The Rests Of Her Soul ~Connor Kenway X Oc~

Capítulo 2

The Rests Of Her Soul

Capítulo 2

Nayeli's POV

Desperté lentamente en una cama extraña, abrí mis ojos, pero los cerré en cuanto la luz que entraba por la ventana me dejó ciega. Miré a los lados y me encontré con aquel chico que me salvó : era un joven nativo, moreno, de pelo largo recogido en una coleta y expresión seria incluso dormido, bueno, dormitando, se notaba a la legua que estaba en duermevela.

De repente, y sin saber bien por qué, una punzada me asaltó, haciéndome soltar un quejido. Al momento, el joven se despertó y me miró con sus penetrantes ojos oscuros con la preocupación grabada en su serio rostro.

-¿Qué te ocurre?-Dijo.

-Nada...-Respondí, estaba ya muy acostumbrada a decir esa palabra.

El chico me miró de forma rara, no me creía, y era obvio que no lo iba a hacer. Intenté reincorporarme para poder hablar mejor con él, pero me lo impidió.

-Es mejor que no te muevas, la herida podría abrirse.-Explicó.

Asentí, en el fondo tenía razón.

-¿Quién eres?-Pregunté, la verdad es que quería saber su nombre.

-Alguien que lucha por la libertad de los nativos.-Respondió. Otra vez con eso.

-Decía tu nombre...-Susurré.

-Connor, Connor Kenway. ¿Cuál es el tuyo?

Me quedé pensando... ¿Mi nombre?

-Nery.-Respondí, los invasores siempre me llamaban así.

-Decía tu verdadero nombre.-Dijo Connor, la verdad es que ahí me dejó algo pillada.

-¿Acaso el tuyo es Connor?-Respondí con cierta avidez.

-No. Mi verdadero nombre es Ratonhnaké:ton, pero prefiero Connor. Ahora te toca a tí decirme tu verdadero nombre, Nery.-Dijo con algo de rintintín.

-Nayeli...-Susurré rendida.-Connor, ¿por qué me salvaste? No lo entiendo, te expusiste a que te acertaran las balas sólo por salvarme.

-Ya te lo he dicho, Nayeli. Lucho por la libertad de los nativos y me niego completamente a que vendan a una joven como tú. Y más si es sólo para maltratarla.

-Podrías haberme dejado morir, no me hubiera importado, al contrario, me habría encantado.

Connor's POV

Habían pasado un par de horas desde que Aquiles se había metido a curar a la joven, la noche había caído y yo estaba dormitando en aquel sillón.

-Connor, ya he terminado con ella. Ha tenido mucha suerte, ¿sabes?-Irrumpió Aquiles sacándome de mi "letargo" digamos.

-Iré con ella por si le ocurre algo durante la noche.-Dije levantándome.

Sin esperar respuesta por parte de Aquiles salí del salón, subí las escaleras y entré a mi habitación.
Me quedé observándola desde el umbral de la puerta, la verdad es que la chica... Tenía su encanto. Dejémoslo ahí.
Pasé y cerré la puerta del cuarto, me senté junto a la cama y, sin comerlo ni beberlo, me quedé durmiendo ipso facto. Pero a las pocas horas me desperté, ¿tan preocupado estaba por aquella chica? ¿Por qué mi cuerpo no me permitía descansar? Con tanta pregunta en mente, terminé en ese famoso estado que llaman"duermevela"
Desperté de golpe a causa de un quejido que emitió la chica, y de inmediato le pregunté qué ocurría. Me dijo que nada, pero no le creí, resultaba muy obvio que la herida le dolía.
Tras entablar una pequeña conversación, Nayeli intentó reincorporarse de nuevo, pero, una vez más, la paré.
-Nayeli, ya te lo he dicho, necesitas descansar. Así que estate quieta.-Ordené poniendo mis manos en sus hombros para que se tumbara de nuevo. Lo hizo a regañadientes, pero, lo hizo, que es lo importante.

-Connor, estoy bien, enserio. Pero de igual forma gracias por... ¿Tu preocupación?-Preguntó rara.
Negué con la cabeza, restándole importancia.

-¿Por qué eres así con tu vida Nayeli? -Pregunté con intriga debido a su comportamiento.

-Tú no sabes cómo es estar viviendo a servicio de un hombre asqueroso y cumplir sus deseos... -Comenzó mientras se abrazaba las piernas.-Esos... Malditos invasores me hacían de todo... Ya llegué a un punto en el que me sentía muerta en vida y dejé de apreciar mi vida... ¿Qué quieres que hiciese? ¿Que una niña peleara por su libertad cuando la podrían haber matado?-Dijo rabiosa mirándome fijamente a los ojos. Hubo algo que me llamó la atención de los suyos... Estaban cristalizados por las lágrimas.

-Yo perdí a mi familia... Mi madre murió cuando era pequeño... Prometí ser fuerte y no lo pude ser... No pude salvarla... Quemaron mi pueblo y falleció, separándose de mi vida... Y por eso decidí luchar, Nayeli, para evitar estas cosas, para evitar que gente inocente muera cuando no se lo merece.-Dije intentando calmarla mientras secaba sus lágrimas con mi pulgar al momento en que comenzaron a recorrer sus mejillas.

Pero repentina y bruscamente, Nayeli apartó de un manotazo mi mano de su rostro con pavor en sus ojos.

-Nayeli... Por favor, no te asustes, no pienso hacerte daño, ya te lo he dicho.-Intenté calmarla.

-¡Déjame! ¡No me toques! -Chilló agónicamente mientras se levantaba de la cama, lo cual fue una muy mala idea ya que al quedar en pie un fuerte dolor la asaltó haciéndole caer de rodillas aferrándose el costado con ambas manos.

-¡Nayeli!-Exclamé poniéndome a su altura para cogerla en brazos y llevarla de nuevo a la cama.-No vuelvas a hacer eso... Por favor... -Supliqué preocupado.

¿Qué me pasaba? A ver, ya dije que ella me parecía... ¿Mona? ¿Por qué me costaba tanto decirlo? Y más aún, reconocerlo. Resultaba evidente el atractivo de Nayeli, pocas veces te cruzas a una nativa con los ojos azules y el pelo negro como el carbón, poquísimas.

-Connor, ¿Qué tanto miras?-Dijo Nayeli con algo de miedo en la voz. ¡Me había quedado mirándola como un idiota!
Aparté la mirada bruscamente sintiendo un calor extraño en el rostro. ¿Qué me pasaba? De verdad, no me entiendo ni yo, jamás había sentido algo parecido...
En ese momento unos golpes en la puerta me sacaron de aquel apuro.

-Adelante.-Dije, seguro que Aquiles venía a revisar a Nayeli.

Nayeli se me quedó mirando con cara de no entender la situación, y es que, era normal. Ella no conocía a Aquiles.
-Buenos días, jovencitos.-Saludó mi padre.

Sí, a pesar de no tener su sangre, yo consideraba a Aquiles mi padre por lo mucho que hizo por mí y además le quería como a uno.

-Buenos días.-Saludé.