Capítulo 209

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CAPÍTULO 209

*narrador omnisciente*

La noche no ha servido para remendar los viejos y rotos trozos de su corazón, solo la ha ayudado a sumirse en una desesperante soledad por haber decidido alejarse de él.

Sin fuerzas para asistir al desayuno, se ve obligada a levantarse de la cama para abrir la puerta.

Hugo: ¿Un café? —la saluda su hermano, mostrándole el vaso de plástico.

Laura: No, gracias —contesta, tumbándose de nuevo.

Hugo: Creo que me toca hacer alusión de nuevo a nuestro querido Albert Espinosa —se le ocurre a Hugo, dejando la bebida en el escritorio y sentándose delante de ella. Laura se limita a apretar los labios —. ¿Has perdido todas las sonrisas? —ella baja la vista— Tengo una dentro del puño... —insinúa, enseñándole la mano cerrada. Laura levanta la cabeza y fija la mirada en su puño— Si quieres te la regalo... —prosigue él— Abro la mano y la agarras al vuelo.

Entonces Hugo abre la mano y Laura sonríe. Siempre ha sido automático. Pero, enseguida, deja de hacerlo y él vuelve a la carga.

Hugo: Tengo otro puño y dentro hay una sonrisa de oreja a oreja, ¿la quieres?

Ahora abre su mano izquierda y Laura sonríe de oreja a oreja. El truco nunca le ha fallado.

La chica abraza con fuerza a su hermano, dándose cuenta de que Lukas está siendo un cara fuco por pretender darle celos con otra. Ella quiere a alguien más maduro a su lado. Se separa un poco de Hugo y le dirige una mirada cargada de dulzura:
Laura: Solo te pido una cosa —él arquea las cejas—: que nunca te falten las sonrisas en los puños.

Hugo: Mientras tú no me faltes, las sonrisas siempre habitarán en mis puños —contesta sonriendo y abrazándola otra vez.

Se presenta la tarde y consigo la despedida de Balma. Han sido dos días fugaces pero intensos, tanto que en ellos ella se ha enamorado. María ha insistido en acompañarla a la estación, pero antes de subirse al taxi tiene que despedirse de alguien, sin decirle adiós. Nunca le ha gustado esa palabra, a las personas que quieres nunca les dices adiós hasta que dejas de quererlas. Y, por el momento, a Lukas no piensa decirle adiós. Coloca sus pertenencias en el maletero y se fija en que Lukas la observa apoyado en la verja, con una sonrisa burlona. Cuando termina, se acerca a él.

Balma: Me había equivocado con lo de apuesto, no me has ofrecido tu ayuda en ningún momento.

Lukas: Pensaba que te valías por ti misma, princesita.

La chica de piel fina y mirada atrayente le saca la lengua, pero no tarda en transformar la burla por melancolía.

Balma: Me ha gustado volverte a ver —se sincera.

Lukas: Y a mí.

Se quedan unos segundos quietos comunicándose con sus ojos. Y, ella, sin poder resistirlo más, se aproxima y saborea por segunda vez sus labios. Al separarse, Lukas muestra un gesto desorientado con un deje acusador.

Balma: No me pongas esa cara, ya sé que ayer me besaste porque querías darle celos a tu ex —él esboza una mueca de confusión—. Recuerda que María Querol es mi hermana —aclara y Lukas se da un cómico golpe en la cabeza, fingiendo ocurrencia—. Ahora no es nuestro momento, pero si en un futuro nos reencontramos, que sepas que yo no voy a negarte —Lukas nota cómo se le suben los colores—. ¡No me fastidies! ¡Te estás poniendo rojo!

Lukas: Nunca habían sido tan directas conmigo —admite, intentando eliminar su rubor.

Balma: Siempre tiene que haber una primera vez para todo —contesta, obvia.

Lukas: Indiscutiblemente, sí.

Balma: Y yo soy tu primera vez.

Lukas: Qué mal suena eso.

Balma: Tan solo suena como tú quieres que suene.

Lukas: Eres una lianta, ¿sabías?

Balma: Es la primera vez que me lo dicen.

Lukas: Entonces yo también soy tu primera vez.

Ella arruga la nariz en un suspiro divertido, produciendo irregularidades en su hermoso cutis. El coche pita con urgencia, dictaminando el final de su conversación.

Lukas: Adiós, supongo —concluye, encogiéndose de hombros.

Balma frunce el ceño.

Balma: No repitas esa palabra si quieres que siga hablándote.

Lukas: Uy, ¿qué problema tienes con "adiós"?

Balma: ¡Ya te lo explicaré otro día! —se apresura, dándole un beso en la mejilla y desapareciendo dentro del vehículo.

Ambos saben que no solo les ha quedado pendiente el tema de "adiós".

Invencibles (2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora