The Rests Of Her Soul ~Connor Kenway X Oc~

Capítulo 15

The Rests Of Her Soul

Capítulo 15

Nayeli's POV

No podía creer que aquello estuviera pasando, de nuevo, la historia se había repetido. Finalmente, resulté brutalmente violada. ¿Algún día terminaría todo ese sufrimiento? Ya no me sentía como yo misma, y la verdad es que ya no volvería a ser yo después de aquel trago. Nada me había dejado tanta huella nunca. Pensaba que ser violada era malo, pero había algo mucho peor que aquello, y era ser violada delante de la persona que amabas.

Me sentía mal. Me sentía mal yo misma, pero sobretodo me sentía mal por Connor. Él no merecía haber visto eso. Él no merecía verme sufrir, no después de perder a su madre a manos de los invasores, presa de las llamas que ellos trajeron consigo. Me sentía sucia y sin vida pero, tras notar que Adahy se levantaba de encima mía apresurado y escuchar la silla de Connor hacerse añicos, levanté la vista, encontrándome con una imagen esperanzadora :

Connor se hallaba de pie cogiendo sus armas de la mesa en la que Adahy las había colocado. Reí internamente, Adahy era un idiota al pensar que Connor no se soltaría nunca. Además de un estúpido confiado.

Apresuradamente, Adahy cogió un revólver de su pantalón y se acercó a Connor, apuntándole con el cañón bajo su atenta mirada.

-Muere, Assassin.-Dijo Adahy riendo tirando del gatillo.

-¡Connor!-Grité con las pocas fuerzas que me quedaban a la vez que el disparo resonaba por toda la estancia.

Estaba cegada por el humo que había provocado el disparo, y lo único que corrompió el silencio sepulcral de la sala fue el ruido sordo de un cuerpo cayendo al suelo. Comencé a llorar, pensando lo peor. No podía ser, Connor no podía estar muerto.

Tras unos agónicos instantes, alguien me puso una túnica por encima para tapar mi desnudez y me levantó del suelo. Comencé a gritar que me soltara, seguro que era el hijo de puta de Adahy.

-Nayeli, tranquila.-Me susurró aquella querida voz.-Todo ha terminado, ese cabrón no volverá a molestar.

-¡Connor!-Exclamé llorando mientras salíamos del sótano al tiempo en que la humareda se disipaba.-¡Estás bien! ¡Estamos a salvo!

-Sí, y ahora vamos a salir de aquí.-Me dijo tras dejar un beso en la herida de mi frente.-Juntos.-Dijo finalmente.

Connor me llevó a la que era mi habitación, me dejó en la cama y comenzó a coger ropa del armario, metiéndola en una bolsa de viaje que había debajo de la cama. Quería ayudarle, pero mis articulaciones aún dolían por los golpes de Adahy, así que lo único que pude hacer fue decirle dónde estaban las prendas que no encontraba.

Finalmente Connor terminó de guardar mis cosas, se echó la bolsa al hombro y me cogió en brazos de nuevo no sin antes abrocharme bien la túnica para que no se me viera nada.

-¿Lista para regresar a Boston?-Preguntó antes de salir de la casa. Fue entonces que recordé que aún llevaba el colgante que ese bastardo me había regalado.

-Sólo una cosa más : ¿puedes quitarme el collar y tirarlo por aquí? El cerdo de Adahy me lo regaló, y no quiero llevarlo puesto.-Pedí mientras estiraba el cuello.

-Claro, pero espera a que lleguemos con los caballos, ¿vale?-Asentí y Connor corrió hacia los establos.

Connor saludó a los caballos dándoles algo de heno para comer, me subió en su caballo cuidadosamente y luego se subió detrás de mí, agarrando las riendas de Spirit en una mano y las de su caballo en la otra.

Emprendimos la marcha hacia Boston en ese mismo instante y, cuando cayó la noche, paramos en un lugar "seguro" en el espeso bosque. Para ese momento mis articulaciones ya no se resentían tanto, así que bajé yo solita del caballo, cogí ropa de la bolsa y me fui detrás de un árbol para cambiarme, fuera del campo de visión del Assassin. Una vez lista, volví junto con Connor con su túnica aún puesta, la verdad es que hacía frío, y entre eso y que me gustaba mucho el olor que emanaba, no me la quería quitar.

-Connor... ¿Te importa si me la dejo puesta?-Pregunté encogiéndome dentro de la enorme prenda.

-Para nada, Nayeli. Hace frío y quiero que estés protegida.-Respondió amablemente.

-Gracias...-Susurré acercándome un poco más a la hoguera.

La verdad es que en todo el trayecto no había mediado palabra, me sentía feliz de haber salido de aquel suplicio pero a la vez me sentía hecha mierda. Como ya había dicho, me sentía vacía, como antes de conocer a Connor.

Después de un rato mirando fijamente cómo las lenguas de fuego danzaban, y cansada a más no poder, mi cuerpo cayó sobre Connor, quedando mi cabeza en su hombre. Finalmente, tras sentirme algo incómoda, caí sumida en un profundo sueño del que no quería despertar, más que nada porque lo necesitaba más que otra cosa.

A la mañana siguiente desperté por culpa de los rayos del Sol y tumbada en el pecho de Connor, del cual me levanté rápidamente por la vergüenza, despertando a Connor en el proceso.

-Buenos días, Nayeli.-Saludó con una sonrisa en el rostro.

-Buenos días, Connor.-Saludé de vuelta amablemente.

Fue entonces que recordé que no teníamos víveres para el viaje, ¿qué íbamos ha hacer? Como si me estuviera leyendo la mente, Connor me dijo que en las bolsas de su caballo había algo de comida que él mismo había cogido para su viaje a Nueva York, así que suspiré, más tranquila.

Tras tomar algo para desayunar, retomamos nuestro viaje, rumbo a Boston. La verdad es que, a pesar de lo triste y marchita que me sentía, tenía muchas ganas de volver a mi hogar. Porque sí, porque en Boston estaba mi hogar. Mi sitio era la Hacienda. Tenía muchas ganas de reencontrarme con Aquiles y con las amables gentes de Boston...