• Capítulo 24 • (Maratón 2/4)

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— Te odio tanto -murmura—, ¿Por qué carajo estabas metido en la cama junto conmigo?

— Eso no importa —niego levemente mi cabeza—. Sólo quise venir a verte y....

— ¿Me viste dormir? —se cruza de brazos. Sonrío al ver que no se ha dado cuenta que estoy muy cerca de ella.

— Mi amor.... —agacha un poco la cabeza y logro ver como sus labios se encurvan un poco. Muerdo mi labio inferior—. Desde que somos amigos te he visto dormir. No me digas que te vas a enojar ahora por eso.

Niega con su cabeza, dejando sus manos al costado de cuerpo- Tienes razón, seria medio estúpido eso.

— Exacto —río un poco.

— Ya Abe —siento como mi corazón da un vuelvo y las típicas mariposas en el estómago de hacen presentes. Hace mucho tiempo no me llamaba así. Mis mejillas se tornan de un color carmesí y agradezco que ahora mismo esté todo oscuro—, ¿Qué necesitas?

— Quería dormir contigo —susurro agachando mi cabeza.

— Yo creo que no estamos en condiciones de dormir juntos —puedo notar como su voz se va haciendo más apagada.

— Lo sé, pero quiero sentir tu cuerpo junto al mío —me empuja un poco—. No lo malpienses, lo digo con buen sentido.

— Lo siento —sonrío.

Ambos quedamos en un gran e incómodo silencio. Sigo acariciando su pierna y cintura, mientras de apoco acerco mi cabeza a su hombro. Al ver que no me aparta, dejo reposar mi cabeza en su hombro, escondiendo mi rostro en su cuello. Enriedo mis manos manos por completo en su cintura.

— Te quiero..... —murmuro cerca de su oído haciéndola tensar. Siento como una de sus manos van a mi nuca y la otra queda en lo ancho de mi espalda—, y lo lamento tanto en verdad.

— No quiero hablar de eso —me aleja un poco, pero aún así seguimos pegados—, al menos no ahora.

— Entiendo —murmuro y la observo atento. Sus labios ligeramente abiertos, sus mirada en sus manos, sus piernas enredadas en mi cintura.

Muerdo mi labio inferior.

¡Al carajo todo!

Agarro su cintura de manera brusca y la alzo haciendo que sus piernas se enrienden en mi cintura. Choco mis labios con los suyos en un beso hambriento y necesitado. Sus labios no se mueven, pero busco que corresponda y luego de un tiempo lo logro. La llevo hacia a la cama y la dejo con brusquedad. Nuestra partes se tocan y sus piernas se elevan, quedando al lado de mi cinturas. Sus manos se deslizan por mis brazos, llegando a mi nuca. Acaricia y tira de mi pelo haciendome gruñir. Sonríe en mis labios y abre paso a mi lengua.

Dejo mis codos apoyados al lado de su torso, para así estar mas juntos. Dejo sus labios y comienzo a regar besos desde su comisura hasta su cuello. Muerdo, chupo y lamo todo lo que puedo.

— Abraham....—muerdo justo en el medio de su pecho. Mis manos se meten debajo su espada y al llegar a la parte superior de la remera, la rompo. El ruido la sobre salta, pero antes de que hable, estampo sus labios con los mios nuevamente. Muerdo su labio inferior para luego resoplar en su boca.

Tiro la prenda rota en alguna parte de la habitación.

Desde el medio de su pecho, comienzo a dejar besos húmedos. Jadea y acaricia mi nunca. La observo mientras deciendo mis besos pasando por sus pechos hasta su abdomen. Asomo la punta de mi lengua y lo paso sobre su ombligo hasta dar la su ropa interior.

Muerdo mi labio inferior con una sonrisa. Ella me observa atenta, esperando que de mi primer movimiento, pero ella lo hace. Eleva un poco sus caderas, haciendo que su parte toque mi pera. Lamo mis labios y dejo un beso en su centro.

— Uhm....—ronronea. Siento su mano acariciando mi pelo de manera suave y lenta.

— Te quiero tanto....—con mis dedos pulgares agarro las tiritas de su braga y la comienzo a bajar. Ella flexiona las piernas y saco su braga. Antes de que cierre las piernas, agarro sus rodillas y las separo.

Lamo mis labios al ver su centro. ¡Mierda! Hace muchísimo no la pruebo y me pene comienza a doler.

¡Joder! Es increíble lo rápido que hace que me excite.

— Abraham....—alzo mi vista. La podía notar nerviosa y un poco incomoda.

— Oye....—hago una mueca. Coloco mis manos al lado de su cintura y me alzo sobre ella— sabes que no tienes que hacer esto si no quieres, ¿Verdad?

— Si, lo sé....—acerco mi rostro al suyo. Dejo un beso en su frente y luego un corto beso en sus labios. Me alegra tanto que me deje besarla—. Pero, se me hace extraño tener relaciones contigo ahora.

— ¿Lo dices por....—frunzo el ceño. La observo y nerviosa asiente— No, mierda. No Mily. No amor. No piense en eso, por dios.

— Saber que le hiciste cosas iguales a.....—pone los ojos en blanco— perdón que lo diga asi,  pero me genera asco. —muerde su labio inferior.

— Ya, cállate —beso sus labios—. Te quiero a ti y solo a ti. Tu causas tanto en mi como físicamente —junto mi pene ya erecto en su centro libre. Abre su boca, pero no sale ningún ruido—, como personalmente —vuelvo a su centro—. Disfruta, preciosa.

Acaricio sus piernas y soplo apenas su centro.

Muerdo mi labio inferior y luego paso mi lengua en ellos. Sonrío y acerco mi boca a su centro. Paso mi húmeda lengua por todo lo que puedo.

— Abraham....—arquea su espalda, empujando mi nunca a ella.

Sonrío nuevamente y sigo lamiendo todo lo que puedo. Muerdo y chupo todo lo que puedo.

— Abraham, ¡más! —eleva sus caderas, haciendo que coma más de toda ella.

𝙰𝚖𝚘𝚛 𝚎𝚗𝚝𝚛𝚎 𝚌𝚘𝚛𝚛𝚎𝚍𝚘𝚛𝚎𝚜 [A.M] {EDITANDO}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora