Capítulo XXVII: Decisiones

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Capítulo XXVII: Decisiones.

Dakota.



Muy pocas veces he visto a papá ser muy serio, estar molesto con nosotras o no tener comentarios ingeniosos. Esta es una de esas ocasiones. Spencer Monroe se siente impotente, alguien atacó a sus hijas, no encuentran culpables, ambas se niegan a volver a Liverpool y él debe estar de regreso a su trabajo pronto. Sin contar que la tensión de su esposa embarazada se encuentra elevada.

Papá se encuentra muy estresado, molesto y angustiado. Es triste verlo de esa manera. Rose y yo lo observamos mantener la vista fija en la ventana de la habitación del hospital. Su espalda está tensa. Mi mano se mantiene tomando la de mi hermana.

—Quisiera que me escucharán y volvieran a casa.

—Papá, tengo una carrera universitaria aquí que me gusta mucho. No quiero interrumpirla —digo—. Entiendo tu preocupación, pero no tiene que volver a suceder.

Papá piensa que fue un ataque que pudo pasarle a cualquiera, en medio del desastre e inconsciencia de Rose no supe qué decir y creo que para la conversación seria necesito que mi hermana se sincere con ambos, el que mamá esté teniendo mala situación con su presión arterial debido a estos sucesos, no me alienta a decir lo que no debería callar.

— Papá, estoy bien. Quiero continuar mis estudios aquí. Estoy segura de que aumentarán la seguridad en el campus y esto sucedió fuera de la universidad —agrega Rose.

Papá camina hasta nosotras, toma nuestras manos unidas, alterna la vista de la una a la otra.

—No tatué sus nombres en mi piel por querer ser un padre genial, lo hice porque las llevó en mi corazón, en mi mente y quise llevarlas en algo tan tangible como mi piel. El amor que siento por ustedes es el más grande que he experimentado, mis más grandes orgullos. La mejor música que he escuchado alguna vez. Creo que cuando sean madres entenderán la necesidad de querer protegerlas, no puedo obligarlas legalmente, pero me sentiría más tranquilo si vinieran a casa con nosotros.

Me gustaría complacer a papá, decirle que todo es tan fácil cómo marcharnos, pero no miento, aquí me he adaptado a estudiar, me gusta mi plan de estudio y si nosotras nos vamos ¿Quién será la siguiente? No parece justo tener que exponernos a esto, pero tampoco parece justo tener que huir como si fuésemos delincuentes y hacer ¿Qué? ¿Dónde estudiaremos? ¿Qué haremos? No es tan fácil como darle pausa a nuestras vidas. Ya es suficiente con vivir de nuestros padres, de hecho, debo buscar algún trabajo.

Lo que ha sucedido no ha sido un juego universitario, ha sido algo muy grave, algo de lo que pienso convencer a Rose de contar a las autoridades, porque esto no tiene que recaer sobre Jagger, no es un Dios y no tiene solución para todo, para mí esto escapa de nuestras manos.

—Piénsenlo, por favor. Iré a ver cómo está Virginia, vuelvo pronto —Besa nuestras frentes y sale de la habitación.

Rose suspira y ve hacia un lado, no sé qué decir y cuando ella gira su rostro hacia mí y veo las lágrimas, un nudo se instala en mi garganta.

— ¿Puedes abrazarme, Dakie?

No tiene que pedírmelo dos veces. Trepo cómo puedo a su cama y la abrazo intentando no lastimar su costado en donde descansa esa fea letra. Si bien no es grande, es una herida que se infectó. Rose recarga su mejilla de mi hombro. Mi pulgar repasa aun los moretones y magulladuras de sus muñecas donde la cuerda hincó en su carne.

Contradicciones (#1 El Negocio)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora