Chapter three ;;

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Chapter Three – Toru.


Taka's P.O.V.



Mis idas de regreso en metro dejaron de ser aburridas e invariables cuando Toru comenzó a compartir lugar conmigo. Él hablaba la mayoría del tiempo mientras que yo lo escuchaba atentamente y en los momentos cuando él, sin cuidado, desviaba los ojos, yo aprovechaba para mirar sus labios. La manera en que se movían velozmente, cuando se alzaban en una sonrisa o se apretaban entre sí. También tuve varias oportunidades de contemplar su cara y así me di cuenta de que poseía un pequeño lunar en su cuello, pronto se volvió mi lugar favorito de él.

Lo mejor era que además de verlo en la escuela, también se unía mi tiempo con él al estar en el club deportivo. Del spinning salía disparado hacia la alberca para ver llegar a Toru y calentar. Puse de pretexto que me gustaba una chica de ahí pero la verdad era completamente opuesta. El agua corriendo traviesa por su cuerpo, los movimientos de sus brazos, su ir y venir; simplemente Toru nadando era arte.

Yéndonos juntos en el camión, luego viéndonos en el club, así sucedieron varias semanas y cuando menos me di cuenta, ya éramos amigos. A pesar de yo ser tímido y callado, y él la imagen viva de lo extrovertido, sorprendentemente compartíamos varios gustos. Preferíamos los días soleados que los lluviosos, aborrecíamos el pimiento, en las noches nos gustaba arrullarnos con videos relajantes, éramos unos gamers de corazón... En fin, jamás me imaginé que pudiera tener tantas cosas en común con alguien de personalidad diferente a la mía, y descubrir lo equivocado que estaba me brindó mucha felicidad.


El tiempo parece un chiste. Antes solía levantarme de la cama sin saber la razón del porqué lo hacía, estaba acostumbrado a dar pasos sin dirección, me habitué a sentir en colores pálidos y a vivir bajo la sombra. Aquello desapareció en cuanto conocí a Toru, fue en cachitos y sin prisa. Saqué la monotonía de mi sistema a patadas. Yo lo sabía, sólo necesitaba un motivo para abrir los ojos en las mañanas frías.


Hubo una ocasión donde Toru se quedó conmigo en la escuela hasta la noche, esperando a que terminara un proyecto final. O cuando me ayudó a cargar unos libros pesados que traía en los brazos. Cuando me quitó una basurita del cabello. Cuando evitó que me tropezara en medio de la banqueta. Cuando se interpuso entre mí y una rama de árbol que no había visto... Todos esos pequeños detalles provocaron que mis sentimientos hacia él fueran creciendo terriblemente.

Toru comenzó a ocupar cada parte de mis pensamientos, se introdujo dentro de mi ser, de mis venas y arterias calentando mi corazón. Pero conforme estos sentimientos avanzaban, mi control sobre ellos perdía poder. Sabía que muy pronto no soportaría seguir callado, tendría que confesarle la verdad. La verdad de cómo es que me siento por él y de esta manera terminando nuestra amistad. Acabaremos separados, probablemente nunca me querrá hablar o tan siquiera ver. Le provocaré asco y aberración. Esparcirá el rumor de que soy gay y toda la escuela se enterará. Me harán bullying, seré el hazme reír. Reviviré mi pasado. Toda la barrera que había construido para protegerme se irá a los suelos y quedaré completamente expuesto y desnudo ante la sociedad.

Me hallaba escondido detrás de un árbol, con un gorro cubriéndome el cabello y una sudadera grande que me cubría lo restante. Me daba vergüenza admitirlo pero lo estaba espiando. Mis clases habían terminado antes, así que había decidido ir a observar su comportamiento cuando no estaba conmigo.

Pronto lo localicé. Se hallaba parado con una pierna apoyada en la silla donde se sentaba una chica. Estaba rodeado de otras personas, tanto hombres como mujeres, todos reían; parecían divertirse. Era el mismo de siempre; sonriendo y carcajeando a cada rato, haciendo gestos elocuentes y soltando estupideces. Noté que otra chica lo miraba de una manera especial, los ojos le brillaban. Y como a mi pasaba lo mismo supe que le gustaba Toru. En ese momento sentí el bullicio de la ira y de los celos consumir mi razón. Porque ella lo podía mirar de esa manera sin tener que preocuparse, en cambio yo me veía obligado a hacer sandeces como ésta. Un rato después logré controlarme y respirar hondo. Pegué mi espalda contra el árbol y fui resbalando hasta sentir el pasto seco debajo de mí.

La melancolía de los días felices me abrumó por completo. Conforme fui creciendo y conviviendo con las personas, obtuve ciertas experiencias que me llevaron a sospechar sobre mis verdaderos gustos. La primera vez que me fije en un chico quise creer que sólo era una etapa por la cual estaba pasando, que en algunos meses se me quitaría el gusto. Pero al ver que seguía sintiéndome de la misma manera ―incluso tal vez con más intensidad― entré en un brutal conflicto interno e hice lo que estaba en mis manos para regresar a la normalidad. Después de varios intentos fallidos me di cuenta de que no podía cambiar lo que era, lo que sentía. Me costó mucho trabajo aceptar el hecho de que definitivamente no podían atraerme las chicas, que en un futuro me veía acompañado de mi esposo y no esposa. Normal o no, continuaba siendo persona.

Desde que estuve convencido de mis preferencias tuve problemas en casa y en la escuela. Sufrí de acoso por parte de mis compañeros, la gente me miraba con malas intenciones y mis padres casi se van a la otra vida después de mi confesión. Sin embargo; con paciencia, comunicación y gracias al amor que nos tenemos, logré recuperar la relación que manteníamos, siempre apoyándonos en cada momento.

Después de un grave incidente en el instituto, nos mudamos de ciudad a un sitio más tranquilo. Es cierto que los nuevos comienzos son buenos ya que nadie te conoce y puedes elegir qué decir y qué no decir. Llegando a la preparatoria empecé a juntarme con un chico peculiar de cabellos alborotados y una mirada que inspiraba tanta alegría, Tomoya. Tal vez fueron los rollos de salmón que compartía conmigo o tal vez fue por su mente abierta sin prejuicios, pero congeniamos inmediatamente y no dudé en confesarle mi pequeña sorpresa. Ély mis padres son los únicos seres en la tierra que conocen la verdad.

¿Acaso alguien se ha puesto a pensar qué es lo que sentimos? Todos somos personas, no importa nuestra apariencia, nuestras preferencias, nuestro sexo, nuestros gustos. Todos vivimos, estamos compuestos de lo mismo y por eso somos iguales. No debería de haber nombres que clasifican a las personas de acuerdo a su orientación sexual. Lesbiana, homosexual, bisexual, heterosexual... todas esas palabras que la sociedad impone para identificarnos deberían de desaparecer. Deberían de llamarnos como lo que somos: seres humanos. Somos seres humanos y nada más.



Me gustan los hombres.

Me gusta Toru.

Y quiero decirlo sin tener problemas.

Quiero salir y presumirlo al mundo.

Quiero dejar de tener miedo.



🐕



"¿Cómo se puede pensar que el amor entre dos personas va en contra de la naturaleza humana? ¿Acaso hay algo más natural que el amor? Lo que está mal -lo que es infinitamente cruel e injusto- es discriminar a alguien por ser como es. Lo que está mal es pretender que haya ciudadanos de primera y de segunda categoría, y que no todos tengan los mismos derechos".

-Ricky Martin.

The sound of your heart ;; Toruka  [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora