1.0

866 65 1
                                    

"Por favor Syd, deja ya de entrar a tiendas de ropa y no comprar nada." Hablé con pesadez hacia la peli negra. "Estoy exhausta y tengo hambre."

Volteó a verme y rodó los ojos. "No seas pesada Libra, apenas son las 2:00 pm, además es un centro comercial. Podrías ir por un helado y seguir junto conmigo en este interesante recorrido."

"Vamos Syd, no tiene nada de interesante. Solo has comprado tres blusas y una falda; dijiste que querías comprar un kimono, no lo has encontrado y seguimos dando mil vueltas." Dije a la vez en la que nos parábamos en seco y Sydney volteaba a verme. "Y quiero comer algo que me llene, no cualquier comida basura que suelen vender en los centros comerciales." Hice pucheros.

"Libra, lo que tú quieres es irte. Hagamos algo; tú ve a por un helado y yo iré a la primera tienda que vimos en donde ese kimono me agradó. Aunque no tanto. Lo probaré y te veré ahí. ¿Te parece?" Habló tocándome el antebrazo para calmarme. Me iba a volver loca.

"Está bien Sydney. 10 minutos es lo que tienes." Accedí y sonrió dándome una gran vista de sus blancos y perfectos dientes. "El tiempo corre." Dije apresurándola y ella volvió en sus talones y caminó a toda velocidad por donde habíamos venido hacia aquella tienda.

Estrés. Es lo que me causaba ser su amiga.

A pesar de que ambas fuésemos completamente opuestas, la relación de amistad que llevábamos era bastante buena. En tan solo 7 semanas nos habíamos convertido en grandes amigas y me agradaba totalmente. Claro que como cualquier amiga, tenía sus diferencias entre ambas pero nada que un café con unas donas no pudiese resolver.

De entre mis pensamientos terminé en una heladería a la cual había venido un par de veces con mi mejor amigo Michael. A decir verdad, era nuestra favorita aunque no viniésemos tan seguido. La aclamada tienda llamada Dairy Queen; donde servían todo tipo de helados. Mi favorito siempre había sido el de cono cubierto de chocolate, realmente siempre lo fue por qué jamás me atrevía a pedir otra cosa. Lo sé, cobarde.

Entré a la heladería de paredes verdes y azules acercándome directamente a la caja en donde hacías tú pedido, había una mujer frente a mí así que solo esperé a que esta terminara. Mientras tanto tomé mi móvil y le envié un mensaje a Syd "Te quedan 5 minutos S, será mejor que en cuanto llegue allá tú compra esté realizada."

"Disculpa" dijo alguien llamando mi atención y haciéndome bloquear la pantalla de mi móvil para acto seguido guardarlo en mi bolsillo del pantalón. Mi mirada poco a poco se alzó para observar a quien me hablaba y juro que en ese instante se me olvidó mi nombre. "¿Qué vas a pedir?" Habló el chico parado tras la caja registradora pidiendo mi orden. Demonios, este chico es tremendamente guapo.

"Uh..." no tenía palabras; absolutamente nada salía de mi boca a pesar de que mi cerebro intentaba reaccionar buscando una y mil palabras para contestar aquella simple pregunta. "Un blizzard de oreo chico por favor." Solté sin más recordando lo que Michael siempre pedía.

El chico tecleó mi pedido y después volvió a mirarme. "¿Deseas algún ingrediente extra?" Dijo con una sonrisa de lado. Juro que me perdí completamente.

"Ah, sí." Hablé rápidamente sin pensar en que estaba diciendo y tragué mi saliva fuerte, tanto, que dolió.

El chico vio que no hablaba así que volvió hacerme una pregunta. "¿Qué ingrediente extra deseas?"

"Uh, brownie." Hablé después de ver tras él un cartel con el nombre de los ingredientes extras que se le podía agregar a tu helado. Mis manos sudaban mientras mis piernas no paraban de moverse en su lugar.

"Serían 3 con 89 por favor." Dijo volviendo a mirarme y entonces reaccioné de aquel transe por el que estaba pasando y le tendí un billete de 5 dólares que traía hecho rollito dentro de la bolsa de mi pantalón. Sus manos no habían hecho ningún contacto con las mías y por un segundo sentí decepción. "Permíteme un segundo." Y seguido de esto volvió a registrar algo en aquella máquina para después meter el dinero en la caja fuerte, coger el cambio de mi billete y volver a cerrarla. "Aquí tienes, 1 dólar con 25. Te entrego tu ticket de compra y recoges tu pedido al final de la barra. Que lo disfrutes." Me tendió mi cambio sobre el ticket y esta vez sí que rozaron nuestras manos. Me sentí satisfecha; bueno, casi. Le dediqué una sonrisa de lado sin mirarlo y me dirigí a donde segundos atrás me había indicado.

Llegando al final de la barra tan solo tardaron algunos minutos en gritar el nombre de mi pedido y me acerqué, voltearon aquel helado haciendo la prueba de que era imposible que este cayera y agradecí. Me giré sobre mis talones para dirigirme a la salida de aquel establecimiento, pero antes, le di una última mirada a aquel chico que tanto había llamado mi atención y entonces al sentir mi mirada él volteó, me miró y acto seguido me sonrió. No supe cómo actuar así que me volteé y seguí caminando/ trotando sin importarme en tirar aquel tonto helado.

Llegué rápidamente a la tienda en donde se supondría Sydney había ido. En cuanto me acerqué más vi a aquella peli negra de rizos y le sonreí. Al llegar a su lado reprochó. "Según tú estarías aquí en 10 minutos, esta vez fui yo la que salí a tiempo y tú te tardas 5 más. ¿A que jugamos Libra?" Preguntó y alzó su ceja izquierda con una sonrisa de lado, algo que hacía casi la mayoría del tiempo.

"Lo siento, tardaron un poco." Me limité a decir con las mejillas sonrosadas, y antes de que ella dijese "Está bien, podemos irnos." Probé aquel helado y a decir verdad, para ser la primera vez. Me había encantado.

Dairy Queen [l.r.h]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora