Amor

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Tinkerbell no comprendía nada de lo que le había dicho Terence.

ㅡTerence, ¿de dónde sacaste eso?ㅡpreguntó aún sin darle crédito a lo que su amigo le estaba diciendo.

El chico seguía sosteniendo en sus manos la hoja de plátano y aun así tampoco podía entender qué fue lo que Tinkerbell se empeñó en plasmar.

ㅡTú lo escribiste, estabas redactando rápidamente y de repente ya no recordabas esto. Es como si hubiésemos perdido la memoriaㅡdedujo Terence.

ㅡNo tengo idea de nada, estoy muy confundidaㅡTinkerbell revoloteó hasta que llegó encima de las copas de los árboles, así podría encontrar la salida de aquel lugar.

Alguien que también estaba buscando la salida era Darla, ella quería salir de todo eso, tenía tantas ganas de cerrar ese capítulo de su vida.

ㅡTim, hay que regresar a casa. Tenemos que ver si ellos ya regresaronㅡsugirió Darla y los tres dieron la vuelta para regresar a su casa, sin embrago Rosetta los interceptó después de buscarlos tanto.

ㅡEllos no están. Se han idoㅡjadeó la pobre hada mientras recuperaba el aliento para seguir hablandoㅡ, ellos regresaron a Nunca Jamás después de que la roca brilló.

Rosetta no dijo nada más y se fue volando lo más rápido que pudo hasta llegar a la casa de aquella extraña familia.

Todos la siguieron corriendo, sin embargo no pudieron igualarle el paso, cosa que le causó algo de gracia a Darla, pues de seguir siendo un hada de vuelo veloz, podría alcanzarla fácilmente.

ㅡAdalyn, necesito que subas a la habitación de Terence y Tink para buscar la piedraㅡordenó Timothy, provocando que la chica le pusiera mala cara.

ㅡEntiendo que le tomes mucha importancia a esto pero te recuerdo que tú no me mandasㅡrespondió Ada sumamente irritada.

ㅡBasta chicos, lo que menos necesitamos es que se peleen por estas cosas. Ya tenemos suficiente con este enorme problema entre dos mundos diferentesㅡsentenció Darla antes de entrar a la casa y escuchar tranquilamente lo que les había pasado a esos dos. O por lo menos escucharía la versión del hada de las flores.

Rosetta guió a todos hasta el lugar de los hechos, advirtiéndoles que la piedra había regresado junto con ellos, lo que daba por concluida su estancia en Tierra Firme.

ㅡEllos estaban derramando miel en ese momento, los chicos se tomaron de las manos y en ese momento uno de los dos dijo "la verdad es que me gustas"ㅡmurmuró Rosetta mientras actuaba tal y como ella había visto todoㅡ, y el otro respondió "también me gustas", entonces no pude evitar acercarme a ellos esperando a ver el ansiado beso.

ㅡEllos...ellos ¿se besaron?ㅡtitubeó Darla, pues creía fielmente que ellos dos no pasarían de ser mejores amigos.

ㅡComo les decíaㅡtomó la palabra Rosettaㅡ, volé por encima de ellos para ver el beso y la piedra comenzó a brillar intensamente, tanto que quemó mis manos y solté la piedra entre ellos. La luz los rodeó y desaparecieron sin siquiera darse ese besoㅡse lamentó el hada, sin embargo Darla era la única que podía escucharla, pues los otros dos solamente oían como si el césped crecido fuera movido por el viento.

ㅡSi ellos regresaron entonces no recordarán nada de lo que vivieron aquí, ustedes deben ayudarlos a regresar. La clave es que vuelvan a mostrar algo de afecto frente a la rocaㅡdescifró Darla mientras iba hablando atropelladamente.

Rosetta no dudó en salir volando por la ventana en dirección al campamento de las hadas pues, de alguna forma y sin importar la hora, ellos deberían enterarse para ir de regreso a casa.

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