Capítulo 15

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Treinta y seis

—Bebé, ya llega— murmura Jeonghan picoteando por décima vez el estómago de Wonwoo, con los ojos rosas brillando entre la oscuridad de la noche. —Bebéééé...

Wonwoo lanza una pequeña sonrisa observando de reojo al oscuro mayor, sintiéndose enternecido por su actitud alegre y cariñosa, entusiasmado por la pequeña cria que tarda en llegar. El rostro de Jeonghan cae contra su estómago, pegando su oído a él y a Wonwoo ya ni siquiera le incomoda, ha pasado tanto tiempo solo que la cercanía del otro Oscuro le parece reconfortante.

—Cuando nazca...— Habla Wonwoo. —Si él es... humano tendrías que irte lejos de aquí, apartado de los oscuros, de tu hogar... ¿aun asi lo aceptas?

Jeonghan guarda silencio por un largo rato, dejado que los animales nocturnos emitan suaves sonidos que acompañan al viento. Tienen la seguridad de no estar con los demás Oscuros, sin embargo no se encuentran tan lejos como para no ser encontrados de casualidad.

—Wonwoo, no puedes dejar a Vernon, pero yo no tengo nada que perder.— Murmura Jeonghan, apartándose de Wonwoo. —Eh intentado tantas veces irme, pero no puedo. Mi Sami nació aquí, e irme significaría dejarlo atrás, olvidar que alguna vez existió, y es lo único que me queda ahora... Sin embargo, te prometí que aceptaría a tu hijo como mío, y si eso requiere irme lejos para protegerlo... Lo haré.

Los ojos rosas de Jeonghan brillaron fuerte, alumbrando su calmada sonrisa, llenando el pecho de Wonwoo con aquella cálida sensación que alguna vez tuvo al ver a su padre. Sonríe en respuesta, sintiéndose correcto en su decisión, caminando con más seguridad en aquel recorrido incierto que ha estado llevando en los últimos meses.

—Jeonghan...

—Ah ¿no es adorable esto, Kwannie?

La luz amarilla recae sobre ellos de sorpresa, quemando y penetrando en su dura piel como si de una vela al fuego se tratase. El grito se contiene en sus gargantas, al menos el de Wonwoo porque se ha cubierto con sus brazos tan rápido que ha podido, mientras que no sabe lo que ha ocurrido con Jeonghan.

Son pocos segundos los que tiene para pensar, la luz no es tan intensa como lo imaginó, no causa el mismo efecto sobre su inerte cuerpo como lo hacia con los de sus compañeros.

Pero el jodido ardor se mete entre sus venas y sube por su cuerpo, calcinando parte de sus brazos y cuerpo. Son miles de agujas encajándose sobre su piel, enterrándose filosas mientras que el dolor agudo se intensifica, no puede pensar bien, varios de sus sentidos se han desconectado y solo le queda el triste amago de huir, cayendo al suelo de inmediato.

—¿¡Chan!? ¡la linterna se apaga!— Logra escuchar.

—¡Ya lo se!

Sonido blanco choca contra su cerebro, mareándolo y nublando su poca vista nocturna, haciendo que aun cuando consigue levantarse se tambalee y vuelva directo al suelo, sintiendo el golpe directo a sus manos y rodillas. Tiene que huir, pero no hay camino marcado sobre el suelo, no hay una dirección fija a donde correr y no hay manera de encontrar a Jeonghan.

—¡¿Dónde está el otro?!

—¡No lo se!

—¡Eres un idiota!

—¡Ya lo se!

Logra ver su mano justo enfrente, en un afán de arrastrarse lejos, cuando consigue enfocarla puede notar las ampollas que comienzan a salir, llenándolo de pánico desde el estómago. Su cria podría morir, pero lo que más le causa pesar es la pregunta que consigue llegar hasta él en aquel momento.

Oscuro [Meanie][m-preg]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora