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"Así que supongo que te caíste mientras hacías ese capricho." Afirmó Luke y aunque no estaba frente a mí, supe que sonreía de forma ladina a través de la llamada telefónica.

"Ey, no fue un capricho. Yo quería subir al árbol de la vecina, mi padre me lo prohibió y yo quería hacerlo así que lo hice. Soy una mujer determinada a hacer lo que quiere." Contesté mientras me paseaba por mi habitación recordando aquel día. Me paré frente al espejo y me di cuenta de que la Libra de hace un mes no era la misma que ahora. Me encontraba más llena de luz, de vida, de felicidad. Y supongo eso era debido a Luke.

"Bueno si, pero finalmente fue un capricho que decidiste cumplir ¿o me equivoco?" Volvió a decir lo que pensaba al contarle mi anécdota.

A decir verdad no tenía idea de dónde habíamos sacado la charla hasta llegar a este punto; hablar sobre nuestra infancia.
Soy una chica que recuerda perfectamente su infancia, cosa que no todos hacen, y me siento afortunada al recordarlo todo aunque me gustaría también no recordar nada de los malos momentos vividos, sufrimiento real y personas perdidas en una sola noche.

"Bueno pero, ¿es que acaso tú tampoco hiciste un capricho?" Le pregunté mientras la sonrisa de mi cara no desaparecía.

"De tal magnitud como los tuyos no, pero sí que fui un niño caprichoso." Dijo y rió del otro lado del teléfono.

Carcajeé al imaginarme a mi chico cabello color sol pequeño, de ojos azules y con un puchero en la cara queriendo un dulce o queriendo subir a los juegos del parque.

"Imagino que fuiste un niño caprichoso muy lindo." Lo solté sin filtro y sin antes pensar en lo que le estaba diciendo.

"Imagino que fuiste una niña caprichosa muy linda." Repitió la misma frase que yo le dije y sonreí más si es que eso era posible.

Despegué el celular de mi oreja y vi la hora que era. 12:37 am. Wow.

"Creo que hemos hablado por más de cuatro horas." Mencioné y solté una risa baja.

"Es verdad, ¿Tienes sueño?" Preguntó y aquella cuestión me dejo pensando. Mi cuerpo en automático respondió por mi. Mis ojos se cerraban un poco y mis piernas comenzaban a doler. Sin embargo ese cansancio era sustituido por otra emoción, una que no sabía que existía.

"No, ¿tú Luke?" Pregunté de vuelta.

"Jamás me sentí más despierto en la vida." Contestó y mis ojos se cerraron instantáneamente, disfrutando de sus palabras, del sentimiento profundo y duradero.

Y con aquellas palabras solté lo que sentía "Jamás había sido tan feliz en mi vida."

Y así continuamos con nuestra charla hasta altas horas de la madrugada. Las risas nunca faltaron y las sonrisas llenas de amor nunca se apagaron.

Dairy Queen [l.r.h]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora