Gatito fugitivo

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T'Challa, el mayor de los dos gatos Bombay que habitan la mansión Wayne, observaba con atención al resto de su familia. Sus otros hermanos felinos maullaban a Alfred para que el mayordomo les sirviera más leche, sus hermanos caninos jugaban con una pelota en el jardín y sus padres estaban acurrucados junto a unos arbustos. Sabiendo que no tendría mejor oportunidad que esta, T'Challa comenzó a escabullirse hacia la entrada de la mansión.

-Tony, ahí va.

Steve vigilaba cuidadosamente los movimientos de su segundo gatito. Llevaban varias semanas percatándose de los escapes de T'Challa esperando que él les diera alguna explicación, pero hasta ahora no habían recibido nada. T'Challa solía ser el más sensato y mejor comportado de sus retoños, por lo cual les parecía sumamente extraña la actitud tan evasiva que estaba mostrando.

-Voy a seguirlo.

- No creo que sea buena idea, Steve. Clark de inmediato se daría cuenta de tu ausencia y armaría un alboroto si no te encuentra en la casa, lo que provocaría que Bruce desplegara a todo su personal buscándote.

El perro tuvo que darle la razón. Papá Clark era algo sobreprotector incluso cuando vivían en la granja. Y papá Bruce se aseguraba de hacer cualquier cosa para no verlo angustiado.

-Encárgate de nuestros otros hijos –dijo Tony, poniéndose de pie-. Yo me ocupo de ese cachorro travieso.

El gato de pelaje gris siguió a escondidas a su hijo. No tardaron en llegar al parque cercano a su hogar, pero lo que le pareció extraño a Tony fue que el menor parecía saber exactamente hacia qué zona del parque dirigirse. Una vez lo localizó sobre un árbol, vigilando una de las bancas ocupada por un humano, sigilosamente fue hacia él para descubrir qué era aquello que miraba con tanta atención.

Desde su escondite habitual, T'Challa podía observar a ese hombre leyendo un libro, como la mayoría de las veces, mientras con su mano libre acariciaba al gatito cruza de siamés que reposaba sobre sus piernas. En alguna de las pocas ocasiones en que sus abuelos humanos lo habían llevado al parque con papá Steve y sus hermanos Thor y Peter (porque sería un gato, pero a él también le gustaba que lo sacaran a correr y pasear), había descubierto la presencia de ese gatito de esponjoso pelaje marrón claro, con un adorable color más oscuro en cola, orejas y patas (lo que le hacía lucir como si usara botitas). Dicho gato le había parecido sumamente lindo y sin darse cuenta se mantuvo observándolo el resto del paseo. Cuando regresó a la mansión, no podía sacárselo de la cabeza y comenzó a escabullirse de casa rumbo al parque con la esperanza de encontrarlo de nuevo. Le daba vergüenza aceptar que finalmente se había aprendido la rutina del dueño humano y ahora sabía cuándo era casi seguro que los encontraría en su lugar habitual.

-Así que ese gato es la razón por la que te escapas sin decir nada.

T'Challa chilló con espanto cuando encontró a su papá felino detrás suyo. Pensó en negar su comentario, pero sabía que no tendría sentido. Su papá era un gato genio, pero el joven al menos trataría de ganar algo de tiempo.

-¿Q-Qué haces aquí, papá?

-Averiguar por qué mi hijo se ha vuelto un fugitivo. Así que comienza a explicar.

El cachorro suspiró y no quedándole más remedio tuvo que contarle toda la verdad.

-Sí, he estado saliendo de casa para venir a verlo. Se llama Everett, su dueño es ese humano llamado Stephen y generalmente suelen venir a este parque los miércoles y sábados.

-Vaya, realmente has pasado mucho tiempo observando sus movimientos.

-Me haces sonar como si fuera un acosador –protestó T'Challa

-Eso, o como si fueras un cazador vigilando a su presa –comentó en tono burlón ante la vergüenza del pequeño-. Pero hablando en serio, dime que al menos ya te has presentado con él, T'Challa.

-Bueno... Lo he intentado.

Su segundo gatito era valiente y tenaz, resultaba muy extraño verlo actuar de aquella manera tímida e insegura. A Tony no le hizo gracia ver esas orejas gachas mientras el pequeño miraba con anhelo a ese felino que llamaba su atención y que parecía tan lejano.

-Escúchame bien, T'Challa: los gatos somos astutos por naturaleza y además también estás siendo criado por un valiente perro labrador. Así que no puedes tener miedo, hijo, si realmente quieres conocer a ese gato debes ir y hablar con él. No hoy, puesto que no te sientes preparado, pero sí pronto porque tampoco nos hace gracia a tu padre y a mí que salgas solo de casa siendo aún demasiado joven. ¿Entendido?

-... Sí, papá.

No pasó más de una semana cuando el gato Bombay regresó de otra de sus escapadas y corrió hacia sus padres para decirles que finalmente había logrado presentarse con el gato de pelaje claro y que se habían agradado bastante.

-Everett es genial, parece bastante tranquilo pero es muy observador y se nota que en el fondo es un valiente aventurero.

-Me da gusto que por fin hayas logrado hablar con él –contestó Steve con alegría

-Gracias, padre.

Una vez el joven felino se marchó, Tony se incorporó sobre el lomo de Steve (donde había estado acostado durante el relato de su hijo) y observó que ninguno de sus otros cachorros estuviera cerca antes de hablar.

-¿Sabes, Steve? Cuando lo vi en el parque ese gato me pareció vagamente familiar, pero no logro recordar dónde lo he visto antes.

-Tal vez T'Challa pueda traerlo de visita un día y así averiguaremos más de él.

Claro, lo que su hijo no les dijo fue que desafortunadamente ya no pudo seguir platicando más con Everett porque cuando su dueño se dio cuenta, vio al gato negro con desconfianza, cargó a Everett en sus brazos y abandonó el parque aún lanzándole miradas sospechosas. Pero nada de eso le importaba a T'Challa, ya que logró comprobar que ese gatito no solo era adorable por fuera, sino también por dentro y haría hasta lo imposible por volver a pasar tiempo con él. Y estaba seguro de que si se los pedía, sus hermanos lo ayudarían sin dudar para lograr su objetivo.


*Así luce Everett gatito, pero mayor (aunque Stephen sí lo conoció de ese tamaño)

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*Así luce Everett gatito, pero mayor (aunque Stephen sí lo conoció de ese tamaño).

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