capitulo 6.

309 10 3
                                    

Una estridente carcajada rompió con el silencio que se había alojado en el oscuro departamento, despertando de un brinco a su único ocupante. Jake abrió los ojos de golpe y con un poco de miedo y frustración por haberse quedado dormido a pesar del peligro que corría la rubia, buscó a Judith con la poca luz del crepúsculo nocturno que se filtraba por las entre cerradas cortinas.

-¿Judith? ¿Eres tu?- pregunto aunque una vez que termino de hablar se sintió algo tonto, era obvio que era ella sino ¿Quién mas?

-si cariño- contesto aun riendo.   –Ya volví –

-¿Dónde estas?-

-aquí- dijo y apareció a escasos centímetros del chico. Su aspecto había cambiado, aunque su cabello aun estaba un poco erizado sus ojos eran de ese profundo negro otra vez y ciertamente ya no daba tanto miedo, bueno no a el que llevaba años con ella.

-¿Dónde fuiste?- pregunto alejándose unos pasos.

-solo a… hacerle una pequeña visita a tu…amiguita- contesto volviendo a acercarse tanto que Jake podía sentir el aliento el frío aliento que salía de los pálidos labios de la chica golpearle la cara.

-¿Qué le hiciste?- su corazón empezó a latir rápidamente y para su suerte ella lo noto.

-que importa ¿no?- dijo con desinterés pero sus ojos volvían a encenderse. -¿o enserio te interesa?-

-claro que me interesa. Dijo fuerte y algo molesto.

En un abrir y cerrar de ojos Judith  ya sostenía al moreno por la camisa y lo levantaba del suelo.

-dime ¿sientes algo por ella?- Jake no contesto nada. –¡Contesta!- grito molesta mientras lo estrellaba contra la pared.

-Si- dijo con todo el valor que en una situación así podría tener. Y esa simple silaba fue suficiente para que Judith lo azotara contra el suelo.

-ahora tendré que matarla- dijo como si se tratase de horas extra en el trabajo y desapareció.

-¡aléjate de ella!- amenazo a la nada.

-¿o que harás?- la voz de Judith resonó pero no apareció. –después de todo ya me mataste-

-y no me arrepiento- mintió aún tirado en el suelo.

-mientes… pero en fin, te daré otra oportunidad- río. –solo tienes que alejarte de ella para siempre-

-¿y si no lo hago?- la desafío, sabía que era de las peores ideas de su vida pero no se detenía, no podía.

-tu linda rubia teñida sufrirá igual que la otra-

Todo rastro de presencia de la chica desapareció. Jake se arrastró hasta su cama y se tiró en ella mirando el techo pero con la mente en otro lado en ese lugar…

Estaba en a misma cafetería, en la misma mesa, incluso en la misma silla donde todo había empezado. Jake estaba observaba en silencio a la chica frente a él, que jugaba con un mechón de su cabello, dándole un aspecto tan adorable.

-Jake, amor ¿Qué te sucede?- pregunto la pelirroja acomodando su cabello detrás de su oreja.

-ahhh nada, amor, nada- mintió pero como podía decirle mas bien pedirle que se alejara de él, por que su ex novia fantasma, a la que por cierto había asesinado, le haría daño si no lo hacía. Pero que nunca tuviera dudas de que la amaba.

-¿has tenido un mala semana?-pregunto con su dulce voz. –yo también- dijo viendo al chico frente a ella, extremadamente guapo excepto por las enorme y oscuras ojeras que rodeaban sus ojos, ese chico por el que haría cualquier cosa, la persona que mas quería, excepto su hermanita Gina, claro esta.

-¿Por qué mala?- pregunto mirándola a los ojos, esos que tanto le gustaban, que tanto bien hacían, que le hacían olvidar aunque sea por un momento su triste vida y a Judith.

-me he estado sintiendo mal. Últimamente estoy muy cansada, mareada adormilada, casi siempre tengo frío y me duele mucho la cabeza- dijo algo deprimida. –sabes, creo que me estoy enfermando-

-seguro no es nada- mintió, pues sabia perfectamente que no se estaba enfermando sino que Judith estaba con ella. -no te preocupes todo mejorara, tu eres especial y hermosa. Mereces solo lo mejor- y le dio un dulce beso en los labios.

-te amo- le susurro la chica

-y yo a ti Emma, más que a mi propia vida-

Una lágrima recorrió su mejilla pero no se molesto en limpiarla. Se había equivocado, nada había mejorado, sino todo lo contario. Emma estaba cada vez mas asustada, aun recordaba como le relataba como siempre se aparecía la misma chica de cabello negro en sus sueños y le decía que se alejara pero ella se negaba.

Y el peor recuerdo de todos los que tenía entró a su mente a envenenarlo, amenazando con volverlo loco. El día del accidente, cuando la pequeña Gina murió.

-Fue mi culpa, fue mi culpa-susurraba entre los brazos del moreno mientras sollozaba.

-Mírame- Jake tomo su barbilla y la obligó a levantar la cara y mirarlo, sus ojos ya no eran los mismos que lo habían enamorado, ya no brillaban, incluso su suave y ligeramente bronceada piel la había abandonado, dejando en su lugar una blanquizca como papel. –No fue tu culpa, fue un accidente-

-no, fue mi culpa, debí hacerle caso... ella me dijo que cosas malas pasarían-

-¿quien? ¿la chica de tus sueños?- ella no contesto. -¿exactamente que paso?-

-estaba manejando cuando me empecé a sentir mal, mis ojos se cerraban y... choque- lo ultimo no lo dijo muy segura. -Pero murió, Jake, murió mi razón de vida-

-lo lamento tanto hermosa- ella enterró su cara en el pecho del chico. –Te prometo que cuidare toda mi vida, nunca estarás sola- le susurro al oído.


-Te amo mi pelirroja- le dijo y beso su cabello.

-...- ella no le pudo contestar.

Y esa fue la segunda promesa que no le cumplió. Poco después Emma se mudo con sus padres y desde entonces no sabe nada de ella. Aunque le gusta pensar que ahora es feliz y sonríe como antes, que encontró a alguien, que la abraza y ella suspira al decir su nombre o solo pensar en el. Como una vez fue con Jake.

Se obligo a cerrar los ojos y dormir, aunque sabía que ella aparecería en sus sueños.

Malos pensamientos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora