Introducción

1.2K 33 1
                                    


Me llamo Emma y tengo 17 años. Tengo El pelo castaño. Ojos azules y Vivo en Nueva York  donde mis padres ganan muchísimo dinero siendo grandes empresarios y gracias a ello durante toda mi vida he hecho lo que me ha dado la gana y siempre me he salido con la mía, la cual me gusta.

Mis padres no están pasando por un buen momento, sé que han recibido alguna que otra amenaza y todavía no me lo han querido decir por qué pero por ahora no tiene importancia, lo peor de todo es que se creen que yo no lo sé.

Mi mejor amiga se llama Talía y siempre estamos muy unidas, sus padres negocian con los míos y son muy buenos amigos.

~historia adaptada~ espero que os guste

Todo iba genial en mi vida, salía con mi mejor amiga, hacíamos lo que queríamos, bebíamos, íbamos de fiestas, nos inchábamos a ver pelis en nuestras casa y sobretodo y lo que más nos gusta era <<liarla parda>>. Hasta ayer.

Ayer entré en mi casa cuidadosamente e intentando no hacer ruido para que mis padres no me escucharan. Acababa de estar en una fiesta y algo ebria estaba...

—¡lo sé pero no podemos hacer nada de momento!— dice mi padre desde su despacho
—¡¿cómo puedes decir eso?! ¡Todo y absolutamente todo se está saliendo fuera de control! ¡¿Y que pasa con Emma?!— replica mi madre. Al escuchar mi nombre me paro en seco en mitad de las escaleras y me quedo quieta para escuchar más.

—¿qué quieres decir?—pregunta mi padre confundido.
—¿cómo que qué quiero decir? Emma ultimamente se está pasando de la raya con sus locuras y no podemos permitir que esté sola ahí fuera tanto tiempo, serían a la primera que detectasen—
¿A qué se refieren? ¿No me van a dejar salir a la calle? Pues que tengan claro que eso a mi me da igual, me escaparé, tengo mil formas de hacerlo.
—bueno, haber, podemos contratar a ...— mi bolso se resbala por el bordillo de la escalera y cae al suelo haciendo mucho ruido. Cierro los ojos intentando decirme a mí misma que no acaba de pasar.

—¡¿EMMA?!—dice mi madre acercándose a las escaleras.
—...¿si?— digo.
—¡¿pero se puede saber dónde estabas?! ¡Primero te vas y luego no nos dices nada?! ¡¿Pero que te crees?!— dice histérica.
—...bueno, es que estaba..—
—¿estás borracha? ¡Has ido a otra fiesta sin decírnoslo! ¡Cuantas veces te hemos dicho que nos lo tienes que decir para que alguien vigile!
—¡mamá no quiero que nadie me vigile! ¡Estoy bien y nunca me pasara nada!— digo bajando las escaleras. Cada paso que avanzó cada paso que tambaleo y por poco no me caigo.
—¡pero estas loca! ¡Ya está! ¡Se acabo todo! ¡Te advertimos de lo peligroso que era que salieses sola! ¡Llevas mucho tiempo sin hacernos caso! ¡Pero basta! ¡Hasta aquí, mañana hablaremos contigo cuando estés más consciente y será lo que nosotros digamos!— grita mi madre haciendo que tenga un dolor fuerte de cabeza.

—¡pensé que eso lo pensaríamos!— interviene mi padre.
—¡pero no ves que no nos hace caso! ¡Mañana mismo lo contratamos y le contamos lo que haya que contarle!— dice mi madre.
—¿qué me tenéis que contar? ¿Ha pasado algo malo?— pregunto algo preocupada.
—¡he dicho que mañana te lo contamos y punto! ¡No se hable más!— dice y se vuelve hacia el despacho.
—¡papa! ¡Cuéntamelo!
—no puedo decirte mucho hija, pero mañana es posible que te lleves una buena sorpresa, te va a encantar y te sentirás especial— dice guiñándome el ojo. Me da un beso en la frente y se va.

¿Qué? ¿Cómo que mañana me sentiré especial? ¿Que contratan? ¡Por qué no me lo dicen ahora! Estoy muy indignada con mis padres pero me duele tanto la cabeza que prefiero dormir ahora mismo.

Mi estúpido guardaespaldasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora