Øne Shøts || Miraculous Ladybug

4

Después de nuestra boda, Marinette y yo tuvimos una niña. Emma, fue así como la llamamos. Tenía gran talento para el Ballet, este sería su cumpleaños número 10. Pero no podré darle el regalo que tanto me pidió. Un bello vestido, y zapatillas de Ballet, que no daría por verla bailar de nuevo.
Todo comenzó una tarde fría, Marinette y yo discutíamos por algo sin razón, algo que pudimos evitar. Ella salió molesta de casa, a recoger a Emma de sus clases de Ballet, luego pasaría por el banco, para retirar dinero. Así que monto el auto y se fue.

—Ire a recoger a Emma, hablamos de esto más tarde. -Dijo tomando las llaves del auto.

—¿Vamos juntos? -Dije ya un poco más calmado.

—No, adiós -Dijo sería y cerro la puerta.

Me quede con nudo en la garganta, algo que sentía dentro mí. Tenía un mal presentimiento. ¡Me agobiada este sentimiento!
Trate de calmarme, prepare un café y senté a leer el periódico. Mala idea la mía, al ver cada noticia, cada robo asaltos y lamentables muertes, me asuste aún peor.
Al llegar Marinette al banco, junto con Emma, se desató un asalto ¡A plena luz el día! No perdonaron a nadie.
Marinette tratando de protejer a Emma se refugió tras un mostrador, al lado de un par de personas.
La policía no tardo en venir. Pero en un descuido Emma salió de su escondite, al dar sus pequeños pasos, Marinette trato de alcanzarla. La policía llegó, lanzo un disparó, los ladrones también ¡Se desató una balacera! Marinette abrazo a la pequeña, y un par de balas se clavaron en ella. Una terrible escena, los ladrones escaparon. ¡Una total injusticia!
Fue lo peor que me pudo pasar, ella murió al instante, al recibir la noticia casi muero. Pero al abrir los ojos, la sonrisa de Emma iluminaba mi día y me impulsó a seguir a delante y vengar la muerte de su madre.
Emma apenas tenía 5 años, no tenía la culpa de nada. Marinette entrego su vida por ella ¡No tendría que hacerlo! La policía nunca dio a parar con ese criminales. Pero yo sí.
Con ayuda de mi mejor amigo Nino, durante 3 años fuimos tras sus pasos para detenerlos al fin.

—¿Papi que es esto? -Dijo la pequeña con ganas de tocar el arma.

—¡Hey! ¡Hey! Nena no debes tocar las cosas de tu padre ¿Esta bien? -Dijo Nino cargando a Emma.

—Ok, tío -Dijo con un sonrisa en el rostro.

—¡Papi! -Dijo corriendo a mis brazos.

—Emma, ¿Como estas? -Dije besando su frente- Beatriz ¿La llevas a su cuarto? -Le dije a su nana.

Nino y yo planeamos, como encontraríamos a esos criminales. Justo harían un asalto cerca de mi casa, sería esta noche o nunca.
Como era de esperarse la noche llegó rápido, ambos estamos listo para vengar la muerte de la mujer de mi vida, la madre de mi hija. Llegamos al lugar donde sería el atracón, todo paso como lo planeamos hasta que en la persecución, los ladrones se fueron por otro camino, era un camino alternativo que llevaba a mi casa. Fuimos mas astutos que ellos, loa hicimos chocar contra la reja de mi casa que conducía al patio trasero.
Ambos ladrones, bajaron del auto, por nuestra cuenta Nino y yo de igual forma.
Llegue s alcanzar a uno, el que disparo a Marinette. Muy furioso, estaba dispuesto a pegarle un tiro como lo hizo con ella. Gale el gatillo de poco en poco.

—¿¡Recuerdas como la mataste!? -Dije molesto, apuntando le.

—¿¡A quien de que hablas!? -Dijo confundido y asustado.

—¡Marinette! ¡Mi mujer! ¡La mataste! Ahora aré lo mismo contigo -Dije apunto de disparar.

—¡Señor Agreste! ¡Cuidado con Emma!
Y se disparo el arma en su delicado cuerpo, ¿¡Como pude!? ¿¡Como!? ¡Todo es mi culpa! Ahora no tengo nada más por que seguir aquí, ninguno razón para vivir.
Esta es una lección, de muchas. La venganza nunca es buena y punto, pero debes recordar cada vez que salgas de casa, tener ojos en la espalda en esta jungla nada, ni nadie te salva ¡No confíes en nadie! Cuida de los que amas. La delincuencia cada vez se hace más fuerte, anda listo porque no se sabe que te espera. Nunca volveremos a estar juntos, como una familia. Nunca las podré volver a besar... Nunca más.
Para seguir de pie siempre faltan un par de ojos, así como sobran de eso que matan a su antojó.
Es todo.

—Fueron las fuertes declaraciones del Señor Adrien Agreste, antes de su viaje sin fecha de retorno.