17. Desesperada

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"He estado nostálgica desde que nos conocimos, porque se que siempre hay un ultimo día para todo."



Escozor en el cuero cabelludo, los ojos rojos, marcas y moretones en el cuello y pecho, dolor al respirar, las rodillas totalmente lastimadas y una costilla rota.

Estaba sentada en mi cama mientras un medico, amigo de mi tío, escribía cosas en una libreta. Aquella mañana había venido a petición de Sebastián que se había dado cuenta de que me dolía al respirar, y el, que no es nada tonto, por supuesto, había hecho uso de sus contactos.

-Quiero que te tomes estas pastillas para dolor y sigas al pie de la letra todo lo que te he explicado y escrito ¿vale?

Solo asentí.

-Tu tío me ha pedido que te de un justificante para tus clases de baile. No debes bailar durante al menos, un mes y medio ¿de acuerdo?

-Si, gracias. –Volví a asentir mientras lo veía como abandonaba mi habitación tras darme un apretón de manos.

Volví a acostarme en mi cama mientras pensaba en la excusa que le contaría a mis profesoras de baile.

Estaba muy triste, tendría que estar más de un mes sin ir a la academia, eso significaba que no podría bailar en las fiestas de navidad, ni del colegio ni de la academia lo cual era una putada ya que esas ocasiones eran los únicos momentos en los cuales podía ser medianamente feliz en mitad de unas fiestas que se suponían que eran familiares y bueno, da igual ya.

Me dolía tanto el cuerpo que no fue un problema pasar casi todo el día dormida de lo drogaba que estaba. Al día siguiente me levanté muy pronto y me prepare para ir al colegio, al llegar a este fui sorprendía con un abrazo rompe huesos de Aitana, pero literalmente. Aunque para ser justos mi hueso, más concretamente mi costilla, ya estaba rota, aun así el dolor fue intenso y no pude evitar soltar un pequeño gemido de dolor.

-Jolines ¿te he hecho daño?

Aguanté un momento la respiración y me agaché un poco tocando mis rodillas mientras intentaba no soltar ninguna de las lágrimas que ya se acumulaban en mis ojos.

-Dios Ana lo siento ay dios mío te he roto algo

-No no –levanté una mano para tranquilizarla- es solo que, este fin de estuve andando en bicicleta y me caí de muy mala manera, tanto que me fracture una costilla y por eso me duele tanto.

-joder Ana que dices –la mire y se veía realmente preocupada con aquellos expresivos ojos abiertos como platos mientras se tapa la boca con ambas manos. –Es que Ana como puedes ser descuidada, jo, ahora tendrás que descansar muchísimo para recuperarte lo antes posible y estés lista para bailar en navidades.

-Ya... eso, no voy a bailar en navidades

-Que dices nooo Ana, es nuestra última navidad y tú y yo tenemos el mejor papel en la obra no me hagas esto Ana jo es que encima no es tu culpa y me estoy viendo muy infantil pero me estaba gustando ir a los ensayos contigo

-Lo se Aitana, y no es infantil, a mí me estaba gustando también pero como intente bailar con una costilla fracturada lo llevo claro

-Ay Dios, estoy tristísima

En ese momento el timbre de clase sonó y tiré de la mano de Aitana para que dejara de lamentarse y caminara.

Ya en clase intente poner todo de mi parte para entender lo que la profesora estaba explicando pero la vibración de mi móvil en el bolsillo de mi falda estaba distrayéndome. Sabía perfectamente quien era, solo una persona me escribía y me llamaba a este infeliz número pero muy al contrario que los días anteriores, esta vez no me apetecía contestar, ni si quiera mirar lo que me habría puesto.

Lagrimas NegrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora