Capítulo 12

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Ryeowook, con las pocas fuerzas que tenía, lo logró acurrucar en su pecho mientras él con fallidas fuerzas lo apartaba. Pero Ryeowook no se movió, le besó la frente, la nariz y cada ojo. Dejó que él llorara y al final, cuando sus ojos se hubieron vaciado, le tomó el rostro y limpio el rastro de lágrimas que quedaban en sus mejillas. Algo en su pecho estalló al sentirlo tan frágil. Kyuhyun parecía que se rompería y sus ojos castaños ni siquiera lo miraban.

—KyuKyu, eres la cosa más bonita que jamás imaginé encontrar y eres lo que más me dolerá dejar. Pero quiero que entiendas muy bien esto. Cho Kyuhyun, te amo y no hay nada que puedas hacer para remediar eso. Solo te pido que también me ames. —

—Tú no lo entiendes, Ryeowook. Tú no sabes el dolor que me causarías si te fueras? Algunas veces siento que te desvaneces, como un sueño del que no quiero despertar. ¿Cómo podría yo amarte, si ni siquiera puedo retenerte? —

—¿Por qué te afanas en el futuro? Kyu, si aquí me tienes. Deja de pensar en lo que ni siquiera existe. Yo existo, aquí, ahora. —

—¿Y qué voy a hacer él día que te vayas? No podré seguir, cada recuerdo de ti parece irreal, eres irreal, Ryeowook tan irreal como sublime. Vas a creer que soy un tonto, pero... no sé como explicarlo. —

—¿Crees que yo quiero dejarte? Si solo pensarlo hace que mi pecho duela. ¿Crees que es injusto que te hayas presentado justo al inicio de mi final? ¿Piensas que no me duele? Me aferro a la vida por ti. Y aun si la perdiera, te juro que burlaría la muerte, la haría mi amiga hasta convencerla de que me regrese a la vida. Y eso es imposible, pero hallaría el camino de regreso a ti. Porque no podría estar sin ti, allá, aquí o donde sea. —

Antes de que Kyuhyun pudiera protestar, Ryeowook tomó su mentón y lo acercó con a su boca. Sus labios se unieron y algo en el pecho del castaño empezó a calentarse extendiéndose por todo su cuerpo hasta llegar al más recongnito lugar. Los tiernos besos de Ryeowook dejaron en algún momento de ser eso, Kyuhyun quería más, más de él, más de sus labios, más de sus manos sobre su pecho, más de su piel contra sus manos. Lo elevó del suelo y sin apartar sus labios le quitó la sudadera y acarició los delgados brazos del pequeño.

—Wookie no... no debería, no es el momento... deberías irte. —

—¿No me amas? —

—¿Qué dices? —

—Te acabo de decir que te amo y tú... me estás mandando fuera de aquí. —

—No quiero que te arrepientas. —

—Jamás lo haría. —

—No podría hacerlo solo por... no quiero que pienses que voy a aprovechar este momento. —

—No lo sería si me amas. —

—Sabes que sí, también te lo dije. No había razón para avanzar, pero llegas tú... todo tú... eres un enigma, algunas veces creo que eres alguien más, es como si otro tú se apoderara de tu cuerpo. Pero aun así, no puedo tomarte si no lo deseas. —

Las palabras quedaron flotando en el aire. Kyuhyun no supo en que momento el frío empezó a ser cálido. Y que tonto, porque el frío no podría ser cálido. Pensó en algo para decir pero la mano cálida del pequeño le detuvo. Su mamo acarició la piel del castaño y se retorció hasta entrelazar sus dedos. Sonrió a medias, y después alzó la mano libre, que ahora temblaba y la colocó sobre su corazón.

Ahora ambos eran iguales, frágiles y fuertes, una mezcla inefable de sentimientos.

Aquella ola de sensaciones tenían a Kyuhyun anonado. ¿Cómo, en tan solo veinte días, había perdido la cabeza por él?

Ryeowook dio un paso más hacia delante, sin apartar la vista de sus ojos, porque sabía que si lo hacía, perdería todo el coraje y la determinación para hacer lo que deseaba hacer.

—Te amo, Ryeowook. —

De pronto lo abrumó la realidad de sus palabras. Ese momento era tan perfecto, etéreo, sin lugar a dudas.

Lo rodeo con sus brazos y lo estrechó contra él. Sintió como hasta las últimas de sus terminaciones nerviosas cobraban vida, todas a la vez.

Ryeowook también lo sintió, alzándose sobre sus pies, atrajo el rostro del castaño contra el suyo con una repentina fiereza y un bajo gemido en la garganta. Ese sonido lanzó una corriente eléctrica a través de su cuerpo hasta ponerlo casi frenético, como si no pudiera acercarse a él lo suficiente ni lo bastante rápido.

Sintió como las prendas de la ropa iban despareciendo sin orden alguno mientras sus pies desesperados buscaban llegar a la cama. Se dejaron caer en ella y los besos se volvieron más suaves, más dulces, más venerados, llenos de amor y pasión. Ryeowook se detuvo un momento para contemplarle el torso, esbelto y esponjoso. Dejándose guiar por su propio instinto se inclinó. Saboreó su piel con la lengua hasta detenerse cerca de su boca. Kyuhyun estaba absorto mientras sentía la sedosidad de la piel blanca del pequeño bajo la sensible punta de sus dedos, y él sentía la misma sensibilidad bajo sus manos. Cada rincón de su cuerpo reaccionaba a él.

Ryeowook intentó descifrar el temblor de sus manos, pero estaba perdiendo entre las tiernas caricias. Se estaba perdiendo así mismo. Estaba dando todo de si a alguien desconocido. Debería de tener precaución y miedo, sobre todo eso, pero era lo que menos sentía. Sus cuerpos se entrelazaban así mismos. Buscándose, aferrándose el uno al otro.

Una parte muy pequeña de su mente le dijo que no tendría toda la vida a Ryeowook y maldijo por no ser así, maldijo porque tarde o temprano eso acabaría y sabía que si poseía el cuerpo del pequeño, no habría nada que le llenara el vacío inmensurable que le dejaría. Pero eso no importaba ahora, no cuando Ryeowook lo tocaba y lo besaba con tanto fervor.

La fuerza de sus manos lo posicionaron bajo su cuerpo. No comprendía como en menos de un mes su vida había cambiado y eso poco le importaba. Ahora tenía a Ryeowook. Lo quería a él, quería todo de él, una vez no le bastaría, necesitaría una vida entera para poder al menos decir, "suficiente, paremos por ahora" y aun así buscaría la forma de volver a nacer para encontrarse y volver a enamorarlo y hacerlo suyo. A Kyuhyun no le importaba jugarlo todo por Ryeowook.

Y si pudiera regresar el tiempo, si pudiera presentarse ante él nuevamente. Lo haría de la mejor forma. Arreglaría todo y buscaría la forma en que Ryeowook no sufriera con él.

Finalmente el río de sus pensamientos se detuvo cuando sintió el cuerpo del pequeño en él. El corazón de Ryeowook estalló cuando sus cuerpos finalmente se acoplaron en uno solo. Sus pensamientos se detuvieron y el tiempo también lo hizo.

La luz del sol empezó a penetrar por la ventana. Afuera, las calles tomaban vida. Un gorrión cantó en algún lugar cuando acunó el cuerpo pequeño de Ryeowook junto al suyo y sus ojos finalmente se cerraron, dejándose ir en el más profundo sueño.

21 DíasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora