dije que no sabía quién eras- le dije con palabras secas.
- Lo dudé un poco...- me dijo él viéndome directamente a los ojos- pero luego vi como tu hermana estaba preocupada. Y eso no era actuación.
- Qué bueno que no quedará más mal de lo que ya había quedado contigo- le dije sonriendo ampliamente.
- Mi nombre es Adam- me dijo sonriendo, fue muy diferente a como un principio lo había conocido, su amplia sonrisa llamaba mi atención.
-Yo me llamo Sa...-
-Sara.- me dijo confirmándolo, volviendo a sonreírme ampliamente.
¿Sabía el mi nombre? si nunca se lo dije.
-Cuando te desmayaste, tenía muchas dudas de quién eras, ya que una buena actriz no puede fingir dos horas de desmayo.- me dijo alzando los ojos.- así que revise tú bolso- me dijo - y en tu cartera encontré tú identificación de la editorial "STARS".-
-Era normal que quisieras revisar mi bolso, ya que creías que era un acosadora.
-Me preocupaba más que pudieras morirte en mi departamento- me dijo en una pequeña risa y sentándose al lado mío -compré un departamento aquí, porque así nadie sabría donde vivo, ya que una casa es muy grande para mí. Y me sorprendió cuando topaste conmigo en la puerta, y aún más cuando te desmayaste, creí que ya me habían descubierto. Pero cuando no despertabas me asusté, Así que busque en tu bolsa algo con lo que podría localizar a alguien. Fue en ese momento en que tú Hermana llamo.
-No te preocupes, Es normal que creyeras eso de un desconocido.
-Pero ahora no lo eres, ¿vives en el mismo piso que yo no?.
Era obvio que lo descubriera, ya que éramos los únicos departamentos en ese piso.
-creo que sí..- le dije.
-bueno. Tengo que irme- dijo levantándose de la banca- te recomiendo el libro "estrellas en el horizonte"- me dijo que una sonrisa pícara.
-¿Cómo?,¿Lo leíste, lo leíste?- le dije asombrada, había leído los manuscritos!.
-Tenía tiempo de sobra, espero no te moleste, pero ese libro merece ser publicado, Así que lo dejo en tus manos- me dijo caminando hacia la puerta de cristal- nos vemos!- Dijo con la voz fuerte alzando la mano para decirme adiós. Y cruzó la puerta y mi mirada lo perdió de vista.
Obviamente yo ya había leído los manuscritos, tenía razón uno de los mejores libros era "estrellas en el horizonte". Ya había pasado un rato y seguía pensando no en todo lo sucedido.
Cómo iban las cosas, Airis tenía miedo de lo que pueda pasar y no recuerda o no quiere ver que de todos modos iba a pasar. Eso me pone a pensar que no quise hacerle daño a mi familia y por eso me fui de casa, y Airis será lo que sufra cuando yo no esté.
Sentí que seguir pensando en eso me hace sentir peor. Así que preferí tomar los libros y salí del jardín
Ahora si tome el elevador no quería seguir pensando sobre el tema y tener tiempo para pensar era malo, abría más la herida.
Ya eran casi las 7 cuando llegué al apartamento, preferí hacer la cena antes de hacer nada, preparé lasaña en el horno y un poco de agua de limón.
Había dejado los manuscritos en la mesa del comedor Y cuando los vi lo primero que recordé Fue a Adam. Creía y tenía una idea de que tal vez era el típico chico rudo, pero saber sus razones por las cuales desconfiaba de mí entendí que intentó ser rudo y al final no lo logró.
Airis llegó en ese momento opacando mis pensamientos.
-¿Sara...?-entró y asomo la cabeza por la cocina- te dije que descansaras, no que hicieras la cena.
-Tuve tiempo extra y no quería estar todo el día en la cama, me recuerdan a los hospitales.
Después de cenar vimos un rato la tele. Y Airis me contó que el Sr Parker no tubo ningún inconveniente con qué yo no fuera trabajar.
Y que posiblemente el hijo del Señor Parker llegara mañana a la editorial. Después de su viaje de negocios.

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