Capítulo 18

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The Rests Of Her Soul

Capítulo 18

Los días siguientes a ese pasaron volando y, para cuando me quise dar cuenta, la primavera había llegado a Boston y la herida de Connor estaba perfectamente curada. Además, nuestra relación se consolidó bastante en ese tiempo, así que Connor y yo estábamos más unidos que nunca.

Gracias a esta unión Connor me contó muchas cosas acerca de su "trabajo", por llamarlo de alguna manera, y también acerca de su familia, la cual se me hacía muy peculiar : su abuelo, Edward Kenway, era un pirata inglés que vino a las Indias en busca de riquezas y demás. Debido a sus ansias de dinero, se convirtió en Assassin. Del matrimonio de Edward nació Haytham, que, para la desgracia de su padre, se convirtió en miembro de la Orden Templaria.

Por último, pero no menos importante, estaba Connor, quién había nacido de la unión de Haytham con una mujer nativa. Desgraciadamente, la madre de Connor estaba muerta, cosa que ya sabía.

La verdad es que me parecía increíble que un Assassin tuviera un hijo Templario, pero oye, en esta vida todo puede pasar, y cada uno tiene su manera de pensar y de ver el mundo. Era como el caso de Adahy, pero mejor no hablemos mucho de ese cerdo.

-¡Mira Connor, las flores han florecido!-Exclamé agachada mirando las hermosas flores del jardín de la Hacienda.

-Son bonitas, pero no más que tú.-Me dijo, consiguiendo que me derritiera allí mismo.

-Connor...-Susurré mirándole embelesada por sus palabras.

Acto seguido me levanté y me tiré a sus brazos mientras le plantaba un inocente beso en los labios.

-Te quiero.-Dije sobre sus labios, Connor me estrechó con fuerza contra su pecho.

-Y yo a tí, pequeña, y yo a tí.

Después de aquella acaramelada escena me disculpé con Connor y fui al baño con mil pájaros en la cabeza, quienes, de golpe y sopetón, habían anidado en mi cabeza.

Comencé a sacar cuentas del tiempo y me di cuenta de que todavía no me había bajado el período. Comencé a preocuparme, ¡no podía ser!

La sensación de felicidad que había en mi cuerpo se desvaneció de golpe, dejando paso al miedo y la inseguridad, ¿cómo se lo diría a Connor? ¿Qué haría con aquella criatura?

Comencé a llorar fuertemente hasta que unos golpes en la puerta me sobresaltaron.

-Nayeli cariño, ¿estás bien?-Era Connor, me puse pálida, tenía que encontrar una excusa cuanto antes.

-Sí.-Respondí intentando controlar el tembleque de mi voz.-Ya salgo.

Acto seguido cogí algo de papel, me limpié las lágrimas de la mejor manera que pude, respiré hondo y salí con la mejor de mis sonrisas.

-¿Todo bien pequeña?-Preguntó mirándome fijamente, asentí con la cabeza.

-Estaba un poco mareada, nada más.-Respondí con voz calmada, tantos años de esclavitud habían dado sus frutos a la hora de fingir emociones. Sonaba triste, pero era totalmente cierto.

Connor asintió, pero había algo en él que no me terminaba de convencer de que mi respuesta le hubiera parecido verdadera.

-Tengo que irme, ¿vale?-Me dijo con una sonrisa.-Ya sabes...

-Ten cuidado, y si necesitas algo, avisa a Aquiles.-Terminé la frase por él.-Lo sé cariño, tranquilo.

Connor soltó una risilla negando con la cabeza, este tipo de cosas mías le gustaban mucho.

Finalmente nos dimos un pico y Connor salió de la Hacienda con rumbo al corazón de Boston. Me quedé en la puerta mirando su partida, rezando porque todo le fuera bien.

Cuando mi amado desapareció de mi campo de visión me metí en la Hacienda con un suspiro, subí las escaleras tras avisar a Aquiles que estaría en mi habitación y me tiré en la cama en cuanto entré en la estancia, dándole vueltas a lo de la pequeña vida que crecía dentro de mí.

Comencé a llorar de nuevo a los pocos minutos, ¿por qué todo me pasaba a mí? ¿Por qué mi vida tenía que terminar siendo desdichada?

-Supongo que soy de esa gente que, en vez de nacer con estrella, nace estrellada...-Susurré mirando hacia la ventana con las lágrimas sin dejar de resbalar por mis mejillas.

Las horas se pasaron de manera lenta, y yo no dejaba de pensar en qué haría. Finalmente llegué a la conclusión de que el primer paso era informar a Connor acerca de mi condición en esos momentos y, después de eso, decidir juntos qué hacer.

Mantendría a Aquiles al margen todo el tiempo que pudiera, él era ya mayor para ese tipos de disgustos. Y para ello tenía que hablar del tema con Connor a solas. Lo sé, resultaba obvio, pero quería aclararlo.

El mediodía llegó, y yo estaba hecha un manojo de nervios. Me levanté de la cama sin ganas y, con un suspiro, bajé a la cocina para preparar la comida.

***

Unas manos se posaron en mi cintura, sacándome de mi mundo interior, en el cual me había sumergido mientras cocinaba. Giré mi cabeza y me encontré con el rostro de Connor, me quedé helada unos instantes, mas rápidamente me recompuse y tragué saliva.

-¿Todo bien en Boston?-Pregunté centrando mi atención en la sartén.

-Todo como siempre, cariño.-Respondió dejando un beso en mi mejilla.-¿Y tú? ¿Todo bien? Te noto un poco rara cielo.

-Serán imaginaciones tuyas, grandullón. Yo me siento como siempre.-Mentí encogiéndome de hombros pero cagada por dentro, Connor no era tonto, y eso era más que obvio. Además volvemos al tema de su sexto sentido.

-Bueno mi vida, si tú lo dices, supongo que será cierto.-Suspiró alejándose de mí para ir a llamar a Aquiles.

Una vez me quedé sola en la cocina solté el aire que estaba conteniendo. No me sentía con la valentía suficiente como para decirle a Connor acerca de mi estado, pero tenía que hacerlo.

The Rests Of Her Soul ~Connor Kenway X Oc~Where stories live. Discover now