• Capítulo 3 •

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— No estarás pensado en aceptar, ¿Verdad? — pego un pequeño salto al escuchar la voz de Abraham.

Me doy vuelta para poder mirarlo y me lo encuentro con una toalla en su cintura y gotas deslizándose desde su pelo hasta un poco más abajo de su cintura.

Remalo mis labios, moviendo ligeramente la cabeza. Sacando todo pensamiento pervertido que pase por lo cabeza.

— Abraham, amor —suspiro — sabes que me gusta esto, es lo que me apasiona realmente y que no me apoyes duele.

— No es que no te apoye bebé — se sienta en la cama y palmea su regazo, invitandome a sentarme. Con gusto, lo hago. Sus brazos me rodean y sus manos quedan en mi espalda—. Tengo miedo. Miedo a que te pase algo malo como a mi o que sea peor, te recuerdo que estuve cinco meses en coma.

— Lo sé, pero.....

— Pero nada — apoya su cabeza en mi hombro —. No sé que haría si algo malo te llegase a pasar en la pista, no, no lo aguantaría. No podría verte en ese estado.

Sonrío apenas.

— Te amo mucho, sabelo — beso su nariz, luego sus ojos y por último sus suaves labios.

— No vas a dejar de insistir, ¿Verdad? — se aleja mirandome con una ceja levantada.

Siento mis mejillas arder.

Empujo el cuerpo de Abraham dejándolo acostado por completo. Me posiciono sobre él. Cada una de mis piernas están al lado de su cintura y mis manos al lado de su cabeza.

— Por favor amor — acaricia mi cintura por debajo de mi remera —, no lo hagas. Te amo y mucho.

— También te amo — sus labios se juntan con los míos.

Llevo mis manos a su pelo, sintiendo la suavidad entre mis dedos. Mis manos pasan de su cabeza a su cuello y hombros, acariciando, sintiendo sus suave piel.

Sus manos escurridizas sube un poco más allá y baja un poco las tiritas del sujetador, dejando solamente enganchado por la parte de atrás.

Nos separamos unos centímetros y vuelvo a unir nuestros labios.

Me empuja, quedando el sentado y conmigo encima.

Una sonrisas juguetona aparece en sus labios cuando sus dos manos quedan en mi trasero. Agarro su labio inferior y tiro de el.

Mi boca se dirige a su cuello, dejando una hilera de besos húmedos desde su cuello a su hombro.

Saca su remera de mi cuerpo, dejandome en sujetador.

Se aleja de mi, y su mirada recorre todo mi cuerpo, más mi rostro y pechos.

— Te quiero — besa mi hombro. Siento sus manos subir hasta el broche del sujetador —, te amo — sus labios acarician mi mentón — y te necesito en todo los sentidos que pueden llegar haber.

— ¿Hace cuánto no lo hacemos? — murmuro en sus labios — ¿Seis u ocho meses?

— Mas o menos. — siento como lentamente mi sujetador deja de estar tan apretado y mi espalda se siente libre.

Lo saca por completo y me apega a él.

Soltamos un jadeo al sentí nuestros pechos pegados.

Se muerde el labio inferior.

— ¿Tenés tiempo? — pregunta.

— Para ti siempre, amor — juntamos nuestros labios.

El ruido del celular nos espanta. Abraham abraza mi cintura con fuerza.

— Esto tiene que ser una jodida broma, ¿No? — inflo mis cachetes, intentado no soltar una carcajada.

Cubriendo mis pechos con mi brazo, me estiro hasta la mesa de luz  agarrando mi celular. Leo el nombre de la pantalla.

— Es Jack— río.

— Lo voy a matar — menciona suspirando.

Deslizo el botón verde, aceptando la llamada

¿Qué pasó? — hablo dejando un beso en la frente de Abraham.

¿Cómo qué qué pasó? — habla con tono de voz serio — ¡El entrenamiento!

Mierda, me olvidé

Ya me dí cuenta, te quiero acá en media hora. Tengo que hablar algo importante con vos.

— De acuerdo.

Agarro rápidamente el sujetador y me lo vuelvo a colocar.

— ¿Qué sucede? — habla confundido.

— Hoy era el entrenamiento, me olvidé y Jack tiene algo importante que decirme.

— ¿Qué será? — se para tapándose bien con la toalla — el no es de hablar temas importantes.

— No sé que querrá

𝙰𝚖𝚘𝚛 𝚎𝚗𝚝𝚛𝚎 𝚌𝚘𝚛𝚛𝚎𝚍𝚘𝚛𝚎𝚜 [A.M] {EDITANDO}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora