The Rests Of Her Soul ~Connor Kenway X Oc~

Capítulo 17

The Rests Of Her Soul

Capítulo 17

Después de aquella bonita escena que me deja en una nube de luz, color y esperanza, apagamos la hoguera y proseguimos con nuestra travesía hacia Boston, llegando a dicho lugar al día siguiente, más concretamente, al mediodía.

-¡Ya hemos vuelto Aquiles!-Exclamó Connor sonriente al entrar en la Hacienda. La verdad es que ese Connor me encantaba, así que deseé que se quedara en ese estado de ánimo para el resto de los tiempos.

Lo sé, era mucho pedir pero... ¿No era gratis pedir cosas?

-¡Bienvenido hijo! ¡Y bienvenida de nuevo, Nayeli!-Saludó Aquiles saliendo de la cocina.-Justo estaba haciendo la comida, ¿queréis ayudarme?-Comentó con una sonrisa.

-¡Por supuesto!-Respondí yo abrazando al hombre.-Aquiles, le debo una disculpa por irme de esa manera de la Hacienda, espero que me pueda perdonar.

-Tranquila Nayeli, no es necesario que te disculpes.-Me dijo amablemente, tranquilizándome.

-Bueno, de acuerdo.-Accedí, no muy convencida.

-No le des vueltas, ¿eh? Que te conozco.-Me dijo Connor al oído mientras caminábamos detrás de Aquiles hacia la cocina. Asentí, vaya que si Connor me conocía...

Finalmente, ayudamos a Aquiles a terminar de hacer la comida, pusimos la mesa y comimos mientras le contábamos a Aquiles lo acontecido en Nueva York, no creyendo él nuestras palabras en un principio.

A diferencia de mí, le resultaba normal que un nativo como nosotros perteneciera a la Orden de los Templarios, y más cuando Connor le explicó que poseía una mansión y que lo salvaron del arrase de su tribu. A fin de cuentas, Aquiles era también un Assassin, y, como Connor, tenía un sexto sentido para esas cosas.

Una vez que terminamos de comer, recogimos todo y Connor y yo subimos a nuestras habitaciones, pero, cuando él vio que iba a irme a la mía, me agarró de la muñeca y no me dejó ir.

-Cariño, iré a cambiarme, ¿vale? Ahora voy contigo.-Le dije sonriendo.

-De acuerdo.-Accedió sonriente mientras asentía.

Seguidamente me soltó la muñeca y fui a mi habitación, me quité la túnica de Connor y me puse una camisa y un pantalón que tenía para estar por casa. Una vez lista, fui a la habitación de Connor con su túnica en las manos, dejándola en el respaldo de la silla del escritorio.

Me giré entonces hacia la cama y vi a Connor curándose la herida del brazo, la cual no había mencionado en todo este tiempo, ¿verdad? Bueno, pues la herida era un corte profundo en el hombro, ocasionado por Adahy.

-Trae que te ayude.-Le dije quitándole el algodón y el alcohol de las manos.

-Nayeli cariño, no ha cicatrizado en estos días, hay que coser, llama a Aquiles.-Me sentía impotente por no poder ayudar en este momento. Me gustaría aprender a sanar...

-Vale.

Acto seguido me levanté de la cama y bajé en busca de Aquiles, quien estaba en el salón bebiendo algo de vino.

-Aquiles, necesitamos tu ayuda.-Le dije, el hombre me miró interrogante.

-¿Qué ocurre?-Preguntó.

-Es Connor, tiene una herida y necesita que le cosan.-Expliqué, Aquiles asintió y se levantó de su lugar.

Seguidamente Aquiles y yo subimos a la habitación de Connor y, bajo mi atenta mirada, cosió la herida de Connor.

-Imagino que, por tu atenta mirada, te gustaría ser doctora, ¿verdad?-Dijo Aquiles dando las últimas suturas a Connor, quién sudaba por el dolor pero no demostraba ni un ápice de éste.

-La verdad es que sí, Aquiles. Me gustaría poder ayudar a aquellos que necesitan atención médica.-Respondí sincera.

-Bueno, pues entonces creo que puedo darte unas cuantas clases intensivas en ese ámbito, y Connor viene que ni pintado para ser nuestro conejillo de indias.-Dijo riendo,

-Aquiles, yo no soy ningún conejillo de indias.-Replicó Connor mirando a Aquiles con el ceño fruncido.

-Es broma hijo, pero las curas te las hará ella, ¿vale?-Dijo Aquiles aún riendo.

-Eso ya sí que te lo paso.-Accedió finalmente Connor.

Tras decir aquello Aquiles terminó de coser a Connor y me indicó la mejor manera de limpiar las suturas con el algodón. Seguí sus indicaciones y, con ayuda de Aquiles, vendé a mi grandullón. Sí, empecé a llamar a Connor "mi grandullón" ya que me parecía gracioso ese mote debido a la diferencia de estatura y complexión que había entre nosotros.

-Bueno, ¿cómo te sientes grandullón?-Pregunté sonriente. Connor me miró interrogante por el mote.

-¿Grandullón?

-¿No te gusta ese mote?-Pregunté algo desanimada.

-No es que no me guste, Nayeli, es solo que no estoy acostumbrado a ese tipo de cosas. Nada más. No te preocupes.-Dijo acomodándose en la cama.-¿Quieres dormir?

En respuesta a su pregunta me tumbé a su lado, apoyando la cabeza en su pecho, justo encima de su corazón.

Muchas veces había soñado con estar así con mi amado y quedarme dormida en su pecho y, por fin, se estaba cumpliendo. Definitivamente, me sentía en una nube.