The Rests Of Her Soul ~Connor Kenway X Oc~

Capítulo 1

The Rests Of Her Soul

Capítulo 1

-Te quejarás de la joya que te llevas a Inglaterra amigo.-Dijo aquel asqueroso hombre que se hacía llamar mi dueño.

-Oh, para nada, ella va a ser la más exótica de la ciudad sin duda alguna.-Respondió mi nuevo amo.

Os pongo en situación, soy Nayeli, una nativa de 18 años que toda su vida la ha pasado esclavizada por los invasores. Dos años después de nacer quemaron mi aldea, dejándome con vida únicamente a mí. Sí, logré esconderme, pero, al registrar la aldea los invasores, me encontraron y me llevaron con ellos, obligándome a servirles y... A complacer sus deseos...

He ido pasando de dueño en dueño tantas veces que ya he perdido la cuenta, para el hombre blanco no soy más que un simple objeto que se puede comprar y vender después al mejor postor.

Es por eso que los odiaba, llegaron a nuestras tierras y se quedaron con todo sólo para ser más y más grandes...

-Bueno, vamos a lo que importa...-Dijo mi ahora antiguo dueño.

Un sonido se escuchó de los arbustos, dando paso al silencio. Nadie pudo decir nada más, y sólo el sonido de carne rasgándose osó corromper aquel silencio sepulcral. Seguidamente, los cuerpos de aquellos hombres cayeron al suelo cual peso muerto. Miré a aquel extraño encapuchado, ¿me iba a matar? Ojalá.

-Hazlo rápido... Por favor...-Supliqué con un hilo de voz, las piernas me temblaban y me extrañaba que no me hubiera caído ya al suelo.

El extraño torció la cabeza.

-No voy a hacerte daño, vengo a salvarte.

Aquello me descolocó, ¿se estaba preocupando por mí?

-Ni siquiera me conoces, ¿por qué querrías ayudarme?-Dije, no me fiaba ni de mi sombra.

-Porque quiero que los nativos seamos libres de una vez por todas.-Sentenció.

-¡¡No te llevarás nuestro diamante exótico!!-Irrumpió una voz detrás de nosotros.

Seguidamente dos disparos se escucharon, y el dolor en mi costado se hizo presente, dolía, dolía y quemaba. De un momento para otro todo se volvió negro, y lo último que noté fueron los brazos de ese desconocido agarrándome... ¿Qué será de mí ahora?

Connor's POV :

El día estaba calmado en Boston, la gente hacía su vida normal y corriente y ningún casaca roja causaba problema alguno. Pero, llegado el mediodía, un barco atracó en el puerto, bajándose un hombre que se notaba que era de la alta sociedad inglesa. Decidí seguirle, aquello olía a venta de indios.

Por desgracia no me equivocaba. Esta vez la víctima era una chica nativa, de cabello negro como el carbón y muy lacio, con unos ojos azules como el mismísimo mar que resaltaban muchísimo sobre su morena piela. Lo que más pena me dio fue que apenas unos harapos escondían su desnudez. Estaba totalmente seguro de que toda su vida la había pasado sirviendo al hombre blanco.

Los hombres intercambiaron unas cuantas palabras hasta llegar al intercambio de dinero, en el cual irrumpí cual águila sobre ratón indefenso.

Maté a ambos hombres en un abrir y cerrar de ojos y miré a la chica, la cual estaba atemorizaba.

-Hazlo rápido... Por favor...-Suplicó con un hilo de voz, las piernas le temblaban del miedo.

Aquello me dejó anonadado, ¿de verdad pensaba que la iba a matar? Torcí el gesto

-No voy a hacerte daño, vengo a salvarte.-Le expliqué.

Al momento de oír eso sus ojos se abrieron como platos a causa de la sorpresa.

-Ni siquiera me conoces, ¿por qué querrías ayudarme?-Dijo desconfiada.

-Porque quiero que los nativos seamos libres de una vez por todas.-Sentencié.

-¡¡No te llevarás a nuestro diamante exótico!!-Irrumpió una voz detrás de nosotros.

Segundos después dos disparos cortaron el silencio que se instaló entre la chica y yo. ¿Desde cuándo había un hombre de aquel barco por allí? Aquello se había puesto muy feo en apenas unos pocos segundos.

Rápidamente cargué mi arco con flechas y disparé tres veces a aquel animal, acertando las tres disparos y dejándolo sin vida.

Lo malo de todo esto fue que el hombre había fallado sus disparos e hirió a la joven en el costado. Ella no emitió sonido alguno, tan sólo expiró de forma abrupta, cerró sus ojos y cayó cual peso muerto hacia el suelo.

Corrí a cogerla entre mis brazos, ¡debía frenar la hemorragia! Raudo como la luz, rasgué la tela de su "vestido" y la coloqué sobre la herida. La pregunta ahora era ¿cómo saldría de allí sin que los casacas me atacaran? Tenía que actuar rápido o la chica perdería la vida, su corazón aún bombeaba sangre, pero no sabía por cuánto más aguantaría con vida.

Estaba claro que no podía escalar a los árboles ni a ningún edificio, así que me arriesgué y salí corriendo de allí con ella en brazos, escondiéndome tan pronto como pude entre algunos arbustos cercanos al bosque.

Una vez dentro de toda esa vegetación me acerqué hasta una pequeña cuadra y robé un caballo, me subí a él y coloqué a la chica tan bien como pude de tal manera que no se cayese al avanzar el animal.

Espoleé al caballo tantas veces como pude para que alcanzara su máxima velocidad ya que debía llegar rápido a la hacienda y pedirle a Aquiles que me ayudara a curar a la chica. Finalmente y tras un agonizante trayecto llegué a la hacienda y entré dando un portazo.

-Connor hijo, ¿qué te...-Aquiles calló al ver a la joven en mis brazos.-Súbela al cuarto, rápido.-Ordenó.

Corrí como alma que lleva el diablo escaleras arriba y entré a la primera habitación que se me presentó delante, era la mía, pero no me importaba que mis sábanas se mancharan.

-Espera en el salón, te llamaré tan pronto como haya terminado con ella.-Me echó Aquiles de la estancia.

-Pero...-Comencé.

-No quiero peros, fuera.-Ordenó de nuevo.

Resignado y con mil ruegos en la cabeza salí de allí y bajé al salón. Al menos tenía la garantía de que con Aquiles ella estaría bien.

Me senté en el sillón del salón y me puse a reflexionar, ¿por qué de momento estaba tan preocupado? Vale, sí, la chica estaba debatiéndose entre la vida y la muerte pero, jamás en mi vida me había sentido tan mal... ¿Y si Aquiles no lograba rescatarla? ¿Y si ella perdía la vida? Suspiré y dejé caer la cabeza contra el sillón... Necesitaba un descanso.