Mis peores temores se hicieron realidad al enamorarme por primera vez.
Mi sueño fue tan profundo que no sentí cuando me quedé dormida de tanto llorar, había soñado volver a ver Adam en ese estado, y tenía razón talvez era peor que Jessica por jugar con los sentimientos de dos hombres.
Airis me había levantado temprano ya que para ella teníamos muchas cosas que hacer.
-Pide un deseo- me decía con un pastelito de chocolate con una vela en sus manos.
Deseo que todos puedan tener una vida extraordinaria y que puedan ser felices...
No quería mostrar mi cara de deprimencia, pero había tristeza en mi corazón que por hoy decidí tragarmela.
-Tus padres llegarán en un rato, almorzaremos y en la noche tendremos un cena en tu honor- me decía Airis animada.
-Genial!- le decía "con mucho ánimo"
Paso casi toda la mañana haciendo llamadas y viendo que las invitaciones llegarán. Lo que me dejaba en duda por que no sabía a quien iba a invitar, si no conocíamos a muchas personas.
Pero bueno.
Tocaron la puerta y corrí a abrirla, talvez eran mis padres.
Cuando abrí mi madre estaba enfrente de mi.
-Mama!- la abracé con todas las fuerzas de mi corazón- Te extrañe tanto...
-Yo también mi cielo.- me decía devolviendo el mismo abrazo fuerte.
-Feliz cumpleaños decía mi hermana-
Enfoque mi vista a la puerta de enfrente mientras abrazaba a mamá.Y en ese momento vi a Adam abriendo la puerta de su departamento, mis ojos se clavaron en los suyos así como los de él en los míos.
Airis se acercó a la puerta.
Mama me decía algo pero yo no podía dejar de ver sus ojos verdes. Y al percatarse que no le podía atención se separó de mi y volteo a ver atrás. Y mi papá y mi hermana hicieron lo mismo.
Cuando se dio cuenta siguió su camino.
-Hola Sr. Y Sra. William - saludaba Airis- ahora vuelvo- decía caminado entre nosotros.
Mi mamá regreso la vista hacia mi, y le sonreí. Después abrace a mi papá y a mi hermana.
-Pasen- decía dirigiéndolos a la sala.
Era la primera vez que me había topado en el edificio a Adam después de todo.
-Tu departamento es hermoso- decía mi mamá con la maleta en la mano.
-Es algo sencillo, pero está bien- le decía sonriendo.
-Pueden dejar sus maletas en el closet de allá.
Enserio trataba de fingir ser lo más feliz para que mis padres no lo notarán y pudieran seguí con su vida norma, ellos solo estarían un par de días ya que papá decía volver a trabajar y Mery a la escuela.
-Tu puedes Sara, recuerda eres valiente- me decía mi misma en el baño- solo son dos días.
Almorzamos juntos, recordando como fue la infancia de mis hermanos y la mía.
Quería guardar la felicidad que había en mi corazón, ya que en algún momento mis recuerdos serán un tesoro que podría perder.
Estaba lavando los trastes y mamá se acercó a mí.
-Yo lavo y tú secas- me sonrió.
Tomé la franela y me puse a cercar los platos.
-¿cómo has estado cariño?- me decía mientras lavaba los platos..
-Bien mama- le dije con una sonrisa.
- ¿Y aquí?- me dijo volteándose a mí y poniendo su mano en su corazón.
-Mama..- la tristeza recorrido que existo. Mama me pasó un plato.
-No me engañes hija, eres fuerte y intentas que los demás no vean tus dolor. Pero yo soy tu madre- me decía viendo el lavadero.
-Lo se... solo.- se que se refirió a Adam. Puse un plato en la encimera.
-Es muchacho te veía con ojos de amor y tú con ojos de tristeza- se volteo hacia mi.
-mama - le dije dándole un fuerte abrazo.
-Te conozco Sara, y se por que lo haces- me decía a mis espaldas.
-Mama ya no tengo tiempo.- mi voz se cortó.
-El tiempo no debe ser el motivo. El amor es épico cariño. No dejes que eso te detenga. Aunque sea corto debes disfrutarlo con quién quieres. - se alejó de mi.-
-No quiero lastimarlo- mis ojos se cristalizaron.
-El no lo sabe ¿Verdad?- baje la vista.
-No quiero que esté conmigo por lástima- le dije con lagrimas en los ojos.
-Alguien que te mira así no estaría contigo por lastima - puso un mechón de cabello detrás de mi oreja.
Extrañé esas platicas mientras lavábamos los trastes. A ella era imposible mentirle. Y menos sobre Adam.
Después de terminar de lavar los platos papá le dio una bolsa a mamá.
-Mi regalo de cumpleaños para ti- decía mi mamá con una bolsa grande y larga.
-Nuestro regalo afirmó mi papá.
Me dio risa. Extrañare esas pequeñas peleas.
-No debieron haber gastado- les decía.
-Es lo mínimo que debimos darte- decía mi padre- debimos darte mas- ponía su mano en mi hombro.
Mis padres de sentían culpables y era lo que siempre quise evitar. Por eso dejé mi vida atrás y salí de mi casa.
Tomé la bolsa y lo abrí. Era rosa claro, una falda larga y una blusa blanca de encaje.
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Mi Estrella Favorita
Teen FictionSara había prometido nunca enamorarse. Su sueño es convertirse en una gran editora, junto con su mejor amiga, Airis. Así es como llega a New York. Pero luego aparece Adam, el chico de su pesadilla, el de los incomparables ojos verdes . El dueño de s...