Hay vida

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Hoy quiero decirte sin más
lo que siempre quise decirte y jamás
pude permitirme. Que verás,
tú eres mi bálsamo de Fierabrás
y sabrás que me desvivo
por sacar una de tus sonrisas.
Que cada vez que lo consigo
me acuerdo de aquella cornisa
donde te escribí por primera vez
aquel poema de amor sincero.
Lee con atención y fluidez
y deja tu cigarrillo en el cenicero.

Sentirte rozar mi alma,
sentirte rozar mi corazón,
sentir que me das calma
y ganas de escribir con pasión.

Sentir que te tengo a mi lado,
sentirte en mis versos pálidos,
sentir que poco a poco has perforado
cada uno de mis pensamientos cálidos.

Sentir que te vas
para poder verme mañana
y observar desde mi habitación
tu piel de porcelana
que me encanta acariciar,
como imaginaba en el mar.

Y si, he esperado.
He esperado a tu amor
y a tus besos.
He esperado tu pasión
y tus deseos.
He esperado con calma tu decisión,
con anhelo.
He esperado y he aprendido
que en mil lunas solo importa
tu bienestar. Ahora he conseguido
que leas el poema que me conforta.

He esperado, y esperando sigo
a que entiendas lo que digo,
que termines el poema
por el que tanto lloré,
por el que tanto me esforcé.
Que dediqué mi mente entera
y mi fría calavera
a pensarte entre versos
y a escribirte, inmerso.

Estoy quieto,
estoy quieto en mi habitación
esperando a que me digas
luces, cámara y acción
sin sentir el peso de las vigas
ni ver como se cierra el telón.

Todo lo vi,
todo lo vi en cada milímetro de ti,
mis ojos te acechaban
y mi corazón lloraba.
Te vi a ti, vi una perfecta composición
entre lo abstracto y lo concreto
que llenaba barriles enteros
de sentimientos, felicidad y perfección.

Tú eres la esencia escondida,
eres la esencia y el todo.
Haces que nade entre el lodo
donde encontraste mi vida
y grabaría mi corazón a fuego
con tu mirada, viva musa,
y, sin excusa,
te dejaría robarme el aliento.

Quise decirte esto ya hace tiempo,
que mis ojos brillaban con tu luz
mientras acariciaba tu pelo
aquella primera vez en el viento.

Me dueles,
me dueles la tristeza,
que me abandona por felicidad
y felicidad es mi alteza
y está en su máxima capacidad.

Arden,
arden mis besos en tu piel
como la llama de mi vientre,
que anhela tus labios de miel,
tu presencia y tu mente.

¿Qué diría de cada segundo contigo?
Tu ausencia me mata
como si me pegasen un tiro
y tu presencia resalta
el brillo de mi corazón podrido.

Y quisiera preguntarte
si quisieras tener mis brazos
desde hoy para arroparte
y escribirte a trazos,
cada noche y cada día
viviendo tu poesía.

"Ciega Mente"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora