Capítulo 8

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Kyuhyun no dijo nada más. Se limitó a observarlo desde las mesas abarrotadas de personas. Contrario a lo que esperaba, Ryeowook sonreía con más vida que nunca. Nadie podía imaginar la verdad que se escondía tras esa sonrisa. Nadie podía imaginar la realidad de un chico moribundo tratando de vivir como si nada. Pensó que quizás Ryeowook vivía una mentira, ocultando la realidad tras esa brillante sonrisa y esa aura angelical de amabilidad. Pero no hacía daño a nadie ¿o sí? De pronto cayó en cuenta que él también vivía de la misma forma. Él también vivía en una mentira, tratando de aparentar tener una vida tranquila y amigable. Pero a diferencia de Ryeowook, él trataba de remediar sus errores. Ese exilio que se impuso no ayudaba a menguar ni una pizca sus remordimientos.

Alejarse de su familia había sido quizás la solución más lógica y menos dolorosa que se le había ocurrido en el intento. Pero ahora, en ese preciso instante aquella resolución tambaleó por primera vez. Levantó la vista y vio a Ryeowook riendo a todo pulmón junto a Jeremy. Él parecía tan lejano a su realidad que le impresionaba que aun así la aceptara. Continuó repartiendo los alimentos aquí y allá, limpiando mesa tras mesa sin siquiera percatarse de quien entraba o salía. Hobi y Sungmin se habían dado cuenta desde esa mañana que algo no andaba bien en él. Esa mañana no llegó con su alegre sonrisa ni su habitual sarcasmo, inclusive su represión sexual pasó al último plano cuando él les saludo con una falsa sonrisa. Desde que Kyuhyun empezó a trabajar para Jeremy había sido un chico bueno, sonriente y amable, jamás le habían visto de aquella forma. Ellos no habían dejado de observarlo y parecía que en cualquier momento iba a salir corriendo de Kaffe.

Kyuhyun quiso detener sus pensamientos, pero ahora que habían empezado a salir como pequeños riachuelos y todos se aglomeraban en su cabeza. Pensó en cuánto tiempo podría vivir más esa situación, por no decir mentira, y hasta donde estaba dispuesto a arrastrar a Ryeowook. En su vida nadie le había dicho que lo amaba con tanta sinceridad como Ryeowook lo había hecho y tenerlo más tiempo junto a sí implicaba que de un momento a otro esa frágil realidad de derrumbara, y con él, Ryeowook.

Y no dejaría que eso pasara.

Irse era la solución, quedarse era prácticamente atarse a esa mentira y mantenerla hasta que fuera todo más difícil de enfrentar. Pero que tanto dolería la verdad ahora o en unos días, meses o quizás años. Irse era la solución, quedarse era su destrucción.

Sacudió la cabeza. No debía pensar en esas cosas. Ya le resultaba bastante difícil conseguir la suficiente confianza para siquiera entender a Ryeowook.

Ryeowook

Ni siquiera entendía como un simple humano había llegado a alterar en cuestión de dieciséis días todo lo que le había costado mantener por más de un año. Concluyó que quizás le estaba dando demasiado poder a Ryeowook sobre sí mismo y se había dejado llevar por la belleza e ingenuidad de un chico de diecinueve años. Era hora de controlarse o todo esto se saldría de control.

—Kyuhyun. —

Levantó la vista y se encontró con Jennifer mirándolo con seriedad. Ella le quitó el block de notas y el lapicero y lo arrastró hasta la bodega.

—¿Estas bien? — dijo poniendo todo sobre unas cajas de cartón.

—¿Qué?

—Qué si estás bien?

—Sí, ¿por?

—No sé, tú dime. — Kyuhyun parpadeó tratando de entender a lo que se refería. Ella comprendió que no se había dado cuenta.

—Kyuhyun, has cobrado dos cuentas mal, has entregado tres órdenes mal y has dejado ir a dos clientes del local. No sé, tú dime que tienes.

Kyuhyun se quedó boquiabierto sintiéndose como un tonto.

21 DíasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora