Capítulo 1

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Regla número uno para el estudiante de primer año: "Nunca contradecir al líder de las novatadas"

—¿Qué susurras? ¡Habla en alto!

Él anunció la orden al igual que un guardia castigando a los prisioneros. Sólo que los prisioneros no estaban en realidad en una prisión, todos ellos se encontraban sentados en la sala de reuniones de la facultad de ingeniería con el rostro blanco. Los estudiantes mayores estaban alineados delante de los nuevos alumnos, mirándolos con ojos fijos y furiosos, como si los novatos los hubiesen ofendido en alguna vida pasada.

Arthit, un joven arrogante, con una mirada feroz, era el líder del equipo de novatadas del departamento de ingeniería. Fue él quien castigó a los nuevos estudiantes por su nula comprensión a su pedido y silenciosa respuesta.

Pero hablando francamente, aunque los novatos hablaran tan alto como actores en un escenario, eso no sería suficiente para los estudiantes de tercer año.

¿Por qué no estaban satisfechos? Los estudiantes mayores tienen ese derecho, ellos heredaron ese poder de las generaciones anteriores. Eso significaba que todo lo que esos novatos estaban por experimentar, los veteranos ya habían pasado por ello. Ese era sólo el comienzo, a partir de ese día en adelante su trato para con los novatos seria cada vez peor.

Durante algunos segundos, los estudiantes de tercer año permanecieron en silencio con caras severas hasta que Arthit, con voz calmada y, al mismo tiempo, manteniendo esa actitud arrogante, habló con severidad y preguntó:

—Voy a preguntarles de nuevo, ¿Díganme cual es el número de alumnos del primer año?

La sala de reuniones estaba envuelta en silencio. Y eso era exactamente lo que Arthit pretendía. Era comprensible que los novatos no respondieran a su pedido cuando apenas habían pasado dos días desde el inicio del semestre.

¿Cómo los alumnos del primer año podrían recordar los nombres y los números de sus camaradas? Les sería imposible considerando que la universidad de ingeniería poseía la mayoría de los estudiantes de la universidad, un poco más de mil personas. Era más fácil resolver la ecuación integral que adivinar ese número. La situación llevó a los alumnos del primer año a sentirse aún más estresados e intimidados por sus mayores. ¿Quién dijo que para crear una atmósfera extraña hay que usar palabras aterrorizantes?

Arthit les había demostrado que no, no era necesario. Su poder podía ser mostrado de maneras diferentes. Además de que una de las reglas de los veteranos era tener conversaciones educadas, pero al ser pronunciadas en tal tono, obligó a que los estudiantes de primer año a mantenerse cabizbajos, asustados en completo silencio.

—¿No van a responder? Entonces, ¡Eso significa que ninguno de ustedes está interesado en sus compañeros, a tal grado de que ni siquiera conocen sus nombres!

El líder de las novatadas comenzó a caminar lentamente a lo largo de las filas de los recién llegados, demostrando su poder sobre ellos mientras paseaba sus ojos severos sobre sus cabezas, como si los estuviera amenazando con condenarlos sólo con su mirada.

Y su táctica funcionó. La mayoría de los jóvenes se sorprendió cuando miraban hacia arriba furtivamente hasta toparse con sus ojos viles, logrando incluso que algunas lloraran silenciosamente.

Arthit en realidad no era un villano o psicópata al que, observar las lágrimas de los jóvenes le trajera especial placer. Pero estaba convencido que dar esa impresión era parte fundamental de sus deberes como líder de las novatadas. Aun así, cuando una chica bonita comenzó a llorar, él mismo sintió la necesidad de abrazarla y reconfortarla de inmediato. Pero los estudiantes de tercer año tuvieron que mantener un rostro terrible y severo a pesar de sus sentimientos. Por lo que dejó que las lágrimas de los ojos de la estudiante de primer año se derramaran por sus mejillas...no le gustaba ver a las mujeres llorar, especialmente a una niña bonita.

SOTUS- El malvado veterano y el estudiante de primer añoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora