capitulo 3.

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Caminaba con la mirada en ningún lado y la mente con una chica rubia que se había quedado confundida en la biblioteca, que lentamente iba dejando atrás.

Como era medio día las calles estaban llenas de personas. Estudiantes que salían de la escuela y trabajadores que iban a almorzar. El ruido de sus pasos y voces le molestaba por lo que se puso audífonos y prendió su música lo más fuerte posible. Cruzó varias calles, sin detenerse ni un momento, por lo que se ganó varios cláxones y groserías de conductores que casi lo atropellan, pero a Jake le valía.

Llegó a su casa, un departamento en el último piso de un alto y lujosos edificio. No es que a Jake le importara eso, pero fue el que su padre le regalo con tal de alejarse de él y sus problemas. Subió por el elevador donde se cruzó con varios vecinos, quienes trataban de evitarlo y no mirarlo.

Abrió la puerta y lentamente entró. Todas las paredes estaban pitadas de colores grises y todos sus muebles eran negros o mínimo oscuros, con cuadros de Joyce Ho o con calacas y árboles secos. Aunque vivía solo tenía todo muy limpio y ordenado. Aventó las llaves en la mesa más cercana, dejo su mochila en el suelo y se tiró en un enorme sillón gris con varios cojines negros con patrón de cráneos. Miraba el techo mientras pensaba, era la primera vez en mucho tiempo que se sentía solo, que quería que alguien viviera ahí con él o que le llamara de vez en cuando. Sacudió la cabeza para sacarse esos pensamientos y de un brinco se puso de pie.

Busco por todos lados, entre muchos papeles sin importancia que terminaba lanzando a la basura frustrado. Hasta que entre unas hojas de la universidad encontró el pedazo de hoja de cuaderno con un nombre y un número. Marcó y llamo, el teléfono sonó varias veces durante las cuales Jake susurro "contesta". Cuando ya se iba a dar por vencido una voz ronca contesto del otro lado.

-¿Quién eres y que quieres?-

-Tuck, soy Jake- contesto. Sabía que con eso sería suficiente. Tuck, era lo más cercano a un amigo que tenía, se conocieron en un bar y a veces se reunían en ese mismo lugar. Fuera de esas reuniones, ni se hablaban.

-¿a qué hora nos vemos?-

-¿puedes en treinta minutos?-

-en treinta- le reitero y colgó.

Jake tomo una chamarra de cuero negra. El par de llaves y se fue al elevador. Guardo las llaves de su casa en la bolsa del pantalón y las otras las llevaba en la mano y jugaba con ellas. Bajó hasta el estacionamiento, apretó el botón y se fue hasta el auto que respondió. Un mustang color negro, otro regalo de su padre. No solía usarlo mucho debido a quien se le dio, se puede decir que ambos tenían un perfecto odio mutuo.

Después de pasar a la gasolinera y conducir por la ciudad a toda velocidad. Se estaciono frente a un bar y entró. Buscó con la mirada y encontró sentado en el fondo de la barra a Tuck, un chico unos 4 años mayor que él. Con la piel increíblemente blanca que resaltaba sus labios pintados de negros y su cabello del mismo color, llevaba un pantalón negro con una playera de manga larga gris oscura y unas botas de cuero.

-hola hermano- lo saludo cuando se sentó junto a él.

-¿Qué hay?- pregunto.

-no mucho, solo más problemas con Judith- Tuck, conocía la historia de Judith y por alguna razón le creía y no le daba miedo, más bien le gustaba hacerla enojar, aunque algunas veces esta se vengaba provocándole "accidentes".

-¿Qué les sirvo?- interrumpió el cantinero

-dos cervezas- contesto Tuck y una vez que el cantinero se alejó continúo -¿y ahora que pasa?-

-pues hay una chica nueva y...-

-¿te gusta?-

-eso creo-

Malos pensamientos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora