XIII

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Annika estaba en una mazmorra en la zona más húmeda del castillo. Artur tenía razón. Suspiró y dejó que la rabia se apoderara de ella. De pronto sintió como algo se removió en su interior, lo dejó salir. Cerró los ojos y al abrirlos era esa hermosa loba gris de nuevo. Aulló pidiendo ayuda, pero también dando información del ataque y de su posición. Volvió a sentirse como una traidora. Después de todo, ¿Cuál era su reino?

Se puso a pasear en forma lobuna mientras la ira recorría sus venas, ¿cómo había podido su propio padre hacerle eso? Aulló de nuevo. Algo se movió y se giró erizada para ver un hombre en la celda de al lado, estaba esquelético, y era... No... No podía ser...

—¿S-Seby...?

—Anny ¿Cómo es posible?— preguntó él, estaba pegado a la pared más alejada de la celda de Annika y la miraba con horror.

—Lo sé...

—Annika no puede ser... — Sebastian la miraba con terror puro en su mirada.

—Pues es.— dejó que poco a poco la ira se fuera y volvió a ser ella, pero no estaba de humor para charlar.

Lo miró con una mirada llena de dureza y se sentó en el suelo. No hablaron más.


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Annika abrió lo ojos, no sabía que se había quedado dormida. se giró y vio a Seby que se asomaba por un pequeño ventanuco con rejas que había en la celda. Ella también se levantó y se asomó, sorprendida por los clamores de la multitud. No veía nada.

—¿Qué ocurre?— preguntó sin poder evitar que el vello se le erizara.

—Parece que las tropas han logrado lo que querían— dijo Seby desganado antes de volver a dejarse caer contra la pared, a Annika le dolía verlo así.

—¿lo que... quieren?

—Eso es.—  Annika supo que no hablaría más con ella. 

Poco a poco fue consciente de que todo era su culpa, y las lágrimas cayeron por su mejilla.

La Oscura Verdad de AnnikaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora