Capítulo 201

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CAPÍTULO 201

*narrador omnisciente*

Han pasado dos semanas desde aquella fatídica fiesta. Hay personas para las que ya es historia, unos la recuerdan entre risas, otros aún permanecen sorprendidos por el gran número de la noche. Bruno y Martu han intentado llevar a cabo un acercamiento al anfitrión, pero el tiempo aún tiene heridas por curar.

Ahora mismo Xavier observa a María Fernández, que se encuentra en el sofá de la sala común. Se ha quedado sola cuando ha acabado el trabajo que estaba haciendo con Chloe y esta última se ha dirigido al gimnasio, donde había quedado con Cova.
El chico recuerda los momentos vividos años atrás, en aquella residencia donde parecía que los sueños podían hacerse realidad. Actualmente apenas se dirigen unas miradas. Él tiene algo de culpa, los dos tienen algo de culpa.
La castaña chocolate lo observa acercarse al sofá, aunque no sabe exactamente cuáles son sus intenciones. Lleva dos semanas siendo fuerte, no piensa caer en la tentación por un descuido y menos que pretenda usarla para olvidar a la argentina. El amor ideal tendrá que seguir esperando.
Más tarde, en el gimnasio del mismo edificio, Chloe y Cova se encuentran sumergidas en secuencias de flexiones y abdominales.
Chloe: No creo que tengas que hacer todo esto por Juan, pienso que si quieres hacerlo debe ser para sentirte bien tú, no para que otra persona te vea mejor.
La chica lleva varios días dándole vueltas al tema, ese es un amor que hace daño. Por fin se ha atrevido a decirle lo que piensa.
Cova: Juan ha cambiado, es otra persona y hago esto por mí —contesta con cierto tono de enfado.
Chloe: No quiero que te enfades, pero una persona que no te quiere como eres y te hiere no merece perdón.
Cova: ¿QUE NO MERECE PERDÓN? ¿Y LO QUE TÚ LE HICISTE A BRUNO SÍ MERECE PERDÓN?
Cova abandona el lugar sabiendo que le ha hecho daño a su amiga. Ella también está dolida, Juan ha cambiado y la hace muy feliz, ¿tan difícil es que los de su alrededor lo entiendan?
La chica de pelo negro rizado sigue inmóvil en el suelo del gimnasio...

Bruno...

Siempre será su amor imposible.

Si de amores imposibles trata el capítulo, también podríamos mencionar a Elena, que aunque ella creyese que salir con Mauro formaba parte de su diversión, su ausencia le ha traído mañanas melancólicas, tardes amargas y noches en vela. En un rincón de la sala común se entretiene esmaltando sus delicadas uñas, esta vez no tiene a Claudia para que la ayude. ¿Dónde diantres se ha metido?

Mauro2: ¿Podemos hablar? —surge esa voz que tanto ha anhelado a sus espaldas.

Elena: Estoy ocupada—contesta la chica, haciéndose la ofendida. Ella es divina, por mucho que lo desee, ¿acaso cree que después de que la haya dejado delante de todos dañando su reputación ella será amable con él como si nada?

Mauro2: Así que te empeñas en hacerte la dolida. Tú misma, yo solo quería pedirte que volviéramos.

Se da media vuelta, pero Elena se levanta de golpe.

Elena: ¿Qué?—se sorprende, sin poder evitar esbozar una pequeña sonrisa.

El rizos se acerca a ella y le acaricia el cuello con su nariz.

Mauro2: Estoy demasiado enganchado a ti—susurra, cogiéndola de la mano y llevándosela a un lugar apartado. La morena no consigue fingir resistencia y se deja embriagar por sus labios, así que terminan dentro de un cubículo del baño. El chico presenta una fuerza insólita y descomunal, intentando saciar su sed. Sus manos recorren la espalda de la chica hasta posarse en sus riñones y, en un hábil gesto, quitarle la camiseta. Ella se sorprende, pero no tiene intención de frenarlo—. Quiero hacerlo, la otra vez nos quedamos a medias—le dice, con los dedos dispuestos a desabrochar el botón de su pantalón. Elena solo consigue asentir y volver a besarlo. La ropa de ella cae al suelo y desaparece por el hueco inferior—. Un momento —dice, dejando de besarla—. Tengo una sorpresa para ti. Cierra los ojos.

Ella, extasiada, acata sus órdenes. Mauro sale del cubículo y se encuentra con Martina2 y Sandra aguantándose la risa. La albaceteña le tiende una toalla que ella misma ha diseñado y sale del baño, con la cámara de fotos preparada.

Mauro2: Creo que esto te favorecerá mucho más que la ropa que llevabas —comenta con preponderancia, tirándole la toalla por arriba. Elena ahoga un grito cuando descubre que a duras penas le cubre todo el cuerpo y que está decorada con múltiples "GILICLONC E".

Elena: ¿Te van los juegos sexuales? — replica ella, rallando la desesperación.

Mauro2: Lo que no me va es que juegues con todos: con Cova, conmigo y Marcos, con Sandra, con Martina, con Claudia... A ver si ahora te diviertes tanto huyendo de aquí.

Dicho esto, pega un portazo, fingiendo que han salido de los servicios. Coge las prendas de Elena y a Martina de la mano y se meten en otro cubículo. Él le tapa la boca con la mano, para evitar que sus contenidas carcajadas delaten su posición. Su dedo de la mano libre recorre con suavidad todas y cada una de las pecas de su cara. Martina cierra los ojos y deja que su agradable olor la inunde.

Elena no tiene más remedio que intentar taparse con ese zarrapastroso paño y salir de ahí para encontrar la salvación en su habitación. Pero son tantas las fotos que Sandra dispara, tantos los dedos que la señalan y tantas las risas que la ridiculizan, que se mete en la primera puerta que encuentra.

Mauro y Martina siguen en contacto, releyendo ese libro de la infancia, donde siempre eligen la página que les devuelve al mismo lugar. Y ese lugar son los labios del otro.

Invencibles (2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora