Capítulo 2

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Kyuhyun limpiaba el almacén, apartando las cajas vacías y seleccionando la nueva mercancía. Escuchaba música en sus auriculares y tarareaba esa nueva canción que Kid Astray había lanzado. Se encontraba internamente avergonzado por su imprudencia la noche anterior.

Estaba extrañamente emocionado porque aquel chico fuera su vecino. Cuando lo vio salir de la cafetería, pensó que jamás lo vería de nuevo. Y cuando eso sucedió, pensó que era una maravillosa coincidencia. Sin duda tendría que revindicar su imagen. No quería que Ryeowook pensara que era un descuidado, ni que tampoco tenía educación. Además, estaba arrepentido de haberle contado a Sungmin lo sucedido.

—A que no adivinas lo que paso anoche. — le dijo cuándo ponían las copas en la bandeja.

—¿Acaso hay alguna noticia que no sepa? —

—Pues al parecer sí. —

—Entonces dímela. —

—Hay un nuevo inquilino en el edificio. —

—¿Es alguien famoso? — dijo Sungmin, interesado en lo que decía.

—No. —

—Entonces no es importante. — dijo con gesto de desagrado. Tomó la bandeja y caminó hasta las mesas.

—Es el chico de anoche. — susurró Kyuhyun, cuando pasó a su lado.

Sungmin alzó la vista, lo observó poner la orden en la mesa de una pareja. Cuando se acercó, le cortó el pasó.

—¿El chico de la sonrisa bonita? —

Kyuhyun sonrió.

—Es una monada de chico ¿Eh?... Tienes que darme su número. —

Kyuhyun se relamió los labios y se limpió la boca, tratando de ocultar su vergüenza.

—¿Qué le hiciste, Cho Kyuhyun? — exigió saber Sungmin. Conocía aquel gesto y sabía que algo había hecho mal.

Cuando hubo terminado de contarle lo sucedido, Sungmin lo había culpado de ser descarado. Pero le había aconsejado a limpiar su imagen. Agitó la cabeza con incredulidad. Desde siempre, nunca se había preocupado por lo que los demás pensaban de él. Todas las personas que conocían eran geniales, pero ninguna lo había emocionado. Y él tampoco buscaba nada con nadie, simplemente se dedicaba a vivir. Pero ahora algo había pasado.

Se sentía extraño, parecía que todo lo que hacía tenía una leve diferencia, aunque estuviera haciendo lo mismo de siempre. Se agachó para seleccionar las bebidas. De repente sintió unas palmaditas en su espalda. Se giró y vio a Jennifer, la hija de Jeremy.

—Kyu. Mi padre te necesita en la oficina. —

Kyuhyun siguió a Jennifer hasta la oficina, en el segundo nivel. La historia de esa oficina era demasiado graciosa.

Sarah y Jeremy habían cuidado a la perfección cada detalle del decorado interior. Habían seleccionado cuidadosamente desde el piso, hasta la campanilla. Pero se habían olvidado que algo que era levemente importante. La oficina de administración. Cuando se dieron cuenta de su terrible error, decidieron construir la oficina sobre la cocina, quedando en lo alto. Sarah había procurado la forma de que esta pasara desapercibida y logró ocultarla con un enorme pizarrón donde artista locales venían a pintar sus esporádicas exposiciones.

Cuando entraron, se encontró a todos reunidos ahí. Fue junto a Sungmin y esperaron a que Jeremy entrara. Escucharon las voces subir por las escaleras tipo espiral. Jeremy entró seguido de otra persona.

Kyuhyun abrió los ojos con sorpresa al ver a Ryeowook entrar tras su jefe. Verlo tras el corpulento hombre lo hacía parecer muchísimo más pequeño. Sungmin miró a Ryeowook y luego a él, con la misma sorpresa dibujada en su rostro, sonrió alzando las cejas de forma divertida y le dio un leve codazo.

21 DíasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora