Capitulo 19

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Cuando deje de llorar Isaac me tendió un pañuelo para secar las últimas lágrimas.
—No te enfades, Ian a veces puede ser duro—Musitó.
Me giré hacia él furiosa.—¡Lo estás defendiendo!.—Grité. —¿Ya te mencioné lo que dijo acerca de ti?.
—Lo dijo para asustarte, no fue en serio.
—¿Cómo puedes estar tan seguro?—Murmuré secando las lágrimas.
—Porque lo conozco mejor que tú—Puso una mano en mi mejilla y sonrió—Anda, ya estoy listo para irme.
—¿Qué?—Dije confundida. —¿Aún quieres irte?.
—Estoy seguro de que si no voy, tendré un castigo bastante fuerte.—Me levantó con su mano y se dirigió afuera—Además, no tenían por qué gritarte, aclararé todo esto.

Asentí y caminé junto a él hacia la base. Caminábamos callados, como extraños que tienen una misma dirección, tal vez para mí fue incómodo pero Isaac parecía disfrutarlo. Tal vez disfrutaba no tener que escuchar mis chillidos y lamentos.
Mantuve la vista al suelo y abrazándome a mi misma.

Llegamos más rápido de lo que tenía pensado. Los guardias me reconocieron y abrieron las puertas para nosotros, Isaac agradeció y saludó como todo un buen ciudadano.
—Hay que mantener una buena presentación— Comentó.
Ian y los demás estaban en la sala de juntas estudiando un mapa de la Habana. Y discutiendo sobre posibles lugares donde podían encontrar a la persona que estaba junto a mi.
—Ya no será necesario el mapa, Ian—Dijo Isaac al entrar. Sonreía como si estuviera alegre de ver a mi comandante. Y a lo mejor si lo estaba. Por otro lado Ian estaba pasmado, boquiabierto al igual que todos los demás. Henry me miró impresionado y me sonrió, probablemente me ruboricé un poco al ver tan perfecta sonrisa.

Como nadie decía nada Isaac siguió rompiendo el hielo.
—¿Cómo has estado?—Dijo mientras abrazaba cálidamente a Ian, quien seguía perplejo.—Ha pasado mucho tiempo.
Ian sacudió su cabeza y tragó saliva ruidosamente.
—¿Como es que...?—Nos miró a ambos y de nuevo se dirigió a Isaac—¿Ella estuvo contigo hoy?.
Isaac asintió y me guiñó un ojo. —Ella me convenció de venir.
—¿Tu hiciste eso?—Susurró Henry acercándose a mi oído. Asentí y lo tomé de la mano.
—Entonces, no veo por qué seguimos aquí, ya tenemos al desertor—Comentó Bella con gesto despreocupado.
—Mi nombre es Isaac—Se defendió al escuchar el término con el que Bella lo llamó.
—Isaac, como sea, esta isla me causa escalofríos—Chilló la peli negra.
—Aún tenemos cosas por hacer aquí—Intervino Carlos. —Aún tengo que hacer un mapa-holograma para Grace, eso debe llevar al menos dos días, incluso más.
—No se pueden quedar aquí mucho tiempo, los residentes de la isla no son muy amigables—Dijo Isaac—No pasará mucho para que vengan a saludar.
—Pero se supone que tú eres el líder—Destacó Henry mientras se sentaba.
—Lo soy, pero no controlo su mente, son personas que ya pasaron por mucho, no confiaran en quien sea y menos si son agentes —Contestó.

Ian se quedó pensando. Todos estaban callados en la habitación.
—¿Cuántos kilómetros te pidió?—Pregunté dirigiéndome a Carlos. Este se recargó en la mesa y se cruzó de brazos.
—Tres kilómetros cuadrados—Respondió.
—Isaac, ¿Cuánto crees podamos quedarnos?
—Un día mas, a lo mucho.
—Cada quien puede hacer quinientos metros al mismo tiempo, eso nos ahorrará bastante—Indiqué. —Claro si Isaac acepta ayudarnos.
Èl simplemente asintió.
—No le podemos llevar a Grace un rompecabezas—Contradijo Bella mientras se cepillaba el cabello con las manos.
—Lo uniremos todo en el aerodeslizador, bien hecho Torres— Dijo Ian ignorando a su novia y propiciandome una sonrisa.
Levanté mi ceja incrédula y puse los ojos en blanco. Torció el gesto y me tendió mi pulsera.
—Bien ¿Y si comenzamos hoy?—Dijo Carlos animado ignorando el gesto de Ian hacia mi.
Con pereza todos estuvieron de acuerdo y se dispusieron a salir para comenzar de inmediato. Henry se volteó hacia mi y me tomó de la mano.
—¿Tan malo fue?.—Puso una mano en mi mejilla.
—He pasado por peores—acaricié su mano en mi mejilla.
—Iré al departamento por las mochilas, ¿vienes?.
Negué con la cabeza. —Es mejor que espere aquí, todos estarán allá y no quiero algo incómodo.
Sonrío y salió de la habitación.
—Te dije que no es tan duro como piensas, es una bella mariposa en un traje de cuervo—Guiño Isaac en cuanto todos estuvieron afuera.
—Un cuervo bastante aterrador—Coincidí.
—Y no lo has visto en la mañana.

Afuera hacia un infierno. Mi pulsera marcaba 35 grados, el día más caliente que había sentido en mi vida, apenas Septiembre y ya estábamos en un horno.
Henry regreso con nuestras mochilas y los creadores de hologramas: Unas pequeñas lentillas que permitían crear un holograma manejable con tan solo mirar a tu alrededor.
El grupo se colocó las lentillas y asignamos cuadrante a cada quien. Lo hicimos lo más rápido posible, aún así estábamos bajo alerta de ataque.
Por otro lado Zaitsiev no se había presentado de nuevo. Me extrañaba que el comandante al mando no le diera tanta importancia a la isla, que supuestamente estaba llena de maleantes, y que según yo, no eran más que personas que sufrían la pobreza del siglo XXII.
Terminando al fin Zaitsiev regreso a su puesto, sudando y jadeando. Parecía que acababa de recorrer mil kilómetros, aunque simplemente solo haya caminando unos cuantos metros en su uniforme de militar. Dio la orden de preparar nuestro aerodeslizador inmediatamente y hacer un informe en cuanto abordáramos.
Se despidió de Ian con un abrazo y de Bella con un beso en la mejilla. Parecía estar feliz, les deseo suerte y al resto de nosotros, simplemente nos ignoró.
Subimos cansados, pero Isaac se quedó parado en la compuerta.
—¿Sucede algo?—Puse una mano en su hombro. Me sorprendía la rapidez con la que ya nos sentíamos en confianza, apenas un día y ya éramos amigos.
—Echare de menos la isla, es todo—Murmuró echándole un último vistazo.
—Sabes que siempre puedes volver.

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⏰ Última actualización: Aug 05, 2018 ⏰

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