Capítulo 8

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MARATON 2/2

CAPITULO 8

Este chico, o me quiere secuestra o me trajo a una heladería que desconozco. Está ubicada en el centro de la ciudad, pero curiosamente nunca la había visto y eso es raro. Yo amo el helado y creía haber probado todos los de esta ciudad. Era un pequeño local con la pintura rosa un poco desgastada, ventanales grandes y una puertita de cristal con un pequeño cascabel que hacía anunciar a los dueños los nuevos clientes. Keiler abrió la puerta para que pasara y por lo visto no era la única que no conocía este lugar ya que estaba casi solo, a excepción de una pareja de ancianitos que estaban sentados en una de las mesas de en medio. Keiler me guio por el pequeño local hasta una barra donde supuse pediríamos nuestros helados.

- Hola preciosa, ya llego tu cliente favorito – casi grito Keiler con una sonrisa que por primera vez parecía verdadera

¡Oh genial, me a traído a visitar otra de sus conquistas!

- ¡Dimetry! – respondió con mucha emoción una ancianita de baja estatura y regordeta.

Si su edad se lo permitiera, ya estaría sobre él. ¿será que también le gustan las mayores? Este chico es increíble, no escatima en edades.

- ¡Hola hermosa! Eh recorrido media ciudad solo para degustar el mejor helado de pistacho y ver los ojos mas preciosos en el universo

- ¡Ay cariño, tu si sabes como conquistar a una dama! Solo por eso te haz ganado uno doble – dice la ancianita con una radiante sonrisa y más roja que un tomate.

- Oh Mary, casi se me olvidaba, serán dos helados – volteo a verme para que hablara por primera vez desde que llegamos y ordenara. Pero la "dulce" ancianita borro su sonrisa y me lanzo una mirada de reproche.

- ¿Y quién es tu acompañante Dimy? – intervino Mary.

- Mucho gusto señora, mi nombre es Ashley Cooper, para servirle – le respondí con una de mis mejores sonrisas. Por alguna razón que desconozco quería agradarle a aquella ancianita.

¡Oh vamos pequeña mentirosa, si sabes por qué!

La señora me acepto la mano, no sin antes darme una inspección con la mirada. Me sonrió francamente y me dijo:

- ¡Cuida a mi Dimy! – y rápidamente agrego antes de que Keiler hiciera un comentario- ¿de qué será tu helado?

- De fresa con chocolate – respondí pensativa pero no precisamente por no saber que sabor de helado elegir, sino porque no sabía la razón por lo cual la señora Mary había dicho eso.

- Muy bien chicos, tomen asiento y en seguida se los llevo

Keiler me guio ah un rincón del local, cerca de la salida, pero no tanto. Era una mesa redonda con dos taburetes altos encontrados. Yo escogí el que daba la espalda al ventanal por que no me gustaría que me vieran con este chico. Keiler se sentó frente a mi muy serio y pensativo. Parecía que algo había pasado y no me había percatado de ello. Se quedo absorto en sus pensamientos solo viendo el ventanal, ignorando mi presencia. Así estuvimos unos cinco minutos, justo cuando ya pensaba que no me dirigiría la palabra hablo.

- Me gusta mucho este lugar, yo solía venir cada viernes con mama y siempre pedía lo mismo: un helado de pistacho doble.

- Eso es genial, yo no podía pasar mucho tiempo con mamá, porque era madre soltera y siempre se la pasaba trabajando para sacarme adelante, pero cuando tenía un poco de tiempo me llevaba al parque.

- Tu madre es admirable – responde con la voz triste – la mía en cambio, me traía como forma de recompensar todo lo que me hacia y así no la albergara tanto la culpa.

Estoy tentada a preguntarle su historia, pero se que su respuesta será dolorosa y no quiero ponerlo incomodo, pero a la vez soy alguien muy curiosa como para quedarme con la duda.

- ¿Qué hacía tu madre como para querer recompensarte y no sentir culpa? – suelto la pregunta antes de poder retractarme. Sus ojos color miel se vuelven oscuros y los fija en mí. 

Digna de amar -PAUSADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora