Cada uno se fue a su cuarto. Las habitaciones eran occidentales y constaban de dos grandes camas y preciosas vistas de Kioto. Cuando Natsu entro a su habitación sonrió con alegría. Su habitación era exactamente igual a la de sus compañeros, pero con la diferencia de que en la suya solo había una cama.
-¡Yosh! – Grito alegre - ¡No compartiré cama con ninguno de esos idiotas!
-¡¿A quién le dices idiota, pirómano?! – gritaron Gray y Gajeel.
Para desgracia de los tres, sus habitaciones quedaban una en frente de la otra.
-Yo digo lo que me da la gana. Además, yo solo tengo una cama. – sonrió arrogante.
-Mierda. – susurraron.
-Por lo que veo, vosotros dos compartiréis habitación. No hagáis cochinadas. – dijo para luego descojonarse de la risa.
Cuando ambos iban a golpearlo apareció Rossweisse.
-¿Ocurre algo chicos?
Los tres magos miraron a la ex-valquiria y vieron que estaba vestida con un chándal.
-"¿Cuándo se cambió de ropa?" – pensaron.
-Si. – Dijo energético Gray - ¿Por qué el cabeza carbón dormirá solo?
-Porque Rias-san la preparo especialmente para él.
Ante las palabras de la valkiria los dos pelinegros miraron de forma asesina al pelirrosa.
-Tengo que darle las gracias. – pensó en voz alta.
-Además, en esta habitación haremos las reuniones. – termino de explicar Ross.
-Po vale. – dijo Natsu alzando los hombros.
Entonces Ross se fue mientras murmuraba.
-¿Dónde se abra metido Azazel? – se preguntaba la ex valkiria.
-Oye, ¿Qué hacemos ahora? – pregunto Gajeel después de que Ross se fuera.
-Qué tal si vamos con las chicas. – sugirió Gray.
Los otros dos magos alzaron los hombros y se fueron a buscarlas. Después de encontrarlas decidieron a que se dedicarían. Después de salir del hotel y caminaron hasta Fushimi Inari.
-Mira ahí Irina. Esas tiendas tienen cosas interesantes. – le dijo Xenovia.
-Wa, todos esos zorros son muy lindos. – decía la castaña mientras miraba los peluches.
-Mirad eso chicas. – decía Levy mientras apuntaba a algo.
-Ala, que bonito. – decía Lissana.
Las chicas estaban a lo suyo mientras los chicos miraban curiosos, pero sin ponerse locos.
-Oi, chicos. – Los llamo Lucy – Sacadnos una foto.
Ante la petición de las chicas, estas le pasaron una cámara a cada uno. Esas cámaras tenían mucha mejor calidad de imagen que sus móviles. Cualquiera que conociera a los tres magos diría que iban a destrozar las cámaras, pero quien sabe porque no pasó nada de eso. El grupo de chicas posaban y sonreían a las cámaras con las puertas del templo de fondo. Cuando se acercaron un poco más para observar, vieron que a cada lado de la puerta había una escultura de un zorro que se asemejaba a un león de piedra.
-Estatuas de exorcismo. Normalmente tienen una presencia que repele a las presencias demoniacas. – explico Xenovia.
-Pero gracias a los pases podemos pasar sin problemas. – le dijo Lucy.