Mentiras

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Cuando ella estaba perdida, aburrida o estresada no necesitaba hacer nada mas que buscar a su mejor amigo.

Simplemente debía seguir la ruta a las casas de las hadas para toparse con él o bien podría ir al almacén de hada Gary para ver si podía permitirse el tiempo de distraerse junto a ella, pues era un hada muy divertida y responsable.

Pero había algo en lo que no le podía ayudar, había solamente una cosa en la que definitivamente no podía contar con su mejor amigo...inventar una máquina estiradora de algas para hacer canastos más flexibles.

Tink volvió a golpear un tornillo con su martillo esperando que alguna idea llegara a ella.

ㅡVamos martillo tonto, dame una buena ideaㅡmurmuró mientras seguía agitando el martillo de arriba hacia abajo.

ㅡBellabell es más probable que rompas la mesa a que el martillo te dé alguna idea. ¿Por qué no sales a inspirarte? recuerda que eso de tomar objetos perdidos y hacer cosas maravillosas es lo que mejor te saleㅡsugirió Boobles mientras seguía tejiendo un canasto con hojas muy gruesas.

ㅡ¡Tienes razón!ㅡexclamó Tinkerbell mientras lanzaba el martillo a la mesa y se dirigía rápidamente hacia el exterior del taller, pero en cuanto puso sus alas fuera regresó de la misma formaㅡGraciasㅡdijo y nuevamente retomó su camino.

El trayecto del taller hacia la orilla de la playa era -normalmente- algo largo y cansado, pero el hecho de tener un pretexto para salir hacían que el hada no sintiera cansancio ni pesar para cruzar medio bosque.

ㅡMuy bien cosas perdidas, prepárense para ser encontradas por Tinkㅡel hada voló hacia el primer objeto que llamó su atención, pero decidió dejarlo en su lugar al ver que era solamente un resorte.

Su búsqueda siguió sin dar frutos, pues al parecer a los hombres de tierra firme tampoco se les perdían cosas muy creativas.

ㅡEstá bien, creo que puedo ir a casa a revisar mis cosas perdidasㅡdijo para sí misma mientras regresaba caminando en medio de las hierbas que anunciaban su regreso a casa.

ㅡ¡Tink!, ¿Qué haces fuera del taller?ㅡdijo Terence mientras descendía a su lado.ㅡPasé a entregarte tu ración de polvillo pero Boobles me dijo que estabas buscando cosas perdidas.

ㅡHabía olvidado el polvillo, disculpa, es solo que tengo que hacer un estirador de algas y, para variar, no tengo idea de cómo hacerlo.

ㅡNo te estreses Tink, ya verás que algo bueno se te ocurrirá...si quieres puedo ir más tarde para ayudarte en tu proyectoㅡse ofreció el guardián del polvillo mientras acariciaba nerviosamente el bolso de entregas que colgaba sobre su costado.

ㅡEso sería genial...solamente si no vuelve a pasar algo como lo del cetro.

ㅡEso fue hace nueve estaciones Tink, deja de sacar el tema cada vez que tienes oportunidadㅡse dio la vuelta para despedirse de Tinkerbell con un ademán mientras volaba de regreso a la civilización.

Al estar frente a su casa abrió la puerta y corrió a buscar el cofre de cáscara de nuez donde guardaba las cosas perdidas que no le habían sido útiles en sus proyectos anteriores.

Comenzó a lanzar tornillos, tuercas, monedas y engranes hasta que encontró una liga que había sido utilizada para sostener el cabello de alguien, un carrete de hilo sin hilo, y unos engranes; ahora solamente necesitaba sus herramientas, un par de hojas en blanco y un lápiz para poder trazar su ingenioso diseño.

Ella estaba tan concentrada en su trabajo que no escuchó cuando alguien estaba tocando su puerta, y al Terence sentirse ignorado decidió pasar sin el consentimiento de Tink.

Pide un deseo 《terminada》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora