Capítulo 11: No puedo

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Capítulo 11: No puedo

Una abrumadora tristeza invadió mi pecho, dejándome sin aire y palabras, no podía dejar de recordar aquella mirada de desprecio de parte de Dean, y ahora, escuchar que es parte de mi alma... es como si me clavaran una daga, sabía que sería importante en mi. Él y solo él. Sin embargo, no creía que fuera real, no pude contenerme más... sentía felicidad mezclada con tristeza.

La voz comenzó a tomar forma, era una mujer de ¿veinticuatro años? pelo rosado, grandes ojos amatista, con un adorable vestido blanquecino y largo, tenía una expresión inocente.

-Vuelve- una voz masculina resonó en la habitación, la mujer y yo nos observamos por unos segundos, sin decir nada, ella asintió en señal de que fuera a donde esa voz me llamaba. Una plataforma apareció frente mío. Subí con temor a caerme y sin conocimiento a dónde me llevaba, miré nuevamente a la mujer.

-¿Nos volveremos a ver, verdad? Además ¿Quién eres tú?

La mujer asintió nuevamente y con su misma dulzura que proyectaba, respondió:

-Repite mi nombre: Amatista. Hazlo tres veces frente aquella bola de nieve cristalina y estaré a tus servicios.

Miré a mis costados, pero no estaba la dichosa bola, hasta que de la nada apareció entre mis manos. Asombrada, observé a Amatista y reaparecí en mi mundo, en brazos de una alumna que me había encontrado arrumbada en el sanitario, juraría que había escuchado una voz de un chico, no del sexo opuesto. Reaccioné con velocidad y fui por Dean. Una vez más, quería recuperarlo, ya casi acababan las clases y me dirigí a mi aula. Esperé pacientemente a que el reloj indicara el fin de las clases. Guardé mis utensilios junto con mis cuadernos y fui con él.

Dean siempre era el último en salir de nuestra aula, pero fue lo necesario para hablar con él sin rodeos y sin cotillas alrededor

Lo tomé por los brazos, girándolo hacía mi -¿Qué demonios sucede contigo, patán?- dije regañándolo. No me dirigió la mirada y se zafó de mí, pero nuevamente lo sujeté nuevamente, solo que esta vez había aplicado más fuerza para que me respondiese, pero nada, de hecho me enfurecía que ni siquiera se inmutara, solo tenía una sonrisa sarcástica. Llego un punto en el que ambos nos quedamos quietos, mirándonos fijamente, al mismo tiempo liberé uno de sus brazos, parecía que vernos era una dosis de paz, nos acercamos hasta que nuestras frentes se encontraron y nuevamente pregunté:

-¿Qué te sucede?

Bajo la mirada y me besó, dándome a entender que estaría bien.

-Lo siento- Por fin dijo.

Esta vez yo estaba muda, lo que había ocurrido la noche anterior, volvió. Aquellas sombras habían vuelto, algunas se asomaban en los pupitres del fondo y otras en la puerta; las persianas se bajaron de golpe, Dean había adoptado su postura defensiva, acercándome y rodeándome con su brazo izquierdo, con su mano sobrante había aparecido una espada hecha de luz y obscuridad, era larga, parecía una espada antigua con un gran filo en ella, esta tenía símbolos celtas como los tatuajes que tenía Dean en su pecho.

-Jasmine, convoca tu arma.

Confundida y titubeando pregunte -¿Qué convoque qué?- decía mientras lo miraba aun desconcertada. Las sombras se comenzaban a abalanzar sobre nosotros y Dean blandía su espada como todo un guerrero de la edad media -¡Hazlo! ¡No tengo tu tiempo!- Gritó.

-¡N-No puedo Dean! ¡No sé cómo hacerlo!

Las sombras se multiplicaban y él no podía con todas ellas, me soltó y me lanzó lejos de él, las sombras comenzaban a cubrirle, seguido de ello también me comenzaron a seguir, traté de abrir las persianas pero algo no me lo permitía, miré a los lados pero nada parecía útil, Dean seguía hundiéndose entre las sombras, pero por más que forcejeaba, no podía quitárselas todas de encima, fue entonces cuando recordé la bola de nieve cristalina que me había dado Amatista.

La saqué, repetí tres veces "Amatista" y esta comenzó proyectar un rayo incandescente, todo se comenzó a volver lento hasta que no se movía nadie ni nada, más que yo, Amatista apareció en versión diminuta dentro de la bola.

-¡Ayúdame Amatista! no sé qué hacer y necesito proteger a Dean.

-Concéntrate Jasmine, canaliza tu sentimiento más profundo, alza tus brazos para utilizar su poder, tienes que conseguir, concentrarte, una vez que lo logres tu arma hará lo suyo.

Al terminar, la bola cambio de escenario dentro, de una ciudad parecida a New York, ahora era un pequeño parque congelado bastante peculiar. Todo volvió a moverse lentamente hasta que tomó su velocidad normal, me concentré e hice lo que me había dicho Amatista, había obtenido una catana pero esta proyectaba solamente luz, la blandí sin precisar un objetivo, sin embargo había sido lo suficiente para acabar con la obscuridad que había. Las persianas se abrieron y Dean me había tomado de la muñeca para salir corriendo de ahí, no teníamos un rumbo fijo, solo corrimos, cuando sabíamos que estábamos lejos del peligro, me abrazó como si nunca lo hubiera hecho y me besó la mejilla.

Fly Away #Wattys2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora