Confesión

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Los 5 chicos paseaban por la playa,  sentían la textura de la arena en sus pies descalzos.
En algún que otro momento, el pelirrosa intentaba tomar la mano de su amado, pero siempre había algo: Nagisa empezaba a correr y lo seguían, Rin metía sus manos en los bolsillos de su ropa... Cosas así que no le permitían tomar de la mano a la persona que amaba.
De repente, se le ocurrió una idea.

-Hey, por qué no nadamos un rato en el mar?

-Si! Es una gran idea! -exclamó emocionado el de ojos violetas.

-Por mí, vale. -respondió el chico con lentes.

-Si todos queréis... -dijo quedamente el castaño.

-Y tú, Haru-chan! Nadas con nosotros? -preguntó alegre el más bajo.

El ojiazul solo asintió con la cabeza, y todos empezaron a desvestirse.

Unos minutos más tarde, el menor de todos estaba salpicando al ojiverde y al peliazul, el pelinegro flotaba a la deriva con los ojos cerrados y el ojirrosa... bueno... solo observaba al azabache.

-Disfrutas? -preguntó con seguridad el chico de ojos magentas.

-Si... Esto es muy tranquilo... -respondió tranquilamente el ojiazul.

-Nunca pensaste en cómo sería si tuviéramos pareja? -volvió a preguntar "de casualidad" el más alto de los dos.

-Qué insinúas con eso? -el azabache se incorporó en el agua limpia del mar y miró a su acompañante a los ojos, esperando respuesta aunque recibiendo un sonrojo leve de éste.

-Lo dije por decir... -intentó excusarse el de dientes afilados, pero el otro chico no lo creyó.

-Acaso estás enamorado? -preguntó con curiosidad el de ojos color mar.

-"es tu momento, Rin -pensó-, es ahora o nunca".

-Y bien? -el de menor estatura seguía esperando respuesta.

-Ven conmigo un momento. -el pelirrosa lo agarró del brazo y lo llevó, fuera del agua, a un lugar apartado para poder hablar en privado.

Al fin iba a decirle lo que sentía, iba a confesarle amor al chico más serio que había conocido nunca.

-Verás, Rin... Hay una cosa que tengo la necesidad de contar a alguien de confianza.

-Y no prefieres a Sousuke para eso?-volvió a preguntar el azabache.

-Solo escúchame! -cogió aire-  m-me gustas, Rin!

El pelinegro abrió sus ojos como platos al escuchar las palabras del de mayor estatura.
No sabía que decir, no sabía cómo actuar.

-Yo...

-No hace falta que respondas... -esto hizo que el ojiazul lo mirase algo sorprendido-. Dije que sólo quería contarlo a alguien de confianza, pues... ya está. Ahora ya sabes que me gustas...

Un silencio incómodo los envolvió. Fue el pelirrosa quien rompió este silencio.

-Volvamos con los demás y sigamos nadando un rato. -el ojirrosa salió corriendo, casi a punto de llorar.

El más bajo lo miró correr y meterse de nuevo en el agua cristalina del mar. Sus ojos reflejaban una nueva sensación, un nuevo sentimiento... Amor.

Mi Mayor DeseoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora