Frente a frente

2.8K 228 50
                                    

Absolutamente ninguno de los que conocía la primera parte de la historia del rubio y el castaño entendía lo que acababa de suceder.

Lo esperado, era ver a Steve rogando por el perdón del castaño, a Bucky... No, de él no esperaban nada, y a Tony actuando dolido e indiferente.

Lo que acababan de presenciar, sencillamente escapaba de todas sus posibilidades.

Tony, ajeno a lo que ocurría a su alrededor, salió de su trance, y se dijo a si mismo que no podía aceptar simplemente lo que le dijo el de brazo metálico, él aceptaría solo una respuesta del rubio.

Antes de que abandonará el salón, dio alcance al rubio, y lo tomo de la muñeca. El rubio, al reconocer su toque, lo aparto de un manotazo y se giro, mirándole con algo que jamás había visto en esos ojos: asco y miedo.

—Steve, necesito hablar contigo sobre lo que paso esa noche— pidió rápidamente, miro con mas detenimiento al niño, y el dolor que le causó saber que parentesco tenía con el rubio fue exactamente igual al que sintió cuando la metralla se le clavo en el pecho. Ese niño era hijo de Steve, no había ninguna duda ahora de ese hecho.

—Exactamente con cual Steve quieres hablar, Stark, con el idiota que trató de destrozarse la cabeza contra los azulejos del cuarto de baño, o prefieres hablar con el imbécil que en más de una ocasión intento acabar con su vida— le dijo sin evitar que el ácido se colará entre sus palabras, mezclado con una pizca de rencor, sus ojos azules, ahora fríos, se desviaron de su rostro hacia el pequeño, y recuperaron su calidez habitual, aquella que el castaño recordada de memoria. El rubio beso la frente de su hijo, y le susurró algunas palabras, a las que el niño respondió con risas, para asentir, mientras el rubio se lo pasaba a la rubia, quien lo arrullo, y comprendiendo el mensaje entre líneas, lo sacó de allí, dejando únicamente a los adultos.

—Steve... Yo no... Por favor— dijo sin fuerza en la voz, las palabras del rubio le habían calado, y era porque durante largos meses, soñaba con la imagen de Steve bañado en sangre.

—oh! Ni lo intentes, Stark, no te esfuerces en tratar de pedirme una disculpa, primero, porque tengo perfectamente entendido que sólo lo haces para estar mejor contigo mismo y segundo, porque tu gran orgullo no te lo permite. Pero si te hace sentir mejor, yo hace mucho tiempo te perdoné, quizás en el pasado me dolió, pero gracias a lo que hiciste aquella noche aprendí y me hice más fuerte— le contestó, empleando ese tono que él usaba con tanta frecuencia en el pasado, aunque la connotación era muy distinta... Y sumamente lacerante.

—no lo hago solo por eso, Steve...— dijo, siendo cortado por el rubio.

—te agradezco que por favor te dirijas a mi, bien sea por mi apellido o por mi nombre sin el diminutivo, ese suelen usarlo mis amigos y personas cercanas a mi— le dijo seco y con brusquedad, haciendo pasar saliva al castaño, quien estaba recibiendo lo que fueron meses de dolor.

—bien, Steven, la razón por la que quiero arreglar las cosas contigo no tiene que ver con lo que dices, aunque no lo creas, he cambiado, pero no tiene ningún sentido hablar contigo de eso, en este momento— dijo con el tono más calmo y neutro que pudo lograr, antes de preguntar. —pero, si dices que me perdonaste ¿por qué estas actuando así?— cuestionó, y por alguna razón, temió la respuesta.

—escuchame claramente, Stark, una cosa es que yo te haya perdonado, pero otra muy distinta es que te quiera cerca a mi o a mi hijo, no confundas las cosas. Vamos a tener que trabajar juntos, pero eso no significa que tenga que fingir que somos los mejores amigos, tu en tú lado y yo en el mio— dijo firme y autoritario, para dar media vuelta y tomar el mismo camino que había seguido la rubia y su hijo, pero la voz del castaño lo detuvo.

—un hijo, Steven, si ese niño es tu hijo, entonces, donde quedó todo aquello que dijiste sentir por mi aquella noche, donde quedó el amor que me juraste y que decías profesarme— preguntó jugándose su última carta y arriesgando el todo por todo.

—en verdad quieres que todos aquí se enteren de lo miserable que eres, Stark, deberías tener una pizca de dignidad— le dijo sarcástico para girarse y mirarle fría e indiferentemente. —con respecto a mi hijo, la respuesta es fácil, estuve con una persona que me engañó, me dañó y nos dejó a Peter y a mi solos. Y Con respecto a lo otro, Lo que te dije aquella noche fue la verdad, fui completamente sincero cuando te dije todo aquello, pero que esperas que sienta por una persona a la que no le importó engañarme, aprovecharse de mi, para luego tirarme como un pañuelo desechable y no contento con eso, me sugirió que acabe con mi vida— puntualizó con dolor, furia y molestia. El castaño recordó, una vez más, todo lo sucedido aquella noche, y simplemente, no pudo contestar nada. —hasta tu mismo lo ves, no esperes más de lo que eres capaz de ofrecer— respondió con la voz fría, para ahora si, dar media vuelta e irse.

Tony se quedó allí, y en un intento desesperado por defenderse, siendo cegado por la frustración, dijo lo primero que le llegó al cerebro, sin meditar en el sentido y peso de sus palabras.

—¡pues todo esto es tu culpa! Si no hubieras defendido como lo hiciste al imbécil ese, seguramente... — reclamó frustrado e impotente, siendo cortado por el rubio, que alzo la voz por encima de la del genio, cortando lo que estaba diciendo.

—¡no te atrevas, Stark! Acaso fue mi culpa, solo por pretender salvar a las dos personas que consideraba más importantes para mi. Cuando intervine en aquella disputa, lo hice porque te conozco y le conozco a él, trate de protegerlos a los dos, y se que hice mal al ocultar información, pero en lo único que pensaba era en darle la oportunidad a Bucky de defenderse y a ti, de saber toda la verdad y de evitar que te mancharas las manos de sangre por un crimen que no te iba a dejar nada bueno, y que te atormentaría por mucho... Pero me equivoque en lo último, y la razón es porque tu no tienes consciencia— le dijo fríamente para, ahora si, seguir, en compañía del castaño de brazo metálico, el camino que había seguido la rubia.

Todos, absolutamente todos los recién llegados que se encontraban allí se quedaron estáticos e impactados por la información recibida, todos, a excepción de Wanda y Vision, quienes conocían de primera mano todo lo sucedido.

Y Tony solo podía pensar en que lo había arruinado por completo y que toda esperanza de un futuro junto al rubio, había sido hecha pedazos entre sus manos.

Con paso calmo, abandonó la sala, ignorando las miradas puestas sobre si mismo. Necesitaba un taller y unas cuantas botellas de licor.


Fábula de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora