10. Necesidad

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"Todo aquel que tiene una razón para vivir, puede soportar cualquier forma de hacerlo."

Fiedrich Nietzsche



Mimi

No fue hasta casi el final de la película que mirando nuestras manos aun entrelazadas reparé en el continuo movimiento circular de mi pulgar en la palma de su mano, era ese tipo de cosas que en medio de la tranquilidad, te salían inconscientemente. Levanté mi vista a su rostro y me sorprendí cuando note que lloraba silenciosamente, apreté más su mano y me acerque a su oído.

-¿Porque lloras? –le susurré

Negó con la cabeza mientras con la mano que tenía libre, secaba sus lágrimas.

-No es nada...

Asentí aunque ella no me estuviese mirando para saberlo, los créditos finales empezaron a salir y un poco triste suspiré. No quería separarme de ella, no aun, estaba todo tan en el aire, tantas cosas que hablar, quería pedirle perdón por haberla ignorado estas últimas semanas pero también necesitaba explicarle que fue un tiempo muy necesario para pensar y aclararme.

-Ana... ¿tienes que irte ya? -El sonido de mi voz puso fin a su trance y enseguida empezó a mirar hacia todos lados, la gente estaba empezando a desalojar la sala -¿Ana?

-Si... debería irme ya, llamare a Pedro.

-¿Quién es Pedro? –No entendía nada.

-Es... mi chofer.

Asentí suavemente.

-¿Quieres que te acompañe?

-No hace falta no te preocupes.

La sala ya estaba vacía y nosotras aún no nos habíamos levantado del sitio, nuestras manos permanecían unidas y la indecisión se pintaba en la cara de Ana que evidentemente no sabía que hacer.

-No es eso, yo quiero acompañarte. ¿Podemos hablar un momento?

-ehh, yo es que debería irme Mimi...

-Como quieras Ana, también podemos hablar por mensajes si lo prefieres.

-No... no es eso, sabes que no, es que llevo fuera sola mucho tiempo y... ¿tu recuerdas lo que te conté de mi tío? ¿Qué me controlaba mucho y eso?

Asentí recordándolo absolutamente todo.

-No quiero que se entere que estuve todo el día fuera de casa, me pedirá explicaciones...

-Madre mía Ana, tienes que explicarme muchas cosas...

-Lo sé, sé que tenemos que hablar, pero ahora mismo lo único que me interesa es si me vas a perdonar.

En aquel momento empezó a entrar el personal de limpieza del cine y rápidamente tire de la mano de Ana.

-Venga ven, te llevaré a casa.

La vi algo insegura pero finalmente acepto mi oferta, aquel día no había venido en coche porque me daba mucha pereza cogerlo pero tomamos el primer taxi que vi en la salida del centro comercial. Al entrar Ana inmediatamente dio la dirección de su casa. No me era nada familiar la dirección asi que asumí que era un lugar bastante retirado de la ciudad lo cual me alegraba porque quería aprovechar para hablar con ella.

-Oye mimi, yo vivo lejos, y solo tengo 4 euros en efectivo, no creo que pueda pagar el taxi.

-Pero que dices tonta, que pago yo, tú no te preocupes

Lagrimas NegrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora