Kyuhyun estaba seguro que si seguía caminando de esa forma, cavaria un hoyo ahí. Miro una vez más el reloj y se dio cuenta que había pasado media hora desde que Jeremy entró al hospital. No entendí porque tardaba tanto. Si solo era entrar, preguntar y salir. Su corazón latía con fuerza cada vez que la puerta se abría y alguien más salía.
Cuarenta y cinco minutos después, Jeremy se asomó por la puerta.
—¿Por qué tardaste tanto? — dijo corriendo a su encuentro.
—Lo siento, he tenido que buscar alguna forma de corroborar la información que me dieron. —
—¿Qué te dijeron? ¡Dime! —
Jeremy miró detenidamente a su amigo y esperó su reacción.
—Nada en concreto. —
—¿Nada en concreto? ¿Qué significa eso?—
—Kyu, solo me dijeron que no hubo un donante. —
Un familiar agujero se abrió bajo sus pies y la ya conocida forma viscosa y negra empezó nuevamente a subir por sus pies. Pero esta vez no hizo nada por alejarla.
Sintió a Jeremy guiarlos hasta el auto, y las mismas sensaciones de frio y desolación empezaban a azorarlo. Por un instante, Jeremy se arrepintió de haberlo llevado hasta ahí. El psiquiatra había recomendado alejarlo de todo aquello porque temían un nuevo derrumbe. Y estaba pasando. Pero él, pensando que eso le ayudaría, había aceptado ir hasta ahí.
La palidez ya extrema de Kyuhyun aumento tanto que el hombre se asustó.
—Kyu. — le llamo. —Kyu... respirara, amigo... respira... mírame... todo va a estar bien ¿de acuerdo? Kyu...—
Kyuhyun empezó a temblar. Recordó entonces que antes de salir de prisión. El oficial le había dado las medicinas recetadas por su médico. Corrió al auto, puesto que si no lo hacía, se derrumbaría nuevamente y ya no quería eso. No quería regresar al limbo. A estar entre la realidad y la realidad. Jeremy comprendió lo que quería y le ayudo. Con mano temblorosa introdujo un par de pastillas y bebió un poco de agua.
El aire entro de golpe a sus pulmones y el sonido a sus oídos. Cuando el efecto de las pastillas finalmente funciono. Jeremy lo subió al auto y salió de ahí con la misma velocidad con la que habían llegado.
El encuentro con sus padres fue breve pero acogedor, lleno de amor. Fue un momento en que no se necesitaron palabras para decir todo lo que sentían y lo mucho que lamentaban el tiempo perdido. Nadie dijo nada y solo vasto una sonrisa para empezar a llorar. Ni su padre, ni su madre, ni el pequeño Donghae que ahora estaba mucho más alto le echaron en cara nada y una paz cálida había llenado la casa, cuando todo el miedo había desaparecido.
Agotado por el día y aun con el efecto grogui de las medicinas, arrastró sus pies hasta llegar frente a su habitación. Se detuvo en medio del pasillo y miro a la puerta de enfrente, a la habitación de Siwon. Sonrió, estaba aliviado de haber regresado a casa. Suspiró cansado.
Abrió la puerta de su habitación y un aroma familiar llenó sus pulmones. Entre sus sábanas, completamente desnudo, saboreó finalmente el aroma de su hogar. Y con esa sensación de seguridad, echó a llorar.
Una especie de sombra gris empaño la sala de estar a la mañana siguiente, cuando Kyuhyun escuchaba atento lo que sus padres decían. Entre todas las cosas que Jeremy había dicho, omitió decirle que la señora May había fallecido ese mismo día por la tarde. Los médicos hicieron todo lo posible por salvarla, pero la herida en su pecho fue tan grave que no sobrevivió.
May Brown había fallecido a la edad de cincuenta y cuatro años. Una mujer fuerte y tenaz. Completamente saludable, pero extraña a su manera, que escondía en su corazón la historia de un corazón dolido.
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21 Días
Teen FictionKyuhyun vive su propia historia de amor de verano. Sumergido en citas perfectas y momentos maravillosos, descubre que nada de lo que cree es real. Deberá encontrar sentido a todo lo que ha vivido y demostrar que no esta loco. *Prohibido copiar, publ...