"Vive como si este fuera el último día de tu vida, porque el mañana es inseguro, el ayer no te pertenece y solamente el hoy es tuyo"Anonimo
Mimi
-¿Quién es Laurie?
Acababa de recoger a Ana del colegio con el coche de mi madre e íbamos por la carretera. Ella tenía mi móvil en su mano y sinceramente no sabía que estaba haciendo para llegar a ese nombre.
-Hmmm una amiga...
-¿Solo tu amiga?
-Ana... ¿Qué estas mirando? ¿Me estas cotilleando las conversaciones?
-No te he cotilleado nada, estaba viendo videos cuando me apareció la ventanita esa de tu novia.
Y con esto me extendió mi móvil hasta dejarlo entre mis muslos.
-Whoaa, Ana, ella no es mi novia
-Lo que tú digas...
Aquel día Ana estaba rara, sabía que algo le había pasado pero preferí no preguntárselo, ella tenía sus tiempos, me contaba las cosas poco a poco y yo eso lo respetaba.
A cambio, la distraía, cuando más sola se sentía y escapar de su presidio era algo irrealizable, hablábamos por teléfono hasta altas horas de la noches y cuando la vida nos brindaba la oportunidad de estar juntas como en aquel momento, la llevaba lejos donde pudiera olvidarse de sus pensamientos.
-¿Dónde estamos Mimi?
-vamos a dar un paseo a un lugar al cual llevo muchísimo tiempo sin ir.
Aparqué el coche en un lugar de un pequeño pueblo a las afueras de Madrid. Llevaba años sin venir pero me acordaba del sitio perfectamente. Tomé la mano de Ana y tiré de ella para que caminara con algo más de energía, iba demasiado lenta.
-¿Qué te pasa hoy?
-Que hemos tenido dos horas intensas de educación física.
-upps, bueno, pues me temo que vas a hacer un poquito más de deporte conmigo.
La cara de Ana era de incredulidad, y más cuando vio como me paraba en una tienda de alquiler de bicicletas.
-Ni de coña, prefiero irme a casa
-¡¡Venga Ana!! Vaaaaa, te va a gustar
-Mimi de verdad estoy muy cansada
-No te vas a cansar nada te lo prometo
Me acerqué al señor mayor que estaba en el mostrador y enseguida me reconoció, durante un rato charlamos y me pregunto que tal me iba en Chicago y a pesar de que estaba muy a gusto con él, Ana se había quedado afuera sentada en una de las aceras esperándome. Me ayudaron a sacar las dos bicicletas y cuando Ana se dio cuenta, se levantó y cogió la que le correspondía.
-No me creo que me vayas a hacer andar en bicicleta con la falda del colegio.
No había pensado en eso pero tampoco era imposible.
-No te preocupes, por aquí apenas pasa gente, nadie te va a ver las bragas Anita
-pfff, de verdad no me apetece Mimi
-Venga porfaaa, me apetece ir...
-¿Es necesario las bicicletas?
-Llegaremos antes, es un sendero en aquel bosque –Se lo señale y volvió a suspirar mientras se subía a la bicicleta.
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Lagrimas Negras
RomansEn un mundo hecho a medida para que el culpable disfrute, infausto es el destino del inocente que solo nació para sufrir.