Wake up [Kun x Ten]

2. Paleta

Verano en Corea era sinónimo de infierno, el calor no era algo para tomar a la ligera, Ten miraba divertido a los menores corretear en pantalones cortos por la sala hasta la cocina.

-Me derrito- se quejó tirando en el sofá.

Kun dijo algo en chino a Chenle que corría tras Jisung con una pistola de agua, minutos después un ahora mojado Chenle regresaba con dos paletas.

-Toma- le ofreció Kun sentándose junto a él, Ten lo aceptó de inmediato.

El sonido de placer que emitió al sentir el helado en su boca fue real, al menos el primero, pudo notar al instante que Kun se había puesto tenso.

Sonrió divertido -Kun, tu paleta se derrite- se acercó y le dio una ligera lamida recogiendo con su lengua las gotas sabor limón que intentaban caer.

Ten rió por la reacción de su compañero, el rostro asustado y los ojos en extremo abiertos, como si no pudiese creer lo ocurrido, esperó que huyera, pero para su sorpresa Kun se calmó y terminó su paleta.

-No fue necesario- dijo minutos después.

-Quería probar- continuó con la tarea de comer de forma ingeniosa la paleta, sintiendo la mirada de reojo que recibía del contrario.

Aquello era divertido, muy divertido.

Las paletas terminaron demasiado rápido y con ella el pasatiempo de Ten, sonrió complacido al notar que la incomodidad de Kun se reflejaba en sus pantalones.

-Sabes lo que dicen los coreanos, hay que combatir calor con calor- susurró junto al oído mientras colocaba su mano sobre la erección ajena -iré a mi habitación- sonrió al irse, moviendo sus caderas.

Ten se consideraba a si mismo alguien atrevido, muy abierto sexualmente, aún así terminó huyendo en cuanto sintió el pene de Kun pulsando bajo su mano, estaba vestido, pero el calor traspasó las capas y logró asustarlo. Seducir a un compañero de grupo quizás no era una buena idea.

La puerta de su habitación se abrió, haciéndolo dar un respingo por la impresión. Un evidentemente enojado Kun estaba mirándolo.

Lo lógico debía ser asustarse, o algo por el estilo, pero quizás el calor había desquiciado al tailandes, ya que lo único que pensó mientras Kun cerraba la puerta y se acercaba a él era lo jodidamente sexy que se veía enojado.