• Capítulo 29 •

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Hace más de cuatro horas que estamos en el hospital y aún no hemos tenido noticias de Mily. Nada. Nada de nada, ni un solo detalle.

Cada que vez que pasa una enfermera o un doctor y le preguntamos, la respuesta sigue siendo la misma por parte de todos.

— "Apenas salga de terapia intensiva le diremos todo"

Suspiro y subo mis piernas al asiento abrazando mis rodillas, dejando reposar mi frente en ellas. Muerdo mi labio inferior con fuerza y niego una y otra vez.

— Ella estará bien —una fina mano deja suaves caricias en mi espalda. Alzo mi vista y me encuentro con el rostro de Verónica, sus ojos hinchados al igual que sus mejillas—. Salió de muchas cosas, saldrá de esta también.

— Todos me dicen lo mismo —murmuro dejando caer otra vez mi frente en mis rodillas, pero aún así, sigo mirando a Verónica—. Pero no estoy tranquilo con esa simple oración.

— Estamos igual Abraham pero no nos queda de otra —sonrie con tristeza y agarra mi mano, dejando pequeñas caricias.

— Sólo quiero saber algo de ella —escondo mi cabeza entre mis rodillas de nuevo—. Sólo eso. —murmuro.

El ruido de mi celular nos sobre salta a todos. Bufo molesto y saco el celular, y al ver quién me paro molesto, pidiendo disculpas ligerante.

¿Qué mierda quiere? —escupo enojado.

Vaya....—ríe ligeramente— hasta para putearme me trata de ustedes. Que buen niño.

¿Qué coño quiere? —cierro mi puño izquierdo con fuerza.

¿Cómo esta mi hija? —pregunta sin más.

Suelto una risa sin humor.

¿Ahora se preocupa por su hija? —me pongo serio nuevamente— ¿Ahora que está internada? —suspiro con fuerza intentado no mandarlo a quien sabe donde con tantas palabrotas que cruzan en mi mente—. Le voy avisando desde ya que, al menos por mi parte, no le daré noticias de mi novia.

No es tu novia, que yo sepa se habían dado el tiempo porque estuviste con otra.

Cierre su puta boca. Son cosas nuestras, usted no se tiene porque meter —tenso mi mandíbula—. Bueno, lo voy dejando, tengo asuntos importantes que atender.

Le corto sin esperar respuesta por parte suya. Pongo mis ojos en blanco y regreso a mi asiento.

Nunca estuvo para su hija, ¿Y ahora se le da por preocuparse? ¿Cómo le da la cara?

Gruño ligeramente.

— Te llamó, ¿Verdad? —miro unos segundos a Verónica y asiento, llevando nuevamente mi vista a las baldosas blancas que por el reflejo de la luz, le da un toque brillozo.

— Por mi parte, él no tendrá información de Mily —muerdo el interior de mi mejilla—. Lo lamento y perdone si le llega a molestar pero ustedes muy bien sabe que, Ernesto nunca se preocupó por su hija.

— Si....—alarga— lo sé. Y, estoy de acuerdo contigo Abraham— se levanta y me observa unos instantes—.  ¿Querés un café?

— Por favor, si no es mucha molestia. —ella asiente con una sonrisa y desaparece por los pasillos largos y anchos del hospital.

(****)

— ¿Familiares de Quintero Milagros? —al escuchar su nombre, mi cuerpo se tensa y comienzo a respirar de manera pesada.

Yo, junto a su madre somos los primeros en levantarnos y acercarnos al doctor que se encuentra con una mirada de muy pocos amigos, la cual, hace que mi cuerpo tiemble ligeramente.

— Nosotros —comentamos con Verónica y esperamos que el doctor empiece.

— Bueno —mira su libreta y luego  a nosotros nuevamente. Después de siete horas esperando, al fin podré saber cómo está mi bebé—, la paciente Quintero está fuera de peligro —todos soltamos un gran suspiro—. Pero, si tiene lesiones muy graves internas y más, en la parte de la cabeza. No estoy muy seguro de eso, pero lo más probable es que algunas cosas no recuerde, lamentablemente. Ya  he pasado por varias situaciones como esta y siempre pasa lo mismo, pero, rezen para que no les toque a ustedes.

Al escuchar esas cinco palabras, mi cuerpo automáticamente se queda tieso, congelado. Me cuesta respirar bien. Trago con fuerza el nudo que se ha formado en mi garganta.

"Que algunas cosas no recuerde"

Suspiro, una, dos y tres veces, tranquilizandome. Agarro la muñeca de Verónica y ella, al parecer ya sé dio cuenta de lo que me pasa.

— ¿Cómo se encuentra su cuerpo y todo lo demás? —se adelante hablar mi suegra.

— Su cuerpo tiene lesiones graves, muy graves. Algunos huesos los tiene rotos y algunas partes de su cuerpo se encuentran quemadas por lo que ya saben, fue por la explosión que tuvo el auto.

— Y....y —trago duro—, con el tema de la pérdida de memoria, ¿Qué quiere decir?

— Hay dos opciones, que sea temporal —muerdo y labio inferior con fuerza— ó permanente.

Siento como mis ojos se llenan de lágrimas nuevamente.

Por favor, dios mío no.

𝙰𝚖𝚘𝚛 𝚎𝚗𝚝𝚛𝚎 𝚌𝚘𝚛𝚛𝚎𝚍𝚘𝚛𝚎𝚜 [A.M] {EDITANDO}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora