XXII

1.9K 145 9
                                    

Jimin

Voy a aclarar algo, yo conocía la ciudad y todo lo que esta fuera de la mansión, pero no porque allá salido de ella, si no por películas.

Me gustan las películas y los problemas que ocurren en ellas, pero hay cosas que obviamente paso por alto, porque no te van a explicar para que sirven, como por ejemplo la casa con una pared en la vereda, que se llama parada de autobus. Las personas que ven películas saben para que sirven, entonces sería tonto que en la película se dijera para que sirven si ya se sabe. La verdad es que quería decir esto porque en este minuto me encuentro aterrado.

La mujer que se encuentra del otro lado del escritorio gigante me sonríe y eso me pone incómodo. Lo único que me tranquiliza es tener a Yoongi a mi lado, su brazo aún no suelta mi hombro y por alguna razón no quiero que lo haga.

-Si.. Soy yo. Jimin, Park Jimin... -le respondí nervioso, esquivando sus ojos.

La mujer rió y eso no me agrado.

-Perfecto. -la mujer dejó de reír-Jimin, Yoongi, síganme, los llevaré a la sala de prácticas.

Ni siquiera pude asentir y si no fuera por mi hermano no estaría caminado detrás de esa mujer.

-Disculpa, ¿Nam se encuentra acá?-Preguntó mi hermano, sin soltarme.

-Ha tenido una reunión de imprevisto, así que ha tenido que irse, llegará más tarde.

La mujer hacía resonar sus grandes tacones negros en el suelo de cerámica blanca con cada paso que daba, eran decididos y firmes, eran lo único que me distraía de todo lo demás, comencé a contar cuantas líneas pisaban sus tacones cuando de repente se detuvo provocando que también lo hiciera yo.

-Hemos llegado, adelante. -Apuntó una puerta blanca con un letrero gris que decía "Sala de prácticas". Yoongi sin decir ni siquiera un gracias me guió hacía dentro cerrando la puerta enseguida, estuve a punto de preguntarle si también la mujer le ponía incómodo pero no lo hice, en cambió observe la sala, era ancha, tenía una pared completa con un gran espejo, mientras que las otras paredes eran blancas, el piso era blanco y al mirar el techo vi rectángulos grises y blancos intercalados entre las luces. No éramos los únicos en la sala, habían no más de 12 personas, unas cuantas elongaban y se estiraban mientras las otras combersaban entre si, se me hizo extraño ver personas que no conozco pero de inmediato se me paso al ver que la mayoría tenía más o menos mi edad.

-Vamos a ese sofá negro, para que dejes tus cosas y elonges un rato, ¿te parece?

Yo asentí y sin darme cuenta de que Yoongi ya no tenía su brazo en mi hombro camine hacia el sofá. Al parecer aún no llegaba el profesor, tampoco sabía si era profesor o profesora. Deje mis cosas en la esquina del sofá mientras Yoongi sin molestia alguna de sentaba en el sofá como si fuera el de su casa. Tenía un poco de frió por lo que me quedé con el polerón puesto, me fijé que no estaba tan lejos de los demás así que comencé a elongar al igual como los otros.

-Jimin... -La voz de Yoongi irrumpió mi rutina de estiramiento, tocar la punto de mis pies no era tarea fácil.-Sabes que amo ese trasero tuyo, pero no creo que sea momento de resfregarmelo en la cara. -terminó con una media sonrisa que hizo que me pusiera rojo.

-¡Hyung! -protesté, me di la vuelta para que mi trasero no estorbara y continúe con los ejercicios con las mejillas ardiendo. -No hables tan fuerte, es vergonzoso...

Yoongi no respondió pero seguía sonriendo, por lo que yo continúe con lo mío. Pasados unos diez minutos entra en la sala un hombre de unos veinti tantos años con una sonrisa, al parecer era el profesor porque todos dejaron de hacer lo que hacían y lo miraron mientras el se posicionaba al medio de todos nosotros.

Fratrilagnia [Yoonmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora