Fratrilagnia [Yoonmin]

XXI

Yoongi

—Jimin, ¿porque no estás subiendo al auto?.

Me encontraba sujetando la puerta para que el pudiera subir, pero el menor se había quedado parado mirando fijamente el interior de mi vehículo sin mover ni un músculo de su cuerpo para entrar.

—Yo... —me miro lentamente, su mirada reflejaba la angustia más notoria que había visto en toda mi vida, lo único que quería hacer era tomarlo entre mis brazos y decirle que todo va a estar bien, pero si tenemos a la molesta sirvienta principal espiandonos desde atrás no sería adecuado actuar de acuerdo a mis sentimientos, no por esta ocasión— Tengo miedo, Hyung.

—¿Miedo de la ciudad?.

—Miedo de todo, de la ciudad, de los supermercados, de las personas.. De la Academia. —su voz salió apresurada y pude notar como sus manos apretaban con fuerza su bolso azul, provocando que sus nudillos se pusieran blancos.

Sentí la terrible necesidad de consolarlo, de explicarle todo acerca de la vida y de decirle que siempre estaré a su lado protegiéndolo pero se me hizo imposible. La señora Choi nos observaba unos pasos más atrás vigilando todos nuestros pasos, si hacia algo extraño lo más probable era que le diría a mamá y eso no sería bueno para Jimin ni para mi. Ella me tenía mucha manía desde que una vez casi la despiden por mi culpa. Me importa mucho más la seguridad y felicidad de Jimin que la mía, si llegan a descubrir lo que tengo con él es seguro que...  Bueno es mejor no decirlo.

—Sube al auto Jiminnie. Te ayudaré. —le hablé con tranquilidad, me acerque a el y lo empuje por los hombros levemente para que entrara en el auto, el se rehusó al principio pero luego temerosamente se subió en el auto, puso la mochila en su regazo y la abrazo mientras mantenía su mirada al frente. —Muy bien, ya diste un gran primer paso, ¿no crees?.

El simplemente asintió como respuesta, tome el cinturón de seguridad y se lo coloque por encima de la mochila, ya que no quería moverlo, él salto ligeramente de su asiento al ser sorprendido por el "click" que se escucha al tener el cinturón puesto. Sonreí por su inocencia y me aleje de el, con muchas ganas de besar su frente para que sepa que estoy con él, cerré la puerta y me dirigí al lado del conductor, pero al ver a la Señora Choi aún parada ahí como una policía no tuve más remedio que hablar con ella y preguntarle que es lo que tanto le preocupaba, porque de verdad que era exasperante verla tan concentrada en nosotros.

Le di una última mirada a Jimin quien seguía abrazado su mochila sin dejar de mirar al frente. Se veía realmente aterrado y fragil, desearía ya estar a kilómetros de este hogar y poder calmarlo con mis caricias y palabras. Camine hacia la Señora y con la sonrisa más bonita que logre fingir le hable.

—Señora Choi, ¿por casualidad tiene algún trabajo que hacer aquí afuera? Me he dado cuenta de su presencia en este último rato y me ha parecido extraño que solo se mantuviera quieta en la misma posición sin despegar la mirada de nosotros.—Levante una ceja—¿Ocurre algo? ¿Lo que le dije antes de salir de casa no le quedó claro?.

Al llegar a casa, mi hermano se encontraba sentado en el sillon de la sala esperandome, al verme me contó de inmediato que no podía irse todavía porque la Señora Choi estaba llamando a mamá porque no creía posible que el fuera a salir, eso de verdad que no me gusto para nada, por lo que tome a mi hermano y me lo lleve rápidamente a la salida pero como por obra del demonio apareció la persona que menos quería en ese momento. Antes de que esta dijera nada, me adelante y le deje más que claro que tenía la autorización de mamá así que porfavor nos dejara tranquilos a ambos y me fui al auto junto a Jimin.

La mujer me miro fijamente mientras yo le decía tales palabras hasta que finalmente me respondió.

—Joven Min, perdone si le cause molestias —Hablaba con un tono un poco arrogante, como creyéndose superior al resto, a mi—pero he recibido órdenes claras de su madre de vigilarlos a toda costa, no me ha dicho el porque pero debe de ser muy importante si es que su madre me lo ha pedido a mi.