—hija— interrumpe la voz de mi padre—. Dile a Nick que baje, ya hemos terminado de comer y necesito hablar con él— asiento, dejo mis cubiertos sobre la mesa y voy a buscar al pesado del guardaespaldas.Abro la puerta sin tocar y al instante me arrepiento de ello. Mis ojos están apunto de salirse de mis órbitas al igual que mi corazón.
—¿que pasa enana?— pregunta Nick mientras sigue morreandose con Maddie. Trago saliva e intento pensar en que no acabo de interrumpir algo que nunca quería haber visto.
—mi padre te quiere abajo, ya— espeto. Nick le da un último beso a Maddie y yo por poco vomito. Me quedo enbobada mirándolos pero en realidad estoy pensando en mis asuntos.
—¿celosa enana?—la voz de nick me despierta de mis pensamientos.
—más quisieras— respondo. Nick sonríe y baja.Ahora solo quedamos Maddie y yo. Nunca pensé que Maddie acabaría en mi casa, pero conociendo a nick, no sé ni por qué lo he pensado.
—¿te gusta cómo te hace sentir Maddie?
—bastante— dice con una burla. Miro al suelo y se me escapa una risita.
—pues que sepas, que ayer trajo a otra en el mismo sitio en el que tú estás y créeme, llegaron a más que eso, supuestamente está saliendo con otra también, pero al parecer, le está poniendo los cuernos entre tú, la chica de ayer y...haber....¿cuatro más? Si, creo que era cuatro más. Asique, si piensas que eres la única, estás equivocada— le espeto arrugando la nariz. Su cara está tan cerca de la mía que apenas puedo ver su reacción.Al alejarme de ella puedo notar como que quiere demostrarme que le da igual con quien haya estado pero sé perfectamente que le quema por dentro saber que está con más chicas a la vez. Lo único que no sabe es que es mentira. Solo le he soltado esa mentira para intentar no volverla a ver más por la casa, al menos nompillarla otra vez con las manos en la masa.
Después de unos días más volví al colegio y todo era demasiado incómodo, todos me miraban y no sabía porqué pero me ponía muy nerviosa. Últimamente me está resultando muy difícil comunicarme con talía. O nunca la encuentro o siempre se está inventando escusas para no verme. No tengo ni idea de lo que le he hecho, teniendo en cuenta que llevo varias semanas encerrada en mi casa, sin hacer nada y sin poder dormir por muchas pesadillas que hacen que los confunda con la realidad.
Lo único a lo que me dedico es estudiar aunque nunca le veo el sentido del porqué, teniendo en cuenta que mis padres tienen mucho dinero y que encontrar un simple trabajo en el que me paguen bien es muy fácil encontrarlo sin estudiar, pues la verdad es que no sé para qué.
Muchas veces me distraigo pensando en lo que podría estar haciendo mi maldito guardaespaldas en su cuarto. Últimamente estoy llamando a la puerta, no quiero volver a ver la imagen de esa asquerosa chica encima de él.
Hoy es sábado, mi padre me ha mandado a ir a la farmacia con nick para comprar mis pastillas debido a que me sigue doliendo todo el cuerpo.
—¿te siguen doliendo las heridas?—pregunta nick
—si, bueno no tanto pero aún si—digo a secas.Entramos en la farmacia y veo que una bastante mona y joven está detrás de un mostrador. A nick le faltaba tiempo para comérsela con la mirada...ruedo los ojos después de varios segundos incómodos por las miraditas que se dan.
—quiero estas pastillas que muestran esta receta por favor— gruño. La mujer deja de babear por nick y sale a buscar en su almacén aquellas pastillas.
Miro a nick con cara de asco y este lo percibe.
—¿que?
—tome, son...50 dólares— dice la chica. Le doy el dinero y lo guarda le tamenre mientras come a nick con la mirada.
—bueno, vamonos nick— ni le da una última miradita y consigo que me siga por detrás.
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Mi estúpido guardaespaldas
RomanceA Emma le contrataron un guardaespaldas. El es más mayor que ella, se cree que es el más guapo y se piensa que es superior a cualquiera, eso mismo es lo que más le molesta de él. los dos se odian. Surge un inconveniente y desde ahí, los padres de E...