Capítulo 7

9K 1K 433
                                    

Regla número siete para el estudiante de primer año: "No importa la situación, los estudiantes mayores siempre te darán una enseñanza"

– Una porción de arroz frito con albahaca, pollo y huevos, por favor– Arthit ordenó automáticamente el plato habitual, porque su cerebro ya estaba ocupado con otros pensamientos alejados de su opción de menú del día, aquellos eran sobre estudiantes del primer año. Estaba cansado de reprender a los novatos por sus errores interminables, cansado de pensar en nuevos métodos de castigo.

En realidad, ser miembro del comité de bienvenida no era tan divertido. Tenía que gritar incluso si sufría un severo dolor de garganta, provocado por las actividades a las que se sometían el comité. Era necesario mantener un rostro tan severo por tanto tiempo que, al acabar el día, no podía sentir los músculos de la cara. Y todo para cumplir con el papel honroso de ser el líder de las novatadas. Tal vez los nuevos alumnos se preguntaban por qué los veteranos eran tan crueles, pero no tomaban en cuenta que, al final del día, eran ellos quienes asumían la responsabilidad por los actos de los novatos.

"Si los novatos están agotados. Nosotros, los veteranos, estamos doblemente cansados", aquella era la frase que repetían todos los días los veteranos que eran miembros del comité de bienvenida.

Por esta razón, justo después de las reuniones, el líder de las novatadas decidió parar a comer para ganar fuerza antes después de cumplir sus deberes como veterano. Se vistió con una camiseta cómoda y pantalones cortos para pedir algo de comer en el lugar más cercano. Por lo general no tardaba más de seis minutos en el restaurante. Pero, en ese momento, enormes filas de estudiantes hambrientos estaban alineadas por todo el lugar. En ese lugar la comida tenía que ser ordenada con antelación, además de que encontrar un lugar para sentarse también era una tarea difícil. Afortunadamente, esa noche, Arthit consiguió la última mesa libre, se dejó caer en el asiento y desdobló el periódico que estaba sobre la mesa.

"Que suerte" pensó Arthit, "Finalmente tengo un minuto para leer, en estos últimos días, no tengo absolutamente nada de tiempo para enterarme de las noticias"

Esa mañana él había estado estudiando, por la tarde se hizo cargo de sus deberes como líder del comité de bienvenida y, antes de ir a dormir, planeo la dinámica para la reunión del día siguiente. Su vida continuaba en un círculo. Incluso si un meteorito hubiera caído en América. Él no lo sabría.

Arthit terminó de leer al mismo tiempo en que sus oídos escucharon la pregunta:

–¿Puedo sentarme contigo?

–Siéntate, no hay problema–dijo mecánicamente, sin levantar la vista.

El dueño de la voz se sentó frente a él y agradeció:

–Gracias, P'Arthit.

–De nada– respondió sin interese. De repente, llegó a él la duda ¿Cómo sabia esa persona su nombre?

El jefe de los veteranos bajó el periódico y miró al intruso frente a él. Esa persona estaba vistiendo una camiseta simple y pantalones cortos, al igual que él. Pero, aunque su vestimenta fuera similar, su posición en la jerarquía de los alumnos era diferente. Al fin y al cabo, Arthit era el líder de las novatadas y el chico frente a él, un novato. Y no cualquier novato...

... ¡Era 0062 Kongpob!

–¿Qué haces aquí? – Arthit preguntó con descontento, una vez más poniendo su máscara del líder áspero de las novatadas.

–Bueno... Te he pedido permiso para sentarme en esta mesa, y me has dejado hacerlo. Hay muchas personas en el restaurante, y no hay lugares disponibles– respondió Kongpob con simpleza.

SOTUS- El malvado veterano y el estudiante de primer añoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora